'Primera memoria', de Ana María Matute
Nadar entre libros ·
La Matute, como Ana María Matute (Barcelona, 1925-2014) se llamaba a sí misma, entregó su vida desde temprana edad a la literatura: «Muchas veces ... he dicho que si yo escribo es porque no sé hablar». Fue una niña tartamuda y, quizás este hecho, el no poder expresarse igual que las otras niñas, sentirse aislada, vivir una infancia sumida en el desamor y la soledad, la llevó a inventar mundos, y a inventar su propia vida.
En medio de esos pequeños desastres, estalló la Guerra Civil y descubrió que el mundo no era como se lo habían contado. Rodeada de honda tristeza, en ocasiones sentía miedo y deseos de mentir, e inventar historias.
'Primera memoria' (1959), Premio Nadal, narrada en primera persona y ambientada en una isla sin nombre, cuenta la llegada de Matia, la joven, de unos catorce años, protagonista de la historia. Ésta llega a casa de su abuela, una vieja tiránica, insensible, terca, y obsesionada con sus posesiones. Acompañada por Borja, su primo, que reencarna la vileza adolescente, y Manuel, un chaval isleño, inocente y noble. Borja «era un perdonavidas», los dominaba a todos. A pesar de sus burlas constantes, la amistad entre primos se forjó por aquella soledad. La abuela con sus rígidas costumbres mostraba despreocupación, y junto a ellos, la tía Emilia con su inutilidad.
La historia transcurre entre calas, clases aburridas de latín, pequeños odios y disputas. La crueldad de la Guerra se escuchaba lejana. Ya no eran niños; dejaban atrás la infancia, vivían en una isla rodeados de mar azul, perdidos y, sobre todo, en un mundo que no entendían.
Ana María Matute es una forma de estar en el mundo: sabía que la imaginación es la mejor herramienta que tenemos.
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