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El tenista murciano observa emocionado a sus amigos en la grada de la Philippe-Chatrier tras conquistar la segunda Copa de los Mosqueteros. AFP

El séquito de amigos de Carlos Alcaraz, un campeón que nunca gana solo

El tenista murciano cuenta con un ejército de fieles que lo suelen acompañar allá donde va y que le aportan la motivación y el apoyo emocional necesario

Lunes, 16 de junio 2025, 01:04

El público se ha acostumbrado a ver a Carlitos Alcaraz levantando títulos al cielo y celebrando, en público y en privado, las hazañas que consigue sobre la pista. El tenista murciano es un coleccionista de trofeos, ya ha conseguido una veintena desde que irrumpió en el circuito profesional y se ha metido en el bolsillo cinco Grand Slam con solo 22 años recién cumplidos. El genio de El Palmar gana más de lo que pierde, se hace gigante en las finales y suele acabarlas casi siempre abrazado a su familia y a un séquito de amigos que nunca lo dejan solo.

El prodigio de la raqueta pasa más tiempo fuera de casa, de la pedanía murciana de El Palmar, del que le gustaría. Los aeropuertos se los conoce como la palma de su mano, viaja continuamente por todos los rincones del mundo y, cuando regresa a España muchas veces tiene que pasar un tiempo en el cuartel general de Villena, donde Juan Carlos Ferrero construyó y perfeccionó con él una máquina perfecta. Pese a todo ello, Alcaraz cuenta con un ejército de fieles que lo acompañan allá donde va, hacen en muchos momentos la función de psicólogos y le permiten coger ese respiro mental y motivación tan necesaria para seguir compitiendo al máximo nivel, exhibir todo el talento y continuar ganando.

La última prueba de ello se pudo ver en la histórica victoria lograda ante Jannik Sinner en la final de Roland Garros (4-6, 6-7, 6-4, 7-6 y 7-6) hace apenas una semana en un precioso encuentro que rozó las cinco horas y media de partido. Tras completar la brillante remontada ante el italiano y tirarse sobre la arcilla de la Philippe-Chatrier tremendamente emocionado, Carlos Alcaraz miró a la grada, a su banquillo, ese rincón en el que suele buscar la ayuda necesaria cuando las cosas no funcionan unos metros debajo. Pero allí, batallando contra la tensión y los nervios al igual que lo hace el tenista en la pista, no solo estaban Juan Carlos Ferrero, Samuel López, Juanjo López o Juanjo Moreno, entrenadores, médico y fisio que forman el equipo de uno de los mejores tenistas del planeta.

Colegas de la infancia, de El Palmar, adversarios de hace unos años y otros deportistas forman el grupo de incondicionales

Algo más arriba o a un lado, pero siempre muy cerca, andaban el grupo de amigos más importante de Carlitos. Algunos de la infancia, también de El Palmar, otros que ha ido conquistando durante los últimos años entre torneo y torneo, rivales que jugaban contra él cuando aún no le había crecido la barba y colegas de su hermano Álvaro que se han ganado un hueco importante en el corazón del tenista murciano.

Carlos Alcaraz, rodeado por su grupo de amigos de El Palmar en la celebración del último Roland Garros. C. A.

Es el caso de Fulgencio Cervera, compañero del campeón de 5 Grand Slam desde que era pequeño y uno de los bastiones de su grupo de amigos de El Palmar. Cervera, de la misma quinta que el prodigio de la raqueta, no suele fallar en ninguna gran cita de Carlitos, siempre y cuando el calendario y las obligaciones lo permitan, y vivió a solos unos metros el mejor partido disputado hasta ahora por el pupilo de Juan Carlos Ferrero, que no es otro que la última final de la Copa de los Mosqueteros.

Los rivales de ayer

Otro de los fieles es Pedro Cobacho, paisano de Alcaraz y rival de él cuando eran dos niños imberbes que soñaban con conquistar escenarios como la Chatrier o el All England Club de Wimbledon. Eran los mejores de su generación y Alcaraz acabó demostrándolo. Cobacho también voló a París para arropar al tenista de El Palmar y ahora mismo se encuentra en Londres acompañándole para su cita en Queen's y el tercer Grand slam del año. Además, Pedro Cobacho trabaja actualmente en la Carlos Alcaraz Academy.

Antonio López es otro sargento del ejército que protege y va de la mano del tenista palmareño. El cartagenero era otro rival de Carlitos cuando empezaban en el deporte de la raqueta y guardan un capítulo curioso: fue el único que le ha metido a Alcaraz un 6-0 y 6-0 en toda su vida. Han vuelto a jugar, pero el resultado nunca se ha vuelto a imitar. Cosas que pasan.

El flamante campeón de Roland Garros contó en la final de París con un nutrido apoyo que se notó en cada punto disputado

José Ramón González, jugador de pádel y amigo de Álvaro Alcaraz, tampoco falla nunca en el banco del 'escuadrón Alcaraz'. Vecino de El Palmar, se ganó el cariño de Carlitos desde sus inicios en el circuito profesional y es casi un miembro más del equipo. Rubén López, Juanma Terrés, Fran Terrés y José Aniorte son otros colegas del flamante campeón de Roland Garros que, aunque no pueden disfrutar del tenista todo lo que le gustaría por su exigente carrera profesional, sí lo hacen con su talento en choques como los de París, donde gritaron cada punto como si del último se tratase, dejando un ambiente de Copa Davis en la pista central de la capital francesa.

Rostros conocidos

Gonzalo Villar, futbolista murciano actualmente en el Granada, es otro gran amigo de Carlos Alcaraz. Como la temporada terminó antes de lo previsto para el centrocampista, también pudo volar hacia París para empujar con fuerza en la semifinal y la final desde la grada. Afortunadamente hubo final feliz y pudieron celebrar todos juntos la segunda Copa de los Mosqueteros en el restaurante italiano Siena de la ciudad del amor.

El murciano David Megías, uno de los fundadores de la marca de moda Warburton, diseño que suele lucir en alguna de sus prendas Carlos Alcaraz, es también otro fiel seguidor y amigo del tenista de El Palmar. También contró con una butaca en la Chatrier y mesa y mantel horas después para festejar la gesta conseguida por el palmareño.

Todos ellos son una razón más que explican cómo se logró la remontada ante Sinner. En El Palmar, durante la tarde del domingo 8 de junio, decenas de personas vibraban con cada golpe de Carlitos. Pero en la grada, a una mínima distancia de lo que ocurría sobre la tierra batida, había un séquito de incondicionales que también respondían de derecha, lo hacían de revés y empujaban para que las dejadas cruzasen la red y descansara la bola en campo contrario. Las miradas de Carlitos no solo hallaron respuesta en Ferrero, también la fuerza necesaria que infundían sus amigos para no dejar de creer. El campeón cuenta con varios ases debajo de la manga y jamás gana solo.

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