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Canas al aire: Tres décadas de viajes del Imserso

El Imserso cumple 40 años y sus famosos viajes, más de 30. A lo largo de este tiempo, millones de españoles han podido disfrutar de la aventura de su vida

IRMA CUESTA

Lunes, 26 de noviembre 2018, 10:44

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Para Ascensión Villafañe aquella fue la primera vez que se subía un avión, así que, aunque quisiera, le resultaría imposible olvidarlo. Ascensión recuerda como si fuera hoy lo poco que le costó convencer a su marido, jubilado de una fábrica de cubiertas para tractores, y la ilusión con que pusieron rumbo a Torremolinos. «Nada más llegar, aunque era tarde, dejamos las cosas y fuimos a ver la playa. Aquel fue el primero de muchos viajes a Benidorm, Palma de Mallorca... La mayor parte de las veces, 15 días que pasaban volando y en los que siempre hacíamos amigos. Para personas como nosotros, que nacimos en Villafañe, un pueblecito de León que no tiene más de 190 habitantes, era nuestra oportunidad para disfrutar y conocer cosas que nunca habríamos visto».

Si hubiera que hacer una lista de seguidores devotos del que se considera uno de los mejores 'inventos' del Imserso, la Entidad Gestora de la Seguridad Social del Gobierno de España que este año celebra su cuarenta aniversario, ellos, que van camino de su 87 cumpleaños, estarían en cabeza.

938.000

plazas oferta el Imserso para la temporada 2018/2019 de su Programa de Turismo Social. Casi un millón de pensionistas podrán viajar y disfrutar de unas vacaciones entre octubre y junio, formalizándose más de 8 millones de pernoctaciones. Según los datos que maneja el Gobierno central, la campaña garantizará el mantenimiento de 90.000 puestos de trabajo en una época del año muy complicada para el sector hostelero.

Aquella iniciativa que se encargaría de publicitar Florinda Chico después de que la primera opción, Mary Santpere, muriera en un avión rumbo a Madrid cuando la campaña estaba ya grabada, cambiaría la vida de millones de españoles.

Quien tampoco lo ha olvidado es Matilde Fernández. La exministra socialista recuerda el día en que varios empresarios hoteleros de Baleares, acompañados de algunos representantes de UGT y CC OO, se reunieron con ella y con Joaquín Almunia cuando el bilbaíno era ministro de Trabajo y ella tenía en sus manos la cartera de Asuntos Sociales. «En aquel encuentro comenzó todo. Ellos buscaban la manera de no tener que cerrar en invierno y nosotros encontramos la forma de generar calidad de vida para los mayores creando riqueza para el país».

Matilde Fernández habla con entusiasmo de los meses en los que desarrollaron el proyecto. «Si los hoteles seguían abiertos todo el año se acababa con los fijos discontinuos, de manera que estábamos ayudando a crear empleo, dinamizando el sector y dando la oportunidad de enriquecer sus vidas a muchos españoles que nunca habían salido de casa, que no conocían el mar o la montaña y que jamás se habían subido a un tren o un avión», afirma la mujer a la que Felipe González entregó la responsabilidad de un ministerio que pasará a la historia por haber animado a cambiar de aires y desprenderse de sus complejos a miles de españoles.

En cifras

  • 377,14 euros es el coste del viaje más caro de esta temporada. Por ese dinero los mayores pueden pasar quince días, pensión completa y transporte incluidos, en varios destinos de costa. Otra opción, por 93 euros, permite disfrutar de dos noches en una capital.

  • 69 millones de euros es el dinero que el Gobierno destina a este programa. Una cantidad que deben gestionar las empresas que se quedan, vía concurso público, con la gestión del servicio y que, según los hoteleros, no es suficiente para ofrecer calidad.

  • ¿Quién puede ir? Puede apuntarse cualquier residente en España que reúna alguna de las siguientes condiciones: ser pensionista de jubilación o por otros conceptos, de viudedad con 55 años o más, o perceptor de prestaciones o subsidios de desempleo con sesenta o más años de edad.

  • Imagen de campaña La muerte de Mary Santpere en 1992 obligó a suspender la campaña publicitaria del programa de vacaciones. Para colmo de males, su fallecimiento se produjo a bordo de un avión, justo cuando se animaba a los mayores a subirse a ellos. Florinda Chico la sustituyó.

