Pitingo: «Hay que calmarse, y lo que tienen que hacer los políticos es dar ejemplo»

-Regresa al Cante de las Minas con la intención de festejar las dos décadas transcurridas desde que se alzó con el premio a cantaor revelación. ¿Recuerda el momento?

-¡Claro! Al principio era como, ¡oh, Dios mío! Tenía mucho miedo, imagínate, entrar a un concurso y encima a uno como el de La Unión. Era un chaval lleno de inseguridades propias del principio. Sentí que era el comienzo de algo muy bonito, y no me equivoqué.

-¿Y qué espectáculo llevará al Cante de las Minas de La Unión?

-Haré cantes que hice aquel día, hace 20 años, y luego llevaré a cabo el proyecto que vengo haciendo desde hace un tiempo, 'Soulería de ida y vuelta', es una muestra de las experiencias culturales que he ido teniendo y de las que me he podido nutrir en el mundo entero, y alguna sorpresa también habrá, pero eso me lo quiero reservar. En resumen, será un homenaje a la diversidad cultural, que es algo que amo, y que me enriquece como persona y artista.

-De hecho, se ha significado por su apoyo a la diversidad cultural.

-Sí, porque amo la interculturalidad. Muchas veces se confunde el racismo con la ignorancia, ya que hay personas que no quieren ver más allá de sus zapatos, pero en toda cultura hay más cosas buenas que malas, lo que pasa es que suele resonar más lo malo. No solo hay que convivir, sino también entenderse culturalmente, cada etnia, cada raza, cada cultura, creyentes o no creyentes, me da igual. Pero, por encima de todo, debe de estar el respeto.

-Miguel Poveda arranca hoy el festival y usted pondrá el broche final. ¿Qué tal se lleva con él?

-Hombre, ¡Miguel Poveda! Aparte, por supuesto, de ser un maestro maravilloso, y un cantaor irrepetible, es mi hermano. Es que lo quiero mucho, nos llamamos continuamente para saber cómo nos va, cómo estamos. Es una alegría tener a alguien así en mi vida. Nos conocemos hace ya más de 20 años, y cuando llegue a La Unión, lo primero que haré será abrazarlo, porque el Cante de las Minas también fue importantísimo en su carrera. Este festival es muy especial para muchos artistas.

- Y si le digo Casa Lucio...

-Te digo que es mi hogar, me ayudaron mucho en mis inicios, a buscarme la vida, con fiestas privadas… y mira, no me da vergüenza decirlo, incluso económicamente, cuando las cosas no iban bien. Sigo yendo, y he visitado a Lucio y sus hijos, los quiero muchísimo, deseo que Dios le dé muchos años, porque es muy bueno, aparte de que si vas tienes una comida maravillosa garantizada. [Ríe]

-Quincy Jones le ha seguido en Twitter.

-Si, es impresionante, estoy muy feliz, no te puedo contar mucho. Él es muy mayor, pero vamos a ver qué podemos hacer. Son cosas que la vida te regala, como actuar con Juan Gabriel, Eric Clapton o Enrique Morente, que fue una de las primeras personas que creyó en mí cuando saqué mi primer disco y dijo: 'Pitingo va a tener éxito'. A veces miro para atrás, y pienso con todos los artistas con los que he estado y me da un vértigo, pero todos tienen en común que son muy buenas personas, he tenido esa suerte, porque en la música hay mucho plástico.

-Ha tenido más de una disputa por redes sociales, ¿cree que hoy en día la libertad de expresión se encuentra coartada?

-No, el problema es que la gente quiere que piense como la mayoría. Hay que poner un poco de cordura. De un tiempo para acá es verdad que no me apetecía hablar mucho por redes sociales, porque está la gente como cerillas, se prenden con nada. Hay que calmarse y los políticos lo que tienen que hacer es dar ejemplo, para evitar que la personas se enfrenten y entren al trapo. Cuando miro la actualidad política española parece que estoy viendo una película.

-¿Piensa en María Jiménez?

-Uff, la extraño mucho, no te puedes ni imaginar, lo peor de este mundo es tener su teléfono y no poder llamarla. Pero bueno, me llevo la suerte de haberla conocido. Recuerdo que me llamaba continuamente en el confinamiento y me decia: 'Cántame, mi gitanito, mi negrito'.

-¿Y qué le hace feliz?

-Mi familia, con cada año que voy cumpliendo amo estar más en casa, con mi mujer y mi niño, que son lo que más quiero en este mundo. No hay cosa que me guste menos que la falsedad, el odio y la gente negativa.