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Juanma Molina hace deporte en la playa de La Mota. Javier Carrión / AGM
«Dejé la política para estar con mi familia»

«Dejé la política para estar con mi familia»

Juanma Molina, presidente de la Federación de Atletismo, asegura que «cuando me retiré estuve un año sin calzarme las zapatillas; necesitaba desconectar»

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Viernes, 25 de agosto 2017

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Dejó los grumos de la política para darle a su familia lo que más le estaba faltando: tiempo. «Me encantaría que el día tuviera 30 horas», dice. Pero no las tiene y, metido hasta el cuello en mil contiendas, esa la tuvo que embaular. Juanma Molina (Cieza, 1979), exmarchador y medalla de bronce en un Europeo y un Mundial, presidente de la Federación Murciana de Atletismo y profesor en la UCAM, mantiene la sonrisa con la que ya enguirnaldaba el podio en su época de deportista -«reía el tercero como si hubiese sido el primero»-, pero hace un corte de mangas a la nostalgia. No es de los que vuelve del pasado pensando que cualquier tiempo anterior fue mejor; y mantiene una pizca de timidez y un cierto gusto por las cosas sencillas que le ha llevado a vivir en Cieza con sus dos niñas y Sonia, su mujer e hija de José Antonio Carrillo, que fue su entrenador antes que su suegro y que ahora está hecho «todo un abuelazo».

-¿Es un político que fue deportista o es más un deportista que llegó a ser político?

-Lo segundo. Un deportista que se metió a político. Me sigo viendo deportista y concibo la vida con visión de deportista, alguien que consigue las cosas con trabajo y esfuerzo. Que conste que dejé la política.

-Pero ¿sigue estando en el PP?

-Ahora mismo sí, por supuesto.

[Juanma Molina se presentó a alcalde de Cieza en las últimas elecciones y obtuvo más votos que los demás, pero no llegó a la Alcaldía por un pacto de los partidos de la oposición].

-¿Por qué dejó la política?

-Por motivos personales y profesionales. Llegó un punto en que tuve demasiadas inquietudes y hay que tener prioridades en la vida, y en esas prioridades está la familia por encima de cualquier otra cosa.

-¿Le faltaba tiempo para dedicárselo a ella?

-Sí, yo soy muy inquieto, pero llegó un momento, entre la federación, el trabajo y la familia que, buff, tenía que reflexionar y resetear.

-¿La política fue lo que se esperaba o peor?

-Siempre te sorprende, por mucho que te digan, pero son fases que van aportando y a mí me ha aportado en lo positivo y negativo, no lo voy a negar.

  • 1 -¿Un sitio para tomar una cerveza? -Cualquier lugar con buenos amigos.

  • 2 -¿Un concierto inolvidable? -Ariel Rot, en Cartagena.

  • 3 -Un libro para el verano. -'Beach kiss', de Cristina Selva.

  • 4 -¿Qué consejo daría? -No hagas daño a nadie.

  • 5 -¿Cuál es su copa preferida? -Malibú con piña.

  • 6 -¿Le gustaría ser invisible? -No.

  • 7 -¿Un héroe o heroína de ficción? -Ninguno.

  • 8 -Un epitafio. -Aún es pronto para pensar en uno.

  • 9 -¿Qué le gustaría ser de mayor? -Alguien de lo más normal.

  • 10 -¿Tiene enemigos? -Supongo que sí.

  • 11 -¿Lo que más detesta? -El orgullo, no saber reconocer los errores.

  • 12 -¿Un baño ideal? -En el Mar Menor.

-¿Qué fue lo mejor?

-Conocer a mucha gente de mi municipio. Me siento muy ciezano y sigo viviendo en Cieza. Aunque trabajo en Murcia, hago mi vida en Cieza.

-¿Lo peor?

-La hipocresía que existe. Ves cosas que son buenas para el municipio, pero no las apoyan por seguir a un partido. He estado en un pleno y he visto muchas cosas absurdas, enfrentamientos entre partidos.

-¿Se pierde mucho tiempo en politica?

-Hay que dedicarle mucho tiempo, más de lo que esperaba.

-Y claro, tiene dos hijas.

-Sí, una de 6 años y otra de 4.

