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La cosecha de febrero

Ha sido uno de los tres más cálidos en medio siglo, con récords de temperatura en varias capitales. Terrazas y playas abarrotadas por todo el país han convivido con alertas por contaminación, alergias adelantadas y sequía en el campo

ISABEL IBÁÑEZ

Miércoles, 6 de marzo 2019, 12:03

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Quien más quien menos tenía una foto del año pasado para comparar: los campos nevados de febrero de 2018 -el tercero más frío desde que se tienen registros (1965)- frente a los termómetros callejeros del mes que acaba de terminar, que parecían reventar con cifras más propias de julio. Y no hemos llegado al final. En las playas, los arenales hierven y los bañistas se lanzan al agua confiados en que la salida será benévola. Y las terrazas se multiplican por todas las ciudades y pueblos, otorgando una falsa aunque placentera sensación vacacional. A falta de que los expertos de Aemet hagan cuentas definitivas, su portavoz Rubén del Campo informa de que este febrero ha sido uno de los tres más cálidos en 54 años, más de medio siglo, cuando se empezaron a recabar datos desde todas las zonas de España. «Ha sido cálido por las temperaturas diurnas, que han subido mucho, aunque las nocturnas, frescas por los cielos despejados, con heladas, han equilibrado la media». Sí destaca, sin embargo, los récords puntuales y absolutos que se han batido en varias ciudades españolas; en especial, el penúltimo día del mes, el miércoles 27, que pareció pleno verano.

«Hay jornadas en julio en que no alcanzamos esas máximas -detalla Del Campo-. Fíjate, por ejemplo, en las tres capitales vascas; ese día en Bilbao llegaron a los 26,9 grados, cuando la media de julio allí es 26,4; ha sido la máxima temperatura registrada en un febrero en la capital vizcaína en 71 años (hay datos desde 1948). En San Sebastián se batió el récord con 25,6, la mayor recogida desde 1928. Y en Vitoria subieron hasta los 27, nunca tan alta desde 1975». Se han superado marcas en Pamplona, Logroño, Soria, Huesca, en las capitales gallegas... Hasta diez se pulverizaron esa jornada. Pero lo más sorprendente, señala el experto, es lo de Zaragoza: «Porque el día 23 llegaron a 23,1 grados, batiendo el récord que había desde 1978, con 22,5. Pero es que el 27 volvieron a superarlo y alcanzaron los 25,5. ¡Este mismo mes se ha superado la marca dos veces!». Y teniendo en cuenta que los maños, hace exactamente un año, se abrochaban bien los abrigos para protegerse del frío: 15 grados menos en las horas centrales del día.

Los refranes referidos a febrero, en teoría el segundo mes más frío, tras enero, ya avisan de su carácter algo distraído, y el calificativo más habitual es el de «loco», por lo imprevisible del tiempo. Mientras el año pasado las nevadas campaban a sus anchas por la geografía española y, el 27 de febrero de 2010, el país vivía una de las mayores ciclogénesis explosivas de su historia, de nombre 'Xynthia', este año un anticiclón al que los medios de comunicación se han apresurado a bautizar como 'el Monstruo' ha pintado escenarios primaverales; mejor dicho, estivales. Lo explica Mar Gómez, meteoróloga de El Tiempo.es: «Se ha instalado y estancado desde hace tres semanas y hemos estado bajo su influencia, aún lo estamos, permitiendo que entraran las masas de aire cálido desde el sur. No ha sido un mes de récord total, pero sí muy atípico. Y más si tenemos en cuenta que el del año pasado resultó el tercero más frío en medio siglo».

En Europa

  • Calor e incendios El tapón formado por el anticiclón ha propiciado que se hayan alcanzado temperaturas récord en todo el continente, como la registrada en la ciudad sueca de Karlshamn, con 16,7 grados, o los 20,5 de Arcen, en Holanda.

  • 21,2 grados experimentaron el pasado día 26 en la localidad inglesa de Kew Gardens, cuando en Reino Unido no llegaban a los 20 por estas fechas desde 1998. El año pasado padecían tanto frío como los -11,7 de Farnborough, en Hampshire. «Nunca habíamos visto algo así... En Gales, estos 20,6 es como estar en pleno verano», dice Étienne Kapikian, meteorólogo del servicio francés Météo-France. Según el Servicio de Gestión de Emergencias de la agencia de la UE Copernicus, a día de ayer se habían producido 480 incendios forestales en toda Europa en lo que llevamos de año. Comparado con la media habitual de incendios en el periodo 2008-2018, se corresponde con la cifra de mediados de agosto. La superficie quemada es de 74.482 hectáreas, panorama típico de mediados de julio, cuando lo normal por estas fechas serían unas 4.872 hectáreas calcinadas. Francia es el país más afectado, con 180 incendios, muy por encima de la media para todo el año (24), y también de la media en superficie quemada. España ha superado la media anual máxima de fuegos forestales (154), pero la superficie arrasada es menos preocupante: la equivalente al mes de julio.

