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El fiscal Pablo Lanzarote en su domicilio. enrique martínez bueso

Pablo Lanzarote: «Confío muy poco en la especie humana»

«Yo no puedo gastarme el dinero en un perro o en un gato de raza, con todos los que hay por ahí tirados», afirma el fiscal delegado de Tráfico

Viernes, 26 de julio 2019, 02:49

Inspira confianza, y se maneja con una naturalidad y una tranquilidad admirables, Pablo Lanzarote (Murcia, 1961), casado y padre de dos hijas, de 22 y 19 años.

  • 1 -¿Un sitio para tomar una cerveza? -En el Dalia, con los compañeros. [En Murcia]

  • 2 -¿Una canción? - 'Something', de George Harrison.

  • 3 -Libro para el verano. - 'Fiscales de película'. Autoría colectiva. Se puede encontrar en www.fiscal.es

  • 4 -¿Qué consejo daría? -Vive y deja vivir.

  • 5 -¿Cuál es su copa preferida? -Coca-Cola con mucho hielo.

  • 6 -¿Le gustaría ser invisible? -No.

  • 7 -¿Un héroe o heroína de ficción? -No tengo.

  • 8 -Un epitafio. -[No quiere epitafios]

  • 9 -¿Qué le gustaría ser de mayor? -Buena persona.

  • 10 -¿Tiene enemigos? -Creo que no, aunque algún envidioso tonto puede haber por ahí.

  • 11 -¿Lo que más detesta? -La mediocridad mezclada con la soberbia.

  • 12 -¿Un baño ideal? -En la piscina de mi casa.

-¿Se quedó con las ganas de sumar un varón a la familia?

-Sin duda, ya lo creo que sí.

-¿Qué tal padre es?

-Creo que soy malo por intentar ser demasiado bueno. Los protegemos demasiado, nos metemos mucho dentro de sus vidas y tratamos de cuidarlos en exceso, y creo que nos equivocamos. No es como antes.

-¿Cómo era antes?

-Nuestros padres nos dejaban más a nuestro aire. Ahora somos demasiado intervencionistas; o por lo menos, yo lo soy. Pero creo que, a fuerza de querer ser bueno, al final lo que pasa es que no los provees de las herramientas necesarias para poder luchar en la vida, que es muy difícil. Antes no había tantos peligros, no vivíamos en una sociedad tan violenta como la de hoy. Ahora, te interesas en lo que hacen tus hijos para que puedan salir sanos y salvos de esto. Pero, al final, puede que te salga el tiro por la culata y que, si no los conviertes en unos inútiles, puede que sí en unos medio inútiles.

«El espacio me subyuga. Me compré un buen telescopio y disfrutaba observando la constelación de Orión»

-¿A qué tienen que estar atentos los padres?

-Las personas con las que se relacionan nuestros hijos son hoy determinantes, eso no puedes perderlo de vista; y, al mismo tiempo, se debe actuar con mucho tacto.

-¿De pequeño cómo era usted?

-Un niño normal y corriente de la época, de la EGB de los años 60. Feliz, muy impulsivo. La infancia fue una maravilla. Todo eso que se oye ahora del acoso escolar, por ejemplo, yo jamás lo vi.

-¿Con qué soñaba?

-Ahora que estamos celebrando el 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna, recuerdo perfectamente que quería ser astronauta. Vi la llegada a la Luna con ocho años, y me dejó completamente impactado. Pero he querido ser muchísimas cosas... Con 13 o 14 años, mi ilusión era formar parte de un grupo musical tan famoso como los Beatles. Tocaba la batería en un grupo que formamos en los últimos años de instituto. Le pusimos Edmond, como la marca de guitarras eléctricas. Lo pasamos muy bien, pero a los Beatles no logramos eclipsarlos [risas].

-¿Por qué estudió Derecho?

-Cuando terminé COU, quería dedicarme profesionalmente a la música, pero mis padres se opusieron radicalmente; llegado el momento, quise ingresar en la Academia Militar de Zaragoza, porque tengo mucha familia militar, pero por la vista no pude acceder. Me metí a estudiar Derecho porque mi padre era abogado y mi hermano estaba en los últimos años de esta carrera. Pero no tenía yo una especial vocación.

-¿Se ha arrepentido?

-En alguna ocasión, sí. Creo que hubiese sido más feliz en otras profesiones. El ejercicio del Derecho -enseñarlo es otra cosa, es lo que más me gusta-, y especialmente en el ámbito penal, puede ser en muchas ocasiones muy desagradable. Y si no eres equidistante con los problemas, sino que te los llevas a casa, te afecta. Tienes que tener una armadura muy fuerte para que todos los dramas que ves no te influyan.

Barbaridades

-¿Y usted no la tiene?

-Yo no. Veo auténticas barbaridades, auténticos dramas... Me afecta todo y me lo traigo a casa.

-¡Con lo bien que estaría de militar dando órdenes!

-¡O tocando la batería por ahí, o de astronauta! Mi trabajo es poco lúdico. Son profesiones... sórdidas, en las que no te encuentras fácilmente cosas agradables. Es un poco como [la serie de televisión] 'Canción triste de Hill Street'.

-¿Qué no entendió nada de nada?

-Cuando me suspendieron las oposiciones por primera vez, teniendo una calificación buenísima, no lo entendí. Saqué una nota buenísima en el [examen] teórico, en el que entraban 400 temas, y luego había que hacer un ejercicio práctico, que yo pensaba que era un poco para perfilar notas; tanto para juez como para fiscal, yo saqué una de las notas más altas en mi tribunal, pero en el ejercicio práctico me suspendieron y todavía no sé por qué. Creo que eso aún no lo he superado [sonríe]. Tuve que volver a mis torres de apuntes, que prácticamente tenían mi misma altura. Me caían unas lágrimas como puños, amigo.

