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Una exposición en Murcia, en la sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés, servirá para homenajear a un murciano excepcional: Joaquín García Abellán, conocido ... en todos los círculos sociales y culturales como 'Chipola'. 'Chipola, el artista molinense comprometido' es el título de la muestra, coordinada por el acuarelista y dibujante Zacarías Cerezo, cuya inauguración tendrá lugar el lunes 5 de mayo, a las 19.30 horas, en el mismo espacio donde Chipola realizó su última exposición.
El 14 de mayo, en la misma sala, habrá una mesa redonda con intervenciones de Pedro Manzano, historiador del arte y diseñador; Ángel Montiel, periodista; y Domingo Pérez, compañero de militancia en la HOAC y en Contraplano.
Esta iniciativa recupera a un profesional «querido y admirado», señala Cerezo, fallecido a los 73 años en 2024. «He estado con Irene, su esposa, en el estudio, con objeto de elegir cuadros para esta exposición. Todo está tal como él lo dejó. A Irene le cuesta entrar a este espacio tan entrañable, donde la impronta del pintor ha quedado, porque la emoción le sacude el alma. Sus dibujos y pinturas, sus músicos y demonios, los niños jugando, las madres amamantando... todo el universo humano de su enorme mente creativa es lo que habita cada rincón del estudio».
De ese espacio han rescatado para la muestra una selección de obras que responden a aspectos relevantes que definen a Chipola: el artista, desde la viñeta a la pintura de caballete; su aportación desde Contraplano al panorama del diseño publicitario regional, que revolucionó; y, por otra parte, su compromiso desde la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), con todas las causas sociales en las que fue parte activa y reivindicativa en favor de los desfavorecidos.
Según el académico Pedro Manzano, «Joaquín García Abellán era más que un ilustrador o un creativo publicitario; representa una manera de concebir la comunicación pública, con un estilo personal muy determinante y significativo. Quizá por todo esto es por lo que Chipola tiene ese preferente lugar en nuestra memoria».
Cerezo recuerda los años en que conoció a Chipola: «Conocí a Joaquín en los años 80, coincidiendo en la redacción del diario LA VERDAD, cuando él publicaba su tira de 'La familia Chipola' y yo una viñeta sobre las noticias del día. Eran buenos tiempos para los dibujantes, al reservar los periódicos y revistas espacio en sus páginas para la sátira dibujada. Usábamos el humor a modo de análisis y de denuncia de los problemas que surgían a diario en aquella sociedad que estaba en primero de democracia: eran tiempos de grandes humoristas, como Chumy Chúmez, El Roto, Mingote, Forges y tantos otros maravillosos locos que aguijoneaban la opinión pública con sus ocurrencias».
Cerezo define a Chipola como «un comprometido militante, siempre fiel a sus ideales: una sociedad justa e igualitaria» y recuerda que utilizó el rotulador «como arma para señalar las injusticias y defender a los vulnerables y marginados; y lo hizo hasta el final, incluso cuando la mayoría de dibujantes se fueron alejando del compromiso político». Publicó, además de en LA VERDAD, en 'La Opinión' y 'El Jueves', y en 'Noticias Obreras' tuvo la relación más duradera. En 2005 apareció una recopilación de sus chistes en el libro 'Ahí hay un hombre que dice ¡ay!'.
Sus hijas, Irene y Elisa, publican un hermoso texto en el catálogo de la exposición en el que evocan el don especial de su padre de convertir lo cotidiano en extraordinario: «Cualquier plan parecía la aventura más emocionante del mundo. '¡Vamos a regar las plantas y a refrescarnos los pies con la manguera! ¡Bieeeeen!', 'Vamos a sacar el colchón al salón para ver una peli juntos y si nos dormimos, nos dormimos! ¡Bieeeeen!', '¡Vamos a preparar una fuente enorme de fruta con hielo y nos la vamos a comer metidos en la fuente del patio! ¡Bieeeeen!'...».
Y ofrecen «un ranking de nuestros momentos más disfrutones, que se quedarán con nosotras para siempre». Por ejemplo, los sábados de «disfrutar» («como mínimo una hora de risas, achuchones, peleas... Lo que se terciara»); las vacaciones inciertas («la mitad de las veces nos manteníais engañadas hasta el último momento, compinchados con amigos, taxistas... Cada viaje era una sorpresa. Daba igual que fuera Cuenca, Tenerife, Jaca o Venecia»); los apagones («el encendido de las velas ya era toda una ceremonia»).
También la noche de los Oscar («esa noche se ponían colchones en el salón y cosas ricas para un regimiento. Y, entre colchones y sofás, como sardinas, íbamos abriendo y cerrando los ojos, aguantábamos media hora, picoteábamos, nos volvíamos a dormir, nos cambiábamos de sitio, y con la tele encendida, echábamos la noche más bonita del mundo»); y, por último, el «Paje Chivato» (la noche del 5 de enero «te vestías de Paje Chivato, con capa, barba, corona y toda la parafernalia, y empezaba la entrega, paquete por paquete, año tras año, mientras crecíamos, nos íbamos fuera a estudiar, nos echábamos novios, que se iban sumando»...).
«Qué buena suerte que nos tocara el padre más disfrutón del mundo», aseguran las hijas, «el que nos dejó el mayor regalo que se puede recibir: el amor por la vida y por las pequeñas cosas. Nos regalaste tu imaginario, pero sobre todo, sobre todo, nos diste amor», remarcan sus hijas.
Para Pedro Manzano no hay duda de que Chipola fue un referente de la comunicación publicitaria, y ahí queda su trabajo en la agencia de publicidad Ekipo, en diseños de carteles para la novena y la décima edición del Festival Internacional de Folklore en el Mediterráneo, en 1976 y 1977; las campañas creadas para las Consejerías de Cultura y Educación del Consejo Regional de Murcia, y luego, recién nacida Comunidad Autónoma, el de los Juegos Escolares del curso 1981/82 y la imagen de las Jornadas Regionales de Educación de 1983, así como una memorable campaña de 1984 para la Consejería de Sanidad contra las drogas, el tabaco y el alcohol, con los lemas 'No destruyas tu vida' y 'No fumes'.
Solo un aperitivo, porque la mente de Chipola fue como el motor más potente de la historia, pero con una sensibilidad que no conoce la máquina. Jesús Abandonado puede acreditarlo.
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