-¿Qué es lo que más le dolió perderse de ellas?

-El disfrutar día a día. Yo he llegado a estar días sin ver a mis hijas ni a mi mujer, días de despedirme temprano y llegar por la noche. Y para mí eso es complicado. De hecho, me propuse que quería verlas y llevarlas al colegio y lo estoy cumpliendo. Eso de despertarlas, darles el desayuno y llevarlas..., qué menos.

-¿Nunca ha querido vivir fuera de Cieza?

-No. Eso se lo debo también a Sonia, mi mujer. Al final se dice que tiran más dos tetas que dos carretas [ríe]. Ahora te das cuenta de lo importantes que son los abuelos.

-¿Es buen abuelo José Antonio Carrillo? [Su suegro Carrillo es el fundador del Athleo Cieza, la cuna de los grandes marchadores de la Región como el propio Juanma y Miguel Ángel López].

-Sí. No tengo pega ninguna. Mis padres están más mayores, pero mis suegros son unos abuelazos. Se desviven por mis dos niñas.

-¿Se vive mejor en los pueblos?

-Creo que sí. En las ciudades se pierde un poco de ese ambiente hogareño y cercano de los pueblos. Además, en Cieza salgo de mi casa y en dos minutos estoy en contacto con la naturaleza.

-¿Sigue haciendo deporte?

-Corro de vez en cuando. Me retiré en 2012 por una lesión que me dejó fuera de los Juegos de Londres y estuve un año sin calzarme unas zapatillas.

-¿Sin hacer nada?

-Nada, cero. Necesitaba desconectar de lo que había estado haciendo durante más de veinte años de mi vida. Es verdad que enseguida me presenté a la federación y me puse a trabajar. Casi no tenía tiempo.

-¿Por qué volvió al deporte tras ese parón?

-Lo echaba de menos. Ahora corro sin reloj y sin medir. Solo es una manera de sudar y de desconectar un poco.

-Su etapa como presidente de la federación ha coincidido con el 'boom' del 'running'. ¿Qué parte ha sido moda y qué parte ha sido gracias a lo que han hecho desde la federación murciana?

-El 'running' se veía venir, eso es innegable, pero en la federación intentamos aglutinar a todas las personas que hacen deporte y no están bajo un amparo federativo. Lo hacemos con eventos que las agrupan, como el circuito de carreras populares de la Running Challenge.

-¿Puede ser una moda que igual que vino se irá?

-No, porque el 'running' es un estilo de vida.

-Está cumpliendo su segundo mandato en la federación, ¿seguirá?

-Prefiero no hablar, porque he de reconocer que estoy en un mandato en el que no iba a estar. Dije públicamente que no me iba a presentar y así era, pero la gente de la federación me lo pidió y me dejé convencer.

-¿Cuál es su mayor debilidad?

-Eso, que no sé decir a nada que no. Y hay que saber decir que no.

-¿A la política le hubiera tenido que decir que no?

-No, estoy muy contento de haber estado ahí, aunque es cierto que no con los resultados que me hubiera gustado. Me presenté para ser alcalde de mi pueblo y no fui capaz de responder a las expectativas.

-Fue el más votado.

-Sí, pero hubo un pacto de perdedores en Cieza que hizo que el partido que más votos obtuvo no pudiera gobernar.

-¿Qué le gusta más, la federación o dar clases?

-Las dos cosas. Me encanta la docencia. En estos cuatro años de docencia y gestión deportiva he aprendido cosas cada día.

-Aprobó el doctorado con sobresaliente 'cum laude'.

-Sí, lo saqué el 21 de diciembre de 2011 y lo saqué con la máxima nota.

-¿Hizo una exposición perfecta?

-No creo, se trata de engañarlos bien [ríe]. No, es broma, siempre miras después y sigues viendo errores.

-Un deportista, pasados los años, ¿echa mucho de menos lo que fue o evita la nostalgia?

-No echo de menos aquella etapa como deportista de alto nivel. Soy una persona inquieta y llegó un punto en que no iba a avanzar más en el deporte de alto nivel. Hay que tener claro que ya eres viejo o con lesiones y llega el declive profesional y, sin embargo, eres joven, pero tienes que plantearte otras cosas y otros proyectos. Yo lo he tenido claro, por eso se abrieron otras puertas nada más abandonar el deporte en 2012 y eso te hace renovar ilusiones. No puedes vivir anclado en el pasado.