Destaca Gómez las temperaturas vividas en muchas capitales europeas, sorprendidas con unos registros nunca vistos antes por estas mismas fechas: «En Karlshamn (Suecia) han subido hasta los 16,7 grados, mientras que en la ciudad inglesa de Kew Gardens llegaban a los 21,2». El Centro Meteorológico de la BBC avanza que este será probablemente uno de los más calurosos desde 1878, año en que comenzaron a recoger datos.

En España, algunos cerezos ya han florecido, aunque en el Valle del Jerte no han advertido que sus árboles hayan iniciado el espectáculo que cada primavera atrae a miles de visitantes. Pero quien sí ha hecho su aparición, y de forma masiva por culpa de este tiempo, ha sido el polen, especialmente el de ciprés, provocando episodios adelantados de alergias. Desde el Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic), concretan el cóctel explosivo preparado por este mes tan anómalo: niveles altos de polen, contaminación y falta de lluvia de forma persistente.

«El cereal se está secando y le atacan los hongos con este calor»

José Roales - Confederación Agricultores

«Todas las ciudades deberían tener protocolo contra la contaminación»

Miguel Ángel Ceballos - Ecologistas en Acción

«Zaragoza ha batido su récord de temperatura desde 1978 dos veces en tres días»

Rubén del Campo- Portavoz de Aemet

Miguel Ángel Ceballos, experto en calidad del aire de Ecologistas en Acción, recuerda que 26 capitales españolas han superado los índices de polución permitidos: «No ha habido ventilación del aire en las ciudades y la contaminación se ha mantenido elevada durante muchos días consecutivos. En Canarias, la situación se ha agravado por su cercanía a África, por la calima y sus partículas de polvo en suspensión. Pero también han alcanzado niveles muy altos en Asturias, Galicia, País Vasco... Ha sido generalizado en todo el Estado». Insiste en la necesidad de que todas las ciudades arbitren un protocolo de actuación frente a estos episodios: «Y pocas lo tienen. En Valladolid, por ejemplo, han cerrado el centro al tráfico, han limitado la velocidad en las vías de acceso y el transporte público es gratuito estos días. Madrid también ha reducido su velocidad máxima, y en Asturias han impuesto medidas de disminución de la actividad en los puertos. En Valencia, sin embargo, tienen protocolo, pero no lo han activado pese a los muchos días que llevan así. Y la mayor parte de las ciudades ni siquiera cuenta con uno. La OMS incide en que no pueden pasar más de tres días con niveles altos de contaminación sin poner medidas». El 3% de las muertes en España son por culpa del aire contaminado.

Cereales secos

En Villamayor de Campos (Zamora), José Roales detiene su tractor para contestar a este periódico. Es el responsable nacional de cultivos herbáceos de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), que agrupa al 40% del sector. «Ya estamos teniendo problemas por la falta de agua -explica-. No es solo por esto; el cambio climático ya está aquí y por eso estamos investigando con semillas que salen adelante con menos agua. Porque este tiempo que seguimos teniendo está afectando ya al cereal, al trigo y la cebada. Con temperaturas tan altas tantos días seguidos, el ciclo vegetativo se adelanta, el cereal se agosta sin haber vivido su proceso y le atacan los hongos por el calor. La cascarilla que lo recubre se está secando sin haberse llenado, sin peso específico ni calidad, y, como ser vivo, entiende que ha llegado al final. Pasa en muchas partes de España y estamos preocupados por si la cosa sigue así. Cada día, la humedad se va evaporando. A tres o cuatro centrímetros de profundidad, el suelo ya está seco», advierte con preocupación.

Sin lluvias -en buena parte del país ni siquiera han caído cinco litros por metro cuadrado en todo el mes, según Aemet-, los embalses empiezan a verse afectados y, aunque su caudal sigue superando al del año pasado, «el porcentaje de agua embalsada ya está por debajo de la media de los últimos diez años». Ante este panorama, el campo se convierte en territorio abonado para los incendios; como muestra, las decenas de focos que permanecían activos el día 18 en Cantabria.

Y la cosa no ha terminado. Aún queda este fin de semana por delante, para el que seguían anunciando altas temperaturas. En El Tiempo.es aclaran que el hecho de haber tenido este calor «no presupone que recuperemos la normalidad en las proximas fechas». Ponen el «contraejemplo de 2017, que, con un febrero de temperaturas altas, tuvo una primavera extremadamente cálida también».

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