Carlos Alcaraz se emplea a fondo para remontar a Rublev y ya está en cuartos de Wimbledon

Ha entendido Carlos Alcaraz que los Grand Slam no se ganan el primer día. Son torneos largos y hay que madurarlos poco a poco, con el objetivo de llegar en las mejores condiciones a su fase final. Es la voz de la experiencia la que, pese a tener 22 años recién cumplidos, le ha mostrado al palmareño cómo debe regularse. No brilló ante Fognini, tampoco en su duelo con Tarvet, sufrió con Struff y tuvo que remontar ante Rublev (6-7,6-3, 6-4 y 6-4). Pero nadie en Wimbledon se atreve a restar crédito a la candidatura de Alcaraz. Vuelan por el otro lado del cuadro Sinner y Djokovic, pero el murciano es el bicampeón vigente y eso pesa a la hora de pronosticar un posible campeón.

Si nos ceñimos a las sensaciones mostradas a lo largo de la primera semana, Rublev alcanzaba esta eliminatoria dando mejores prestaciones que Alcaraz. Tan solo dos sets cedidos y un nivel altísimo al servicio, con tan solo dos roturas encajadas en sus tres primeros partidos en Wimbledon. El pupilo de Fernando Vicente ha mostrado una cara más serena y relajada a la hora de afrontar los momentos difíciles. Esa paz mental es una de las herramientas que más se extrañan en el tenis del ruso, cuyo bajo rendimiento en los últimos meses le ha alejado de los diez primeros puestos del ranking ATP.

Intimidó el moscovita de arranque, con 20 minutos de un tenis majestuoso. Salía todo a pedir de boca de Rublev. Devolvía las bombas de Alcaraz con una facilidad asombrosa y su derecha quemaba más que la del murciano. Sin apenas inmutarse, ya iba rotura arriba nada más comenzar el partido. En apuros Alcaraz, a quien no le quedó más remedio que elevar su nivel de agresividad para incomodar el juego férreo del ruso desde el fondo de pista. Tanto insistió, tanto remó el joven prodigio de El Palmar, que acabó encontrando la recompensa para forzar la muerte súbita.

De menos a más el número dos del mundo, calentándose, cada vez más sólido con el servicio. Muy mejorada esta arma con respecto a las rondas anteriores en Wimbledon. Tomó ventaja en el 'tie-break' el número dos del mundo, pero le falló el saque en el peor momento. Soberbio Andrey Rublev con un 'passing' de revés para abrochar el set. A contracorriente Carlitos Alcaraz, por detrás en el marcador por primera vez en esta edición de Wimbledon.

La lluvia marcó la jornada del domingo en Wimbledon. En el caso de Alcaraz, no pudo completar su calentamiento previo al duelo de octavos de final. El agua hizo acto de presencia cuando apenas llevaba completados 15 minutos de sesión, obligándolo a abandonar la pista de entrenamiento a la carrera y entre risas. Antes, el pupilo de Juan Carlos Ferrero tuvo tiempo de tratar su brazo derecho, ese que no dejó de estirar durante el partido con Andrey Rublev.

Fue precisamente la lluvia la que obligó a que el partido se disputara con el techo cerrado en la pista central, provocando que los gritos en favor del palmareño resonaran con eco. Apoyo mayoritario a un Alcaraz que reaccionó con premura y acierto al primer set encajado. Segundo set igualadísimo en el que solamente hubo una opción de quiebre. La disfrutó y la aprovechó Carlitos para seguir creciendo y equilibrar el marcador.

Premio a la constancia y a la fe, porque el tenista moscovita en ningún momento bajó los brazos. Jugó con un plus de motivación el tenista formado en Barcelona. Alejado desde hace muchos meses de los focos de las rondas finales, encaró su duelo con Alcaraz como un reto personal para demostrar que puede volver a luchar de tú a tú con las mejores raquetas del mundo.

Encomiable papel de Rublev, llevando al extremo a un Alcaraz al que no le quedó más remedio que inventar lo inexplicable. En sus grandes partidos, aquellos en los que ha tenido que lidiar con las situaciones más adversas, siempre ha habido un punto de confianza, pero también algo de magia. En esta ocasión sacó la varita para romper el servicio de Rublev. No había otra manera. Tres puntos consecutivos para poner el viento a su favor. Abría los brazos el murciano hacia el público: «¿Os estáis divirtiendo?», parecía indicar. El show había llegado a Londres y la tercera manga era para él, a solo un paso de los cuartos de final. Se abría el camino para el tenista de El Palmar.

