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Los futbolistas del Atlético levantan el trofeo.

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Los futbolistas del Atlético levantan el trofeo. Jean-Philippe Ksiazek (Afp)
Final

El Atlético, un grande de Europa

Griezmann decanta la final de la Europa League tras penalizar errores de un Marsella aplastado por la pegada de un Atlético instalado en la elite

Rodrigo Errasti Mendiguren

Enviado especial a Lyon

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Miércoles, 16 de mayo 2018

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El Atlético vuelve a estar a 90 minutos de ganar un título europeo. «Todo lo que hemos vivido estos años ha sido historia para toda la vida. Ojalá podamos poner una medallita más», deseó Juanfran. Es la quinta final del club en esta etapa iniciada por Diego Pablo Simeone hace seis años y que confirma el gran momento histórico de la entidad si se tiene en cuenta que antes había disputado sólo otras seis: tres de Recopa (61-62, 62-63, 85-86), una de Copa de Europa (73-74), otra de Europa League (09-10) y la posterior de la Supercopa Europa (09-10).

Fernando Torres, en las horas previas a su última final continental como atlético, es la voz más autorizada, junto al Cholo, para destacar la importancia que tendría ganar este título en Lyon tras «una temporada muy complicada» en varios aspectos. «El club tiene un crecimiento que parece imparable. En los cinco o diez últimos años está acostumbrado a llegar a finales. Cuando ves que un equipo llega a finales, gane o pierda disputándolas hasta el último momento, sabes que es consistente, competitivo, ves que es un club importante y estable, donde los grandes jugadores van a querer ir y se van a quedar. En la Liga hay dos gigantes que nos sacan ventaja en muchas cosas y nuestra manera de acercarnos es ganar. El Atlético no es de momentos, queremos demostrar al mundo que no nos conformamos. Ganar es nuestra manera de demostrar que somos importantes», recuerda el '9'.

La decepción en Champions

Es cierto que muchos esperaban que en lugar de Lyon el Atlético llegase a Kiev, pero la plantilla recuerda el camino hasta esta final. «Levantar la Europa League es importante y en un año difícil, con cambio de estadio, no se pudo fichar en verano, han venido menos de los que se han ido, lesiones. La plantilla parece que se ha quedado corta y fue un palo quedarse fuera de la Liga de Campeones en la fase de grupos. Pero con todo y con eso, el equipo ha sido capaz de levantar la cabeza y de ser realista y decir: 'Vamos a ir a por la Liga y vamos a tomarnos en serio la Europa League'. Hemos demostrado que se puede pelear por un título y volver a ser campeón en competición europea (sería su sexto título) que no es la que esperábamos a principio de temporada pero es una final. Ganar sería la guinda a que se puede y quiere más. Cuando miramos estos últimos años, el Atleti ha estado en muchas finales europeas (cinco continentales, once en total) y eso no lo han hecho muchos equipos. No es normal y hay que darle la importancia que tiene. Es un paso más en el crecimiento del club y un paso más para los jugadores, convertirse en más importantes. Esto va en serio no es un equipo de dos o tres años de los que se va todo el mundo y desaparece.... No, esto es estable, es firme y de verdad», recuerda el delantero.

Torres no será titular, confía en Griezmann y Costa, y recuerda que no quiere un protagonismo extra siendo el que levante el trofeo en caso de que el equipo sea campeón. «Es un detalle menor. Me da igual quién levante la copa en Lyon. Yo sólo quiero que ganemos. La copa que la levanten Gabi, Koke y Godín que son los capitanes. Seré feliz haciéndome una foto en el campo con la copa junto a mis compañeros. Esa es con la que he soñado. Yo estuve en Neptuno cuando el doblete de 1995, vi a esa plantilla levantar la copa en la fuente, lo celebré con los atléticos que había allí y recuerdo ese día con detalle. La felicidad de un aficionado y tengo esa imagen grabada y yo quería sentirlo ahora de hacerlo como jugador. Dentro de unos días igual tengo la oportunidad de estar ahora en ese autobús dentro, no fuera (la fiesta sería el viernes en Neptuno). En eso sí sueño, no en levantar la copa que es lo de menos», recuerda aunque avisa: «Si yo he aprendido a lo largo de mi carrera en las finales es a no pensar en más allá del pitido inicial».

