Tres años sin Andrea Camilleri, padre del comisario Montalbano
Clásicos para una biblioteca ·
Acaban de cumplirse tres años de la muerte de Andrea Camilleri (Porto Empedocle, Sicilia, 6 de septiembre de 1925-Roma, 17 de julio de 2019), ... novelista, dramaturgo y guionista italiano autor de casi un centenar de obras entre guiones, poesías, novelas y cuentos.
Tenía que llegarle la muerte en verano, como una especie de confirmación de que al maestro Camilleri se le habría de recordar siempre asociado al mar de su tierra natal, Sicilia.
Su primer éxito literario le llegaría más bien tardíamente, casi los setenta cumplidos, con 'Temporada de caza'. Pero fue la publicación en 1994 de 'La forma del agua', en la que da vida al comisario Salvo Montalbano, la que le depararía la fama universal. Desde entonces, cada año hasta su muerte, vino publicando, casi ininterrumpidamente, un libro de Montalbano hasta completar una serie que supera las 30 novelas y varios libros de relatos. Las últimas de ellas dictadas a su agente y amiga Valentina Alferj, tras haber quedado ciego por un glaucoma.
Salvo Montalbano es un policía destinado en la Comisaría de Vigàta, una localidad ubicada en la costa siciliana, aunque creación literaria del autor, como ya hicieran García Márquez con su Macondo, Juan Benet con Región o William Faulkner con el condado de Yoknapatawpha, entre otros.
«Creé un personaje que no fuera inquietante, al que pudieras invitar a comer o cenar y estar tranquilo charlando con él; un personaje leal que respeta la palabra dada y que se rebela a las órdenes cuando son absurdas», afirmó el autor
Vázquez Montalbán
El nombre del comisario es un declarado homenaje al gran Manuel Vázquez Montalbán, creador del detective Pepe Carvalho, un personaje con el que no guarda demasiadas similitudes, pero con el que comparte una pasión vital por la gastronomía, si bien con algunas diferencias: Carvalho sería más bien un gourmet exquisito y sofisticado a quien gusta igualmente comer y cocinar mientras que Montalbano es un gastrónomo pasivo que disfruta sentándose a comer, preferiblemente solo y en silencio, a disfrutar de una buena pero sencilla y tradicional comida siciliana en Enzo, su trattoria de referencia, o en su casa de Marinella, a orillas del mar, cocinada por su asistenta Adelina.
Montalbano es un personaje dotado de una gran inteligencia natural y sentido común que aplica a las investigaciones a las que se enfrenta. Es hombre de costumbres y rutinas, cuenta con un genio terrible que explota con cierta frecuencia, pero al tiempo con un enorme corazón. Detesta la hipocresía y se rebela continuamente contra las injusticias, vengan estas de donde vengan, especialmente si provienen de los poderosos.
Su método de investigación no se basa en el razonamiento deductivo, propio de la novela de detectives británica cuyo epítome sería el Sherlock Holmes de Conan Doyle. Montalbano ahonda en la psicología y las motivaciones del criminal (tanto que a veces llega a empatizar con él), de manera parecida al proceder del comisario Maigret de George Simenon, una de las influencias reconocidas de Camilleri.
«Creé un personaje que no fuera inquietante, al que pudieras invitar a comer o cenar y estar tranquilo charlando con él; un personaje leal que respeta la palabra dada y que se rebela a las órdenes cuando son absurdas», confesaba en una entrevista al diario 'ABC' con motivo de la concesión del prestigioso Premio Pepe Carvalho en el festival BCNegra.
Se diría que Montalbano es una especie de trasunto del autor a través del que nos ofrece su visión del mundo, al que no es ajeno a pesar de vivir en una localidad imaginaria. Sus novelas abordan temas actuales como la trata de blancas, el tráfico de drogas, la corrupción política (pocos de los políticos que salen en sus obras se salvan de las invectivas de su pluma), las falsas noticias y la prensa basura, el drama de la inmigración africana a Europa, o la mafia. Camilleri es valiente y no faltan en sus novelas las referencias a la Cosa Nostra (miembros de los Sinagra y los Cuffaro, los dos clanes asentados en Vigàta aparecen continuamente en sus relatos), siempre presente en las sombras sicilianas, sustentada por unos códigos y estructuras sociales que el autor conoce perfectamente y que expone sin ambages, cuidándose mucho de evitar, como él mismo llegó a confesar, que sus miembros nos resulten simpáticos, dada su condición de indiscutibles criminales.
Hay quienes han pretendido criticar las historias de Montalbano aduciendo que están escritas con un estilo muy sencillo y carentes de calidad literaria. Afirmación que desmentiríamos los millones de lectores quienes, año tras año, esperábamos con anhelo la publicación de la nueva entrega
A Montalbano le acompañan todo un elenco de personajes habituales, como Mimi Augello, su mano derecha en la comisaría; el fiel Fazio o el atolondrado Catarella, que aporta la vis cómica al equipo, su eterna novia Livia, con quien mantiene una extraña relación a distancia, o su fiel asistenta y cocinera Adelina.
Hay quienes han pretendido criticar las historias de Montalbano aduciendo que están escritas con un estilo muy sencillo y carentes de calidad literaria. Afirmación que desmentiríamos los millones de lectores quienes, año tras año, esperábamos con anhelo la publicación de la nueva entrega del comisario y que quedamos huérfanos tras la muerte del autor.
Manjares sicilianos
Porque para muchos Vigàta es una Ítaca literaria a la que acudir en busca de consuelo y reposo, como lo son la Tierra Media de Tolkien, el Moulinsart del Tintín de Hergé o el Inishfree de 'El hombre tranquilo' de John Ford, «un milagro que te salva la vida» en palabras de José Luis Garci.
En sus textos se escuchan el canto de las gaviotas, el viento o el mar Mediterráneo. Y casi se diría que nos llega el sabor de los manjares sicilianos que Montalbano degusta con fruición: el ragú y la caponata de berenjenas, los salmonetes fritos, la pasta n'casciata...
Salamandra, la editorial que publica en España sus novelas, nos traerá en el otoño 'Riccardino', en la que Camilleri puso fin a la serie de su comisario.
Les confieso que tras conocer el fallecimiento de Camilleri dejé de leer las novelas de Montalbano que restaban por publicar en España, en un intento casi pueril de retrasar el momento en el que tendría que aceptar que no volvería a leer una nueva de sus historias.
Si me permiten un consejo, lean a Montalbano frente al mar...
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