Petrificado Rublev después de ceder el tercer set. Se quedó sin respuesta el ruso, al que solo le quedó aplaudir la espectacular reacción de un Alcaraz muy mejorado con el servicio (22 saques directos) que encadena 18 triunfos consecutivos en Wimbledon, cifras al alcance de los elegidos.

Una vez superado el escollo de Rublev, sabe Alcaraz que el puesto en semifinales se lo jugará con Cameron Norrie mañana. El tenista local superó a Nico Jarry en una maratón de más de cuatro horas para pisar la ronda de cuartos de final. Será el séptimo enfrentamiento entre ambos, con un cara a cara dominado por el tenista murciano (4-2). No será sencillo, pero Carlitos tiene entre ceja y ceja su tercer Wimbledon.

Fernando Perals

Sensación de agotamiento tras haber librado y ganado una dura batalla. Así compareció Carlitos Alcaraz este domingo instantes después de vencer a Andrey Rublev en los octavos de final de Wimbledon. El tenista murciano confesó lo duro que fue el choque con el moscovita. Sobre todo por las características del rival: «Andrey es uno de los jugadores más potentes, si no el que más, que tenemos en el circuito», señaló el pupilo de Juan Carlos Ferrero.

El de El Palmar reconoció lo que le costó sumar su decimoctava victoria sobre la hierba de la capital londinense: «Ha sido realmente difícil por lo agresivo que es con la pelota, con esa derecha, con esos golpes. Al enfrentarte a él sientes que te lleva al límite con cada bola, haciéndote correr de un lado a otro».

Pero el joven prodigio de la raqueta volvió a sacar sus mejores golpes, fue valiente y no se arrugó ante los bombardeos del tenista de Moscú. Además de dejar algún que otro 'passing' y otros golpes para la galería y el regocijo del público que se dio cita en la pista central de Wimbledon, el pupilo de Juan Carlos Ferrero también tiró de cabeza, fue listo y supo moverse muy bien por toda la pista. «Es realmente difícil enfrentarte a un jugador como Rublev, pero estoy muy contento con cómo me moví hoy. Creo que jugué con inteligencia y astucia contra él. Tácticamente fue un partido realmente bueno, del que estoy muy orgulloso».

Alcaraz estuvo soberbio al saque. No solo por los 22 aces que logró para sumar otro triunfo más sobre en el tercer Grand Slam del año, sino por el nivel de acierto. El murciano superó por primera vez en la semana el 80% de puntos ganados con el primer servicio en un partido (llegó a 82% este domingo) y alcanzó su mayor porcentaje de esta campaña en puntos ganados con el segundo, con un 63%.

Cifras que invitan también a pensar que el murciano puede ir creciendo aún más sobre el jardín de Londres. Hoy arranca la segunda y definitiva semana en Wimbledon, que puede acabar con el tercer título para Alcaraz.

Fernando Perals

Los cuartos de final del torneo de Wimbledon empiezan a dibujarse, a falta de los partidos que se disputan hoy. Ayer, además de Carlitos Alcaraz, avanzaron sobre la hierba de Londres tres tenistas que buscan hacer algo grande en el tercer Grand Slam del año. Karén Khachanov venció en octavos al polaco Kamil Majchrzak en tres sets (6-4, 6-2 y 6-3). No le costó mucho al tenista ruso el pase a cuartos, donde se verá las caras con el norteamericano Taylor Fritz.

El de California pasó de ronda después de que su rival, el australiano Jordan Thompson, se retirara por lesión cuando caía por 6-1 y 3-0 en la segunda manga.

Al que le costó mucho más continuar vivo en Wimbledon fue a Cameron Norrie, próximo rival de Alcaraz. El tenista británico necesitó cinco sets para deshacerse del chileno Nicolás Jarry (6-3, 7-6, 6-7, 6-7 y 6-3) en un partido que se fue hasta las cuatro horas y media de juego.

Hoy, turno para los otros dos grandes favoritos a conquistar el título: Jannik Sinner, que se enfrenta a Dimitrov, y Novak Djokovic, que se mide a De Miñaur.

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