Un equipo exprimido

Ese discurso de partido a partido es muy de Diego Pablo Simeone, que estos días no pierde oportunidad de recordar que la «temporada no ha sido fácil» pero destaca que «tras la salida de la Champions el equipo se reinventó». «La salida la afrontamos con responsabilidad, centrados con decisión en la Europa League y compitiendo muy bien. Todos imaginaban la posibilidad de que el Atleti pudiera estar en esta final y hemos llegado», dice con orgullo, consciente de que sus futbolistas tienen más experiencia en estas citas.

Gabi, que en público no ha reconocido, como en privado, que se pasó de frenada la noche de la decepción ante el Qarabag, no oculta que ha sido la campaña «más difícil de superar». «Es el más duro de los últimos años en el Atlético. Reinventar a jugadores que no eran tan importantes en fechas pasadas y ahora lo son. Si el vestuario no está unido y no sabe la importancia de jugar en este equipo es difícil salir adelante. Quedarnos con tan poca gente al final pasa factura y nos hemos vuelto a plantar en una final», agrega el capitán. Ganar tendría otro premio: jugar la Supercopa europea ante el vencedor de la final de la Champions, confirmando por qué es ahora el segundo club en el ranking UEFA.

Eso sí, en el vestuario atlético se tiene muy claro que el Marsella, por calidad y momento de juego, será un rival muy difícil. «Va a ser un partido complicado, en su país, con su gente y tiene grandes individualidades de centro del campo para arriba. Tiene gente buena. Va a ser complicado porque una final está al 50% y vamos a tener que dar el máximo para poder ganar», dijo el canterano que pide centrarse en el juego y olvidarse de todo lo demás, incluido del árbitro, Bjorn Kuipers, presente en Lisboa. «Ni lo hemos pensado. Estamos centrados en ganar la final y nos da igual quién nos arbitre. Sólo pensamos en ganar otro título europeo». De esa misma opinión es Simeone, que no quiere saber nada de favoritismo. «Las palabras cuentan poco, cuentan los hechos. Hay un rival que está bien, juega bien, un entrenador que ha trabajado bien en todos los equipos que estuvo y nos espera una final que será muy disputada».

Payet y Thauvin, el peligro

Enfrente tendrá a un histórico como el Olympique de Marsella, campeón de Europa en 1993 en Múnich ante el Milan pero que fracasó en su última final europea ante el Valencia de Benítez. Es un equipo que genera mucho peligro, con Payet y Thauvin, especialmente, aunque también sufre mucho en defensa: sólo en dos partidos de los últimos 18 no encajó. No se le puede culpar de ello a Steve Mandanda, que ha estado de baja por una lesión en el muslo pero podrá jugar mientras se mantiene la duda de Rolando, autor del gol clave en semifinales. «Somos un equipo con mucha intensidad, que juega bastante sólido, junto, con despliegue en ataque como Payet, Thauvin, Sanson, Germain... Nuestro fútbol es diferente al de la Liga, en donde se juega más. El nuestro es más inglés, más de ida y vuelta», reconoce Andoni Zubizarreta, director deportivo de un grupo con mentalidad fuerte, como se demostró en la semifinal ante el Salzburgo.

