Bellotas, piñones, tápenas, esparto y opio, las primeras cosechas de la Región
Diversas plantas domesticadas en el área que actualmente compone la Comunidad Autónoma precedieron a la irrupción de la agricultura hace entre 5.000 y 7.000 años
Antes de que llegase la agricultura como tal a estas tierras, con todo lo que ha traído después, los antiguos habitantes de la Región, milenios antes de que se constituyesen como tal, ya aprovechaban su suelo para obtener distintos alimentos y recursos. Encinas de bellota dulce, pinos piñoneros, tapaneras y barrillas finas, de las que con el tiempo se obtuvo sosa para fabricar vidrio y jabón, además de alimento, se fueron domesticando en este rincón del sureste español por sus ancestrales habitantes. Esta adaptación de especies a las necesidades humanas no debe confundirse con los procesos de manejo y cuidado de plantas para su producción propio ya del sistema agrario. El esparto también figura entre esas primeras plantas de las que tenemos evidencia que ya se fueron aprovechando aquí, como se ha documentado en distintos yacimientos neolíticos, hace entre 5.000 y 7.000 años aproximadamente.
El especialista de las facultades de Biología y Medicina la Universidad de Murcia (UMU) Diego Rivera y la también experta Concepción Obón, de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela, adscrita a la Universidad Miguel Hernández de Elche, lo explican en el capítulo 'Evidencia arqueobotánica para los orígenes de la agricultura en Murcia' de la obra colectiva 'La agricultura a lo largo de la historia en la Región de Murcia, editada en 2020 y coordinada por el historiador Ricardo Montes. En aquel mismo período del neolítico, como es más conocido, llegó la agricultura propiamente dicha», de ciclo anual y basada en el cultivo de leguminosas (habas, guisantes, lentejas, yeros, guijas y garbanzos) y cereales (trigo, cebada, avena y centeno) fundamentalmente», con origen inicial del área del Asia Occidental conocida como Creciente Fértil (parte de la actual Israel, Cisjordania, Líbano, Jordania, Siria, Irak y Turquía).
Otra planta que ya se aprovechaba entonces por aquí, e incluso antes de que se encontrase en Asia Occidental, es la adormidera, las conocidas amapolas, de las que se extrae el opio.
Rivera y Obón citan a su vez a otros especialistas (Alonso, Jodá, Rovira y Reyes), autores de una obra titulada 'Recolección y consumo de frutos silvestres en el este de la Península Ibérica desde el III hasta el I milenio a. C.', para citar la lista de una veintena de especies de plantas que, en el periodo comprendido entre los años 2.800 y 200 antes de Cristo se recolectaban en el este de la península, según se ha documentado en distintos yacimientos.
Entre ellas se encuentra, además de bellotas de varias especies, como encinas, coscojas y robles; frutos o semillas de saúco, zarzamora, higueras, olivos, lentisco y vides.
«Resulta evidente que el paso de la mera recolección al cultivo y la domesticación es algo progresivo», remarcan Rivera y Obón, quienes aluden además al hecho de que se fueron introduciendo variedades selectas procedentes de otros territorios, tanto cultivadas como silvestres.
También aluden a los indicios de intercambio, distribución y el probable comercio de productos frutales en aquellos tiempos remotos. Y citan productos como los higos, las olivas y las uvas, que debieron canjearse entre diferentes áreas del Argar, la cultura prehistórica establecida parcialmente en las actuales provincias de Almería, Murcia, Granada y Alicante entre los años 2.200 y 1.500 antes de Cristo. Es en ese periodo cuando los especialistas consideran que «ya se había alcanzado un grado de cultivo importante de esas especies y el material no procedía exclusivamente de poblaciones silvestres».
Algunos de aquellos alimentos, como la vid y los olivos, siguen muy presentes en la agricultura actual que comenzó a dar sus primeros pasos en esos antiguos tiempos gracias a un clima y unas condiciones del terreno que desde entonces han dado mucho de sí para alimentar generaciones, tanto en la Región como, sobre todo ahora, muy lejos de ella.