Quién lo diría ahora, cuando ya se apagan los reverberos del Cante de las Minas, que hace poco más de un siglo La Unión era ... una olla hirviendo, donde se amalgamaba gente de toda clase. Había entonces un fragor de locomotoras, que se mezclaba con la algazara de los aventureros, putas y buscavidas, y la bullanga de los cafés cantantes. Algunos eran sitios de pendencia y mala vida, donde beber era el deporte por excelencia, pero en aquel entonces daban a La Unión un aire celebratorio, que contrarrestaba la bregadura de una vida en las tripas de la sierra, con mineros de garganta enronquecida por la desdicha y pulmones pulverizados. Por algo Asensio Sáez la llamó La Nueva California y dio un dato esclarecedor: en La Unión de entonces se consumía más cantidad de coñac por habitante que en ningún otro sitio.
En cierto modo, La Unión es una suerte de Macondo que vivió sus días de gloria y luego, como el pueblo garciamarquiano, sus cien años de soledad. De aquel estrépito no quedaron ni las raspas, porque llegaron las crisis, el chorro estercolando la bahía y la esquilmadura de los robos en la sierra, que mellaron para siempre el paisaje minero.
Una suerte de tristeza fue entonces sedimentando en el pueblo, haciendo costra y dejando un poso que La Unión nunca se quitó. Pero una cosa queda: el Cante de las Minas, que saca al pueblo de su letargo una vez al año. Lo llaman flamenco, pero es agua bendita. Un milagro, porque no se entiende que un pueblo sin tierra y sin apenas industria haya sido capaz de mantener en pie este festival, que tanto prestigia su mes de agosto.
La Unión nunca será lo que fue entonces, cuando tenía el doble de población que ahora, pero al menos tiene este grito, un quejío que dura lo que dura, una semana, pero sirve para que cada agosto el pueblo haga un corte de mangas y diga aquí estoy yo. Que una vez al año no sea la literaria y postrada Macondo, que en realidad es lo que es, y se parezca un poco a lo que fue. Que una vez al año sueñe con que el esplendor no acabó, que una vez al año sueñe con que siempre es agosto.
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