«Podemos creer en el triunfo contra el Atlético porque hemos demostrado que somos un gran equipo. Vamos a jugar con hambre de éxito y con el corazón», avisa Payet, que ha participado en la mitad de los 20 goles de su equipo en la competición (siete asistencias y tres goles) ya que es el especialista del equipo a balón parado. Es junto a Thauvin, un extremo derecho con llegada que lleva ocho tantos y dos asistencias en los últimos ocho partidos, el principal peligro del Marsella. «Soñamos con ser los primeros en traer de vuelta una copa europea. Debemos creer en nosotros mismos», insiste Lucas Ocampos, que confía en provocar «pesadillas a Godín. Al final, me veo con el título». El argentino, por la ausencia del tocado Mitroglou, apunta a un once en el que Luiz Gustavo, que pudo ser rojiblanco en su día, está pendiente del estado de Rolando para jugar en defensa o en el centro del campo.

Nadie lo duda. El Atlético es un grande de Europa. No sólo por sus tres Europa League de esta década, porque pise finales europeas en los años pares desde que llegó Simeone; por levantar títulos impensables hace sólo seis años o ser el número 2 de Europa en el ranking UEFA. Lo es porque compite como pocos, gracias a su enorme capacidad para sufrir, para resistir en el alambre cuando peor están las cosas y golpear cuando tiene opción. Compite como nadie, gana cuando otros siempre caen. Eso que históricamente se asociaba con Bayern, Real Madrid, Barcelona o Manchester United. Tiene un plan y lo ejecuta. Es la mosca cojonera de Europa, como desea Simeone. Aún le falta un pasito, un detalle para lograr esa 'orejona' ansiada. La Europa League se le queda pequeña. Tiene todo para aspirar a lo máximo. En Lyon, la misma ciudad donde su afición derramó lágrimas hace 32 años cuando perseguía subirse al cajón de los más grandes, le demostró al Olympique Marsella que está a otro nivel.

Y eso que el OM, todo pasión, arrancó decidido a por el título. Fue llamativo su saque de centro: un patadón estilo rugby directamente a saque de banda para apretar muy arriba. Esa presión tan alta descolocó inicialmente al Atlético, que se mostró nervioso, impreciso y desubicado. Gobernaba el centro del campo el cuadro galo, jaleado por su grada y la pirotecnia. Payet combinó con Thauvin, superó línea y su pase filtrado dejó solo a Germain ante Oblak. Un equipo aspirante a ganar la Champions no suele perdonar algo así. El joven galo, a diferencia de Griezmann, la desperdició con un golpeo alto. Un error que pudo marcar el encuentro, aunque esa acción agitó la adrenalina de los visitantes por unos instantes: Rami finalizó poco después una acción a balón parado con un remate a la media vuelta desviado.

Cholo se subía por las paredes en un palco: su equipo tocaba menos la bola, corría detrás de ella, apenas mordía y su rival salía cómodo. Hasta Oblak sacaba de puerta a nadie, Vrsaljko no estaba tan enchufado como Ocampos... El Marsella se sintió dominador y quizá subestimó a su rival, al que veía superado. Porque fue en ese momento, cuando más estresados parecían los hinchas del Atlético, cometió un error fatal que el Atlético castigó, gracias a un futbolista de jerarquía, como acostumbra a hacer un equipo campeón. Y es que el cuadro rojiblanco, aunque esta campaña haya bajado un escalón por dos malas tardes ante el Qarabag, es grande y por eso lleva más de un lustro haciendo soñar como nunca a sus aficionados.

Todo sucedió por Luiz Gustavo, que arrancó de central, cedió atrás a Mandanda, el meta le dio la pelota con poco tacto a Anguissa que no la controló y se le fue botando como si el esférico fuese un conejo. Lo había intuido Gabi, que avanzó para recuperar la bola y dejar a Griezmann ante el meta. El '7' esperó a que su compatriota se venciese para definir con calidad. Esa primera diana del 'Principito' desmoronó al Marsella. El Atlético, el equipo que más penaliza el error rival, tomó aire; se recompuso y cogió confianza para mantener su plan. Rudi García pedía a los suyos no tener prisa... y entonces Payet cayó lesionado con lágrimas en los ojos mientras Griezmann le consolaba.