-¿La vida se ha portado bien?

-Sí, sí, mi vida ha sido tranquila. Mi padre falleció, pero mi madre, con más de 90 años, todavía vive y está muy bien.

-¿Le sigue tratando como si fuese todavía un niño?

-Claro, me sigue dando los mismos consejos y regañándome por las mismas cosas.

-¿Qué le hace disfrutar?

-Jugar un partido de tenis con un buen amigo me relaja, me hace desconectar y me recarga las pilas. Es con lo que más disfruto. También me gusta salir a correr, y el cine que tiene que ver con el espacio me lo veo todo. Publicar textos relacionados con mi especialidad también me gusta. El fiscal Pablo Lanzarote, con su perra 'Lana' en su domicilio. enrique martínez bueso

-¿Qué le resulta apasionante?

-El espacio me subyuga. Me compré un buen telescopio y recuerdo disfrutar muchísimo observando la constelación de Orión. Al final, se lo llevó mi hermana. Empleaba muchas horas mirando ahí fuera, pero es que la cantidad de secretos que encierra el Universo me resulta apasionante.

-¿Hay un Más Allá?

-Yo creo que esto no se acaba aquí. Tampoco tendría mucho sentido que así fuera. Mi corazón me dice que sí, y en eso prefiero hacerle caso antes que a la razón.

-¿Creyente?

-Sí.

-¿Católico?

-Sí.

-¿A qué dice que no?

-No me gusta nada salir por la noche.

-¿De qué viaje no se olvida?

-Del que me llevó a Venecia con 18 años, con todos los colegas de COU. Éramos todos unos animalillos y nos quedamos sorprendidos, en silencio, maravillados cuando llegamos. Y, últimamente, París me ha encantado. No es que haya viajado mucho, pero cuando viajo disfruto. Pero es cansado, y ya no tengo los 18 años de Venecia.

-¿Cree que somos los reyes de la Creación?

-Somos unos insensatos. La verdad es que yo tengo muy poca confianza en la especie humana. Soy más bien misántropo que filántropo. Creo que somos bastante insignificantes como especie, bastante mal hacedores y bastante destructivos.

-¿Y el futuro?

-Muy negro, nuestro destino es, como mínimo, gris. Hay mucha insolidaridad, cada uno no ve más allá de sus narices y de su ombligo, y la falta de empatía con los demás pesa mucho. Individualmente, está claro que hay personas que son muy válidas, incluso posiblemente millones, pero si hablamos de la Humanidad lo negativo prevalece.

-¿Aprendemos muy lentamente?

-Aprendemos poco y demasiado lentamente, sí. El problema no es tropezar siempre con la misma piedra, sino que encima nos encariñamos de ella.

-¿Y los animales?

-Siento una gran simpatía por ellos. A mi padre también le gustaban mucho los perros. Efectivamente, yo también digo eso de 'cuanto más conozco a los hombres, quiero más a mi perro'. Así es.

'Venus', 'Lana', 'Cora'

-¿Con qué animales conviven en casa?

-Tengo dos perras y una gata preciosa, 'Venus', que recogimos de por ahí, abandonada. Yo no puedo gastarme el dinero en un perro o en un gato de raza, con todos los que hay por ahí tirados. La recogimos y se crió con la perra pequeña, 'Cora', que es hija de 'Lana', a la que también recogimos. En esta casa no hay más varón que yo. Y no me tienen como un rey [risas], me tienen totalmente dominado [más risas].

-¿Colabora usted en las tareas domésticas?

-Sí, y si no me llaman al orden para que lo haga.

-¿Qué suele hacer?

-Lo que ordena 'mi voluntad', que es mi mujer, Esperanza.

-¿Qué le enamoró de ella?

-Hombre, al principio su físico, porque era guapísima y tenía un tipazo impresionante, no le puedo decir otra cosa. E, inmediatamente después, su grandísimo corazón y que era una persona, y sigue siéndolo, excepcional.

-Con ella sí que acertó.

-Ahí di en el clavo completamente, eso lo tengo bien claro.

-¿Qué sería necesario?

-Poner una asignatura obligatoria de Seguridad Vial en las escuelas.

-¿Le gusta conducir?

-Sí.

-¿Alguna temeridad?

-Nunca he conducido después de haber bebido. Y en cuanto a drogas, no las he tomado jamás: ni antes de conducir, ni después, ni nunca.

-¿Qué reconoce?

-Leerme una novela es que no puedo, imposible.

-¿Para qué se ha dado ya por vencido?

-Para mejorar mi revés del tenis. Ya me lo dijo [el que fuera estrella argentina del tenis] Martín Jaite, con quien jugué en el Club de Campo en el 77 o el 78. Yo tenía 18 años, y él tendría 15 o 16 años. Me ganó 6-0, 6-1. ¡Me fulminó! [Risas] Le gané el primer juego, pero luego ya es que ni me enteré. Al terminar me lo dijo: 'Tienes una derecha muy buena, pero tu revés es un agujero'.

-¿Qué le costaría trabajo?

-Cambiar de ciudad.

-¿Y qué es verdad?

-Que casi todo es disculpable, mientras no hagas daño a nadie.

-Y me imagino que su ídolo es...

-...Neil Armstrong es una pasada, ¡acojonante!

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