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Espectáculo de Los Vivancos este lunes por la noche en el Cante de las Minas. Antonio Gil / AGM
Festival | Cante de las Minas

Los Vivancos, el placer del espectáculo por el espectáculo

Martes, 8 de agosto 2023, 15:45

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Después de cinco años Los Vivancos volvieron al Cante de las Minas este lunes, transformando la velada en jornada festiva, con un compendio de los cuadros más interesantes de sus tres espectáculos: ‘7 hermanos’, ‘Aeternum’ y ‘Nacidos para bailar’, con unas coreografías ensambladas con un ritmo cinematográfico, en las que no solo jugaban las luces, sino también las sombras. En La Unión se presentaron a darlo todo los seis hermanos: Elías, aportando la creatividad, con su violoncelo eléctrico; Judah, con su talento musical y su chelo de cinco cuerdas; Josua, con ritmo e ingenio y su cajón flamenco; Cristo, con su naturalidad y su instrumento Iwi; Israel con la velocidad y la fuerza y su flauta travesera, y Aarón, con la pasión y el violín eléctrico. Nada más salir al escenario con trajes y sombreros con una coreografía al estilo de Quentin Tarantino, de frenético ritmo, ya se vislumbraba que el espectáculo simplemente era un puro espectáculo en sí mismo, con la música y el llamativo juego de luces.

Después taconearon al ritmo de tangos y fundíeron unas escenas con otras. Hasta que llegó el momento de Judah en esa pieza llamada ‘Sentir’, sin más atrezzo que el potente cañón que iluminaba su taconeo y sus desplantes por todo el escenario durante más de diez minutos. También se pudo apreciar la fuerza que tiene esa escenografía desde el fondo del escenario, con sus relieves, obra del artista unionense Esteban Bernal. recibiendo los impactos de los focos formando en conjunto una puesta en escena de lo más viva.

Los espectadores se fueron metiendo en la propia dinámica de los cuadros, desde ese baile encima del cajón acompañado de la flauta travesera a otros momentos especiales, en penumbra, con faroles chinos, simulando una danza oriental con técnicas de Kung-fu. Muy efectista fue esa otra coreografía, en la que, al ritmo de farruca, después de vendarse con un turbante los ojos, bailan de un lado a otro de la ‘Catedral del Cante’ y se van uniendo en grupo uniendo sus brazos extendidos.

Entre acrobacias, danza contemporánea, taconeos al compás flamenco, artes marciales, música y un gran juego de luces, el momento más memorable llegó de madrugada cuando con la adaptación instrumental del famoso ‘Nothing else matters’ de Metálica, comenzaron a bailar, a pedir las palmas del público en el acompañamiento y se desató la euforia.

Los Vivancos bajaron y se mezclaron entre el público, saludando de un lado a otro. Volvieron a subir y entre bises se marcharon con el sonido de los aplausos.

Ahí no más, no hubo más pretensiones en La Unión que el placer del espectáculo en sí mismo.

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