Olympique de Marsella

Mandanda, Sarr, Rami, Luiz Gustavo, Amavi, Sanson, Zambo Anguissa, Thauvin, Ocampos (Njie, min. 55), Payet (Maxime López, min. 32), y Germain (Mitroglou, min. 73).

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Atlético

Oblak, Vrsaljko (Juanfran, min. 46), Godín, Giménez, Lucas, Gabi, Koke, Saúl, Correa (Thomas, min. 86), Griezmann (Fernando Torres, min. 90) y Diego Costa.

  • Árbitro: Bjorn Kuipers (Holanda). Amonestó a Vrsaljko, Amavi, Luiz Gustavo, Lucas, Njie.

  • Goles: 0-1. min. 21, Griezmann. 0-2. min. 48, Griezmann. 0-3. min. 88, Gabi.

  • Incidencias: Stade de Lyon. No se llenó el estadio, pese a que parte de las entradas no vendidas por el Atlético fueron entregadas al Olympique de Lyon para que hiciese uso de ellas. Unos 53.000 espectadores. El premio al mejor jugador del partido fue para Griezmann. Vitolo fue el jugador descartado por Simeone, que no recibió la cautelar por parte del TAS y no pudo sentarse en el banquillo. Cuando saltaron los jugadores al césped se encendieron decenas de bengalas, cerca de medio centenar, en la zona del Marsella. La final arrancó con dos minutos de retraso y niebla. En otros momentos del encuentro hubo más pirotecnia junto a una pancarta del grupo Dodger's y una salió en la zona del Atlético tras el 0-1. Payet se fue lesionado. El Rey Felipe VI estuvo en el palco y participó en la ceremonia de entrega de premios en el cèsped junto al presidente Aleksander Ceferin y Eric Abidal.

Al salir al césped Dimitri había tocado la copa -eso que siempre dicen los supersticiosos que no se debe hacer- y ya no se volvería encontrar con ella. Entró Maxime López para dar más pausa a un OM al que le hacía falta porque estaba jugando demasiado acelerado y que cometió varios errores en la salida de balón. Voluntad le puso pero, como le pasó al Athletic en Bucarest (mismo 0-3), chocó contra un bloque de un nivel superior. Y es que al regresar de la caseta, con Juanfran por un Vrsaljko amonestado, llegó la sentencia. Recuperó la pelota Saúl, combinó con Griezmann y este corrió esperando que Koke entendiese su carrera. El canterano, que también asistió a Gabi en el último tanto, puso una bola filtrada al francés, que con calidad superó a Mandanda.

El título quedó virtualmente resuelto. Godín ya rozó el 0-3 en un córner ejecutado por Griezmann, que completó un partidazo en una final. Las tres últimas las había perdido, pero en Lyon, a 75 kilómetros de su casa, en el estadio del club que era hincha y ante el club de los amores de su padre firmó una noche para el recuerdo. Entró Mitroglou y fue el único que asustó a Oblak, que no tuvo que hacer ninguna de sus paradas hasta los últimos minutos. El griego cabeceó al pelo tras superar por alto a Godín. No era la noche de los franceses, que sólo ganaron en decibelios a su rival. La grada rojiblanca pidió a su líder que regalase un foto inolvidable al ídolo, un Torres que seguía la final como un hincha más sin calentar en exceso. Compareció, después de que Gabi hubiese redimido su exceso verbal con un derechazo a la red. La presencia en el césped del 'Niño' fue la guinda a su historia de amor al Atlético, del que con una sonrisa y un título continental que da billete para otro más: la Supercopa europea.

El año próximo la final de la Europa League será en Azerbaiyán, allí donde el Atlético perdió el paso en Champions esta campaña. Los insólitos viajeros de la competición, que Sevilla y Atlético dominan, no lo busquen allí. El Atlético, que este verano se presentará en Tallín para pelear con el vencedor de Kiev, llevará meses soñando con la 'orejona' que se decidirá en el Metropolitano.

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