-¿Mereció la pena todo ese esfuerzo en un deporte del que es muy difícil vivir?

-Sí, por supuesto. Yo tuve una adolescencia inhabitual. Si mis amigos se iban de fiesta, yo no podía, pero a cambio he conocido a gente maravillosa, a mi mujer, por ejemplo. Nunca me arrepentí de hacerme marchador.

-¿Recuerda su primer día en la marcha?

-Sí, perfectamente. Yo era corredor de la escuela de atletismo del Athleo y hubo una competición en Alcolea del Río, en Sevilla. Faltaba uno para completar el equipo y Carrillo preguntó quién quería ir y yo, que nunca había estado en Sevilla ni hecho marcha, levanté la mano.

-¿Cumplió?

-Quedé penúltimo, pero acabé los 10 km. No tenía ni idea de marcha y medio me enseñaron algo en una semana. Carrillo me dijo que con hacer un kilómetro bastaba para que el equipo puntuara, pero me dije que ya que estaba ahí tenía que acabar. Eso sí, me acordé todo el viaje de vuelta por el dolor en las caderas, isquios..., en todo el tren inferior. Y es que en la marcha se mueven más músculos que en la carrera.

-¿Es más completa?

-Sí, lo es, aunque se piense lo contrario, y es menos lesiva para el organismo, corriendo se resienten más las articulaciones. En la marcha el impacto es menor al estar más en contacto con el suelo.

-Y gracias a la marcha conoció a su mujer, ¿cómo fue?

-En la pista de atletismo en Cieza. Era marchadora e iba con su padre a la pista, y tanto va el cántaro a la fuente... Ella tenía 14 años y yo 17.

«La marcha es más completa que la carrera y menos lesiva»

-¿Es romántico?

-Lo era [ríe].

-¿Qué es lo mejor que le ha dado Sonia?

-Lo más importante, mis dos hijas, pero me ha dado mucha espontaneidad también. Tener una mujer al lado te imprime algo de ese lado femenino de las cosas. Y mucha independencia. Vivir con un deportista no es nada fácil y ella ha respetado mucho lo que es convivir con un deportista de alto nivel, que es muy egoísta, tiene que serlo para alcanzar sus metas.

-¿Cómo hace uno para llevarse bien con su suegro tanto tiempo?

-Pues porque hemos sabido diferenciar. De hecho, en algunos ambientes lo sigo llamando Carrillo, por ejemplo, en una concentración atlética, y ya en casa le dijo José, nunca suegro.

-¿Como es él?

-Muy cercano y muy amigo de sus amigos, una persona desprendida, que lo da todo; cuando se abre, se abre en canal. Hemos llegado a convivir. Se puede decir que éramos pareja. Dormíamos incluso en la misma habitación en las concentraciones y teníamos nuestros disgustos y complicaciones, como cualquier pareja; con una mirada sabíamos lo que pensaba el otro.

-Inventaron las gorras con hielo.

-Eso fue para los Juegos de Atenas de 2004. En Atenas hacía mucho calor y humedad y yo era un atleta que los sufría mucho. Teníamos dos opciones, o seguíamos entrenando en altura [en los Pirineos] casi hasta el mismo día de la carrera para mantener la frescura o volvíamos antes a una zona de calor para aclimatarnos. Decidimos quedarnos y Carrillo, para compensar, inventó una gorra a la que metíamos planchas de hielo e íbamos cambiando en carrera. Luego su mujer le hizo una cremallera y hoy ese modelo de gorra lo fabrica Joma para la federación española.

-¿Qué ha dejado de hacer con el tiempo?

-Dejé de ir al cine, aunque ahora he vuelto, pero para ver películas infantiles que, por cierto, son muy buenas, me emocionan un montón.

-¿Qué es lo que nunca dejará de hacer en su vida?

-Deporte. No concibo mi vida sin actividad deportiva. Ahora me pongo un dorsal, pero no ya para sufrir, ahora lo hago para disfrutar.

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