David Baños: «Me dejo guiar mucho por lo que me pide el corazón»
Estío a la murciana ·
«Una lección imborrable es que hay que saber decir que no, no sentirte culpable por decir que no»No tiene problemas el tenor David Baños (Algezares, Murcia, 1982) -que ha interpretado sobre el escenario a alguno de los personajes más emblemáticos de la ... historia de la ópera- en tragarse horas y horas de reguetón en el coche por imperativo legal de sus tres hijos. Porque, antes que el Manrico de 'Il Trovatore', o el Rodolfo de 'La Bohème', o el Alfredo de 'La Traviata', David es el orgulloso y feliz padre de Andrea, Lucía y David. Haciendo un alto en un camino que le ha llevado a actuar ya en algunas de las óperas más famosas del mundo, David y su familia pasan unos días de asueto perdidos en una finca de Fortuna, alejados del mundanal ruido en plena Sierra de la Pila. Aunque en la mente de este genial cantante murciano, menos reconocido de lo que debiera, está también pasar unos días en Suiza, en casa de unos nuevos amigos «de esos que aparecen en tu vida y con los que se conecta para siempre». Aunque, para conexión, la que tuvo un buen día con su mujer Ana Belén: «Siempre apostó por mí, incluso en mis peores momentos, cuando mi carrera estaba hundida. Y gracias a ella, a día de hoy, estoy en un gran momento». Y, además, le dio los tres maravillosos hijos que hoy 'mandan' en la selección musical del coche. Se muestra especialmente contento Baños, porque este año tiene «bastantes vacaciones» y, además, ha cerrado varias actuaciones en los próximos meses en su tierra, en la Región de Murcia.
-¿Qué niño fue?
-Introvertido y tímido. Era muy amigo de mis amigos, aunque también tenía pocos amigos. Y esos amigos eran muy buenos amigos. Era bastante tranquilo, no daba muchos problemas.
-¿Sus padres?
-Bueno... [sonríe] Esto es bastante personal. Buenos padres. Quizá me faltó un poco de cariño, pero bien. Aceptable.
-¿Cómo le entró el gusanillo de la música?
-El mundo de la ópera me entró un poco tarde. Ya era un poco mayor cuando supe que tenía cualidades para dedicarme a esto, para ser tenor. Fue en la adolescencia cuando nació el espíritu musical, con el rock, con el pop, tocando la guitarra en peñas huertanas e introduciéndome en la música. Pero sí, me llegó un poco tarde. Vamos, que no fue de nacimiento. No estaba cantando cuando era un crío.
En tragos cortos
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Un sitio para tomar algo. La terraza Quitapesares , en el mirador de la Fuensanta.
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Una canción 'Nothing else matters', de Metallica.
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Un libro para el verano 'Ahora hablaré de mí', de Antonio Gala.
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¿Qué consejo daría? Siempre la verdad por delante, aunque a veces cueste.
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Un aroma. El del bambú.
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¿Con quién no cenaría jamás? Con Pedro Sánchez.
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¿Quién dejó de caerle mal? Cristiano Ronaldo.
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¿Le gustaría ser invisible? No.
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¿Qué le gustaría ser de mayor? Un abuelo muy querido.
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¿Tiene enemigos? Quiero pensar que no, pero puede ser que sí.
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¿Lo que más detesta? El cinismo y el egoísmo.
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¿Un baño ideal? La Manga del Mar Menor, en los apartamentos Hawaii.
-No era un niño cantor.
-No, no era un Joselito [risas].
-¿Qué le gustaba?
-Me gustaban Héroes del Silencio, Miguel Ríos, Nino Bravo... Nino Bravo lo cantaba mucho en karaokes. Me gustaba Cristian Castro, Luis Miguel... Luego también un poco de rock: Metallica, Iron Maiden, Barricada, Pantera...
-¿Y cuándo supo que se iba a dedicar a ser tenor?
-Fue estudiando Empresariales, que a mí no me gustaba nada. Pero mis padres se empeñaron. Era el típico chico que no sabía lo que le gustaba ni lo que quería estudiar. Y entonces le di la gran notica a mis padres, que lo dejaba todo y me iba a estudiar al conservatorio para ser cantante, tenor. Imagínese la cara de mis padres, la cara de alegría que pusieron [risas]. Al principìo no tuve mucho apoyo, pero luego sí que me fueron apoyando. Sí que fue un momento de revelación, porque fue el momento en que decidí dirigir mi vida. No hacer las cosas por quedar bien con los demás, que a veces nos movemos por ese impulso. Al final encuentra uno lo que le gusta y siente esa magia por dentro que no lo siente con otra cosa. Fue gracias a un profesor de canto ligero, que me dijo que tenía cualidades para ser tenor, y me regaló un disco de arias de Plácido Domingo.
-Las vacaciones.
-Este año estoy supercontento, porque tengo bastantes vacaciones. Ahora estoy aquí en la Región, a ocho kilómetros de Fortuna, a las faldas de la Sierra de la Pila, en una casita de campo con piscina y con unas vistas espectaculares. Es maravilloso.
A la playa con poca gente
-Aislado del mundanal ruido.
-Sí, es necesario. La tranquilidad, la desconexión, la naturaleza... Mis vacaciones siempre van a caballo entre La Manga y el campo. Ya estuvimos un poco en la playa, en abril. Me gusta ir a la playa en fechas en las que hay poca gente. Y este verano también vamos a ir toda la familia a Suiza, a Lugano. Trabajando allí conocí a la directora de un coro, que fue superhospitalaria, y nos quedamos allí en su casa. Hemos cogido una conexión muy fuerte. Ella y su marido tienen un corazón inmenso, son de ese tipo de personas que se dejan querer. A veces tienes personas cerca, incluso de tu propia familia, de tu propia sangre, que no se dejan querer o no hay ganas de tener una relación. Es la vida, sin más. Su marido, Nando, tiene 83 años y tiene unas ganas de vivir increíbles. Y luego ves gente con 60 años que no tienen ganas de nada. Hemos establecido una relación muy bonita con ellos. Yo me dejo guiar mucho por lo que me pide el corazón.
