Un proyecto diferente para niños y niñas desde los 2 años

En el espacio de Infantil del Liceo parece que el tiempo se ha parado. Los niños juegan, ríen, se empapan de pintura para crear un mural gigante, leen cuentos y escuchan canciones. Si no fuera por las mascarillas de sus profesoras y asistentes, todo aparecería como antes. «Nada impedirá que nuestra Petite Maison, nuestro espacio de Infantil, continúe siendo un lugar para el bienestar y el desarrollo de los niños y niñas sus primeros años», asegura el director del Liceo francés internacional de Murcia, Christophe Gallais.

Esta Petite Maison acoge a los pequeños desde los 2 años adaptándose a las necesidades de los niños y de las familias. Además, hace posible elegir entre la jornada reducida o completa para ayudar a la conciliación y adaptación del niño. Se crean grupos reducidos y atendidos por una profesora titular nativa francesa y una asistente.

Pero no sólo eso, la Petite Maison destaca entre toda la oferta de la Región porque respeta el ritmo de cada alumno, personaliza el aprendizaje y desarrolla sus capacidades: «No tenemos un proyecto educativo, sino tantos proyectos como alumnos hay en el colegio. Nos adaptamos a ellos, sobre todo, en los primeros años, en los que tienen que encontrar el gusto por venir al colegio, por disfrutar aprendiendo», añade Gallais.

Desde los dos años se priorizan las emociones y la autonomía. Esta seguridad en la expresión de sus sentimientos y la capacidad de ser autónomo sentarán las bases del alumno para comenzar luego a aprender con seguridad. Tal y como describe el director, «la Petite Maison es un espacio pensado para ellos, que permite respetar su ritmo, sus intereses hacia los talleres propuestos y desarrollar su autonomía personal, con rincones de juegos, de trabajo, de descanso y una zona de aseo dentro de la misma aula a la que tienen un acceso libre».

¿Cómo se hace real este proyecto educativo en el día a día de un niño de 2 años? «Desde que entra por la puerta cada mañana nos enfrentamos a momentos de alegría, ira, tristeza o miedo. Ayudamos a cada niño a identificar y a gestionar su emoción con un abrazo, un cuento, una canción, dar un pequeño paseo, compartir un juego que le guste… Cada niño tiene necesidades y gustos diferentes», apunta.

Y tan importante como el niño es la comunicación con su familia. Se escucha, guía y tranquiliza a los padres para compartir impresiones y preocupaciones. El éxito de los primeros días en el colegio se debe a la colaboración entre el equipo educativo y las familias.

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