«Mi abuela Pepita es la persona de mi familia que más amor me ha podido dar; me hacía sentir que yo era importante para ella»
-¿Más por el corazón que por la cabeza?
-Sí, yo creo que sí. Soy muy pasional. Aunque a veces no sea muy bueno. Pero es lo que me pide el cuerpo.
-Tiene tres hijos.
-Sí. La llegada de mis hijos fue lo mejor que me ha pasado en mi vida. La primera, que se llama Andrea, acaba de cumplir ahora 19 años. La tuvimos cuando mi mujer tenía 21 años y yo 23. Digamos que fue una sorpresa. Pero vino muy bien, porque te sirve para madurar. Me ayudó a centrarme en lo que quería conseguir. Luego llegó Lucía, que ahora tiene 14, y después llegó David, que se llama como el padre. No había más nombres [risas]. David tiene 10 años. Diez añazos, que digo yo, porque está como un crío de doce o trece años. Está muy grande. Y nada. A llenar el frigorífico [risas].
-Y son ellos los que mandan en la selección musical del coche cuando salen de viaje, dice.
-Sí, sí. Yo conozco el reguetón gracias a ellos [risas].
-Si no hubiera sido tenor, ¿a qué le hubiera gustado dedicarse?
-Hombre, si no hubiese sido tenor, lo más cercano... Me hubiera gustado ser cantante de rock. Saliendo de la música, me gustaba mucho la psicología. Me habría gustado ser psicólogo, por ejemplo. Pero mi padre me dijo [pone la voz grave]: 'No, eso no tiene salidas, estudia Empresariales'. Y luego, dando Contabilidad en la carrera, me acordaba mucho de mi padre [risas]. Yo aconsejaría a los jóvenes que cada uno estudie lo que le guste, independientemente de las salidas. Pero estar amargado en algo que no te gusta... Luego siempre hay tiempo para estudiar una oposición o algo así.
Saber decir que no
-Una lección imborrable para usted, ¿cuál ha sido?
-Que hay que saber decir que no. No sentirte culpable por decir que no. No dejarte manipular por lo que quieran o lo que decidan los demás.
-Si se quiere perder, ¿dónde no le vamos a encontrar seguro?
-En Nepal [risas].
-¿A quién le parece necesario resucitar?
-¡Uf! Buena pregunta. Alguno le podría contestar que a Franco [risas]. Pero ya se encargan los socialistas de resucitarlo constantemente. Bueno, ojalá pudiera resucitar a mi abuela. Mi abuela materna, Pepita, de Santiago el Mayor. Es la persona de mi familia que más amor me ha podido dar.
-¿Qué recuerda de ella?
-Era muy buena persona. Muy servicial. Siempre tenía los brazos abiertos, me esperaba con una sonrisa. En verano, cuando era joven, yo trabajaba y ella siempre tenía el almuerzo preparado, ahí con las salchichas... Me hacía sentir que yo era importante para ella, y ella para mí. Era una relación muy bonita, y ojalá pudiera revivir todos esos momentos. Mi abuela decía: 'Mi nieto ha nacido para tener hijos guapos y para cantar'.
-Ya que ha sacado las salchichas, hablemos del comer. ¿Un plato favorito?
-El arroz y marisco. Y el arroz y conejo. Además, se me da muy bien cocinar.
-¿Y qué se le da mal?
-Para ser un 'manitas'. Para arreglar cosas en casa soy muy malo. Ni fontanería, ni electricidad... Las manualidades no se me dan muy bien.
-Ahora mismo, ¿quién le parece que da mucho el cante?
-[Piensa]. Elon Musk.
«Sobran políticos. O, mejor dicho, políticos corruptos e incompetentes. Políticos que no se preocupan por su pueblo»
David Baños, que nunca se ha sentido especialmente profeta en su tierra, aprovecha que metemos la palabra 'cante' para contar varias novedades importantes en relación con su trabajo y varios proyectos que ha cerrado con la Región. Una de ellas. el Tour de La Traviata, con la compañía Opera 2001 -bajo la dirección artística de Miguel Lainz y Marie Ange en una gira por España, Francia y Portugal, le traerá el próximo 13 de noviembre en su querido Teatro Romea, donde ya ha dado el do de pecho alguna que otra vez. La última, el pasado mes de febrero, bordando ese momento sublime del 'Di quella pira' interpretando a Manrico en 'Il Trovatore'. «Uno de los papeles más difíciles de toda mi carrera», admite.
También se muestra «ilusionado» porque se reunió con el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Murcia, Diego Avilés, para desarrollar algún proyecto de forma conjunta. «Quizás para el Festival Murcia Tres Culturas y puede ser que para algún concierto de Navidad», adelanta. «Aunque no está cerrado, pero es la primera vez que yo llamo a las puertas de los responsables de Cultura de mi tierra, y me hace mucha ilusión». En los próximos meses, Baños también cantará en Croacia y Rumanía, por poner solo algunos ejemplos.
-¿Qué le da mucha pereza?
-Uf. Reservar y coger vuelos. Es, con diferencia, lo que más pereza me da de mi profesión.
-¿Qué le parece que sobra, en general?
-[Pîensa]. Políticos. O, mejor dicho, políticos corruptos e incompetentes. Políticos que no se preocupan por su pueblo.
-¿Y qué hace mucha falta?
-En general, que estemos más en contacto con la naturaleza. Que seamos todos más espirituales.
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