La historia de lo que se bautizaría como viajes del Imserso comenzó a escribirse en el año 1985 con 16.000 plazas, 19 hoteles y dos destinos: Benidorm y Palma de Mallorca. Sólo hace falta echar un vistazo a las imágenes en blanco y negro de aquella primera aventura para recordar cómo éramos. Hombres con boina y mujeres vestidas de luto o alivio decididos a vivir, muchos de ellos, la gran experiencia de su vida en un país en el que solo había dos cadenas de televisión y los años de la postguerra aún estaban demasiado frescos en la memoria de muchos compatriotas.

Una imagen que poco -o nada- tiene que ver con la del ejército de setentones que hoy se ponen como pinceles al caer la tarde dispuestos a dejarse la piel bailando 'Los Pajaritos' hasta bien entrada la noche, o a echar una cana al aire si la cosa se pone a tiro.

De la playa al balneario

«Aunque poco a poco las cosas van mejorando, porque de algún modo nos vamos educando unos a otros, siguen ocurriendo cosas sorprendentes; como ver a una mujer con cien rodajas de piña camino de su mesa, o a paisanos limpiándose la dentadura postiza sobre el plato de café con leche. Eso, por no hablar de los fenómenos que, con el azúcar por las nubes, se ponen hasta arriba de pasteles». Jesús Remartínez, un zaragozano de 73 años que desde que se jubiló, hace ya siete, no cierra una temporada con menos de cinco viajecitos. Especialista en encontrar el lado divertido de la vida, es uno más de los miles de españoles que consideran el programa del Imserso un gran invento. «Lo cierto es que merece la pena. Además, algo que en principio parecía destinado a las clases con menos recursos ha terminado convirtiéndose en una opción fantástica para todos. Mi mujer y yo empezamos a viajar en octubre y terminamos en mayo». Suyas serán -al menos- dos de las 938.000 plazas que se ofertan para la temporada 2018/2019 en 400 establecimientos hoteleros. Su primer destino será Denia. Una semana en un hotel de tres estrellas les va a salir a los Remartínez por 146 euros. Allí, como en la mayor parte de los hoteles que ofrecen plazas para el Imserso, tendrán la opción de aprender a bailar la cumbia, de jugar a la petanca o de mover las caderas con algún tema de el Puma o Raphael cuando anochezca. Eso, las ganas de pasarlo en grande mientras el cuerpo aguante, apenas ha cambiado.

Lo que sí ha cambiado gracias a ese ejército de mayores son los balnearios españoles, incluidos pocos años más tarde en esa suerte de 'vacaciones para todos' que nació para alegrarnos la vida. «Cuando nos incorporamos, años después de iniciarse el programa con el sector hotelero, en España había 12 estaciones termales que sobrevivían durante todo el año como podían abriendo unos meses en verano. El Imserso ha sido absolutamente fundamental para recuperar los balnearios y la cultura termal en España. ¿La prueba? Hoy son 115 y 110 están adscritos al programa», cuenta Miguel Mirones, presidente de la Asociacion Nacional de Balnearios. También ellos son testigos de cómo han cambiado las cosas en estos treinta años. «Antes, los mayores que llegaban a un hotel o un balneario preguntaban por las tres cosas que consideraban fundamentales: misa, baile y bingo. Hoy lo primero que te dicen muchos de ellos es si tenemos wifi», apunta como prueba de la revolución que se ha producido y de lo poco que tienen que ver un español medio de 70 años de ahora con el de hace tres o cuatro décadas. Eso, dice, por no hablar del aspecto y las condiciones de salud con que llegaban. «Sin duda, mucho más castigados física y anímicamente».

Es que, después de haberse soltado la melena, es complicado volver a atarla. Además, es fácil animarse cuando, por poco más de 300 euros, uno puede pasarse diez días sintiéndose como un personaje del famoseo en buena parte de los balnearios españoles o, por 377, el precio más caro, puede disfrutar quince días, pensión completa y transporte incluido, tirado al sol en muchos de los destinos que se ofrecen en Andalucía, Cataluña, Murcia y la Comunidad Valenciana. «Nuestro objetivo es seguir manteniendo la oferta existente desde una perspectiva de calidad», dice Carmen Orte, la mujer que hoy lleva la riendas del Imserso y que asegura que, «sin duda, los viajes han hecho mucho bien a millones de españoles».

Matilde Fernández recuerda que, siendo aún ministra, una mujer viuda se le presentó un día en el despacho para pedirle consejo. Se había enamorado en uno de los viajes que entonces empezaban a organizar y, como era católica practicante, quería casarse. El problema es que, aunque estaba decidida a consagrar su relación, no le parecía tan buena idea perder la pensión. «Le dije que fuera a ver a unos curas de Vallecas que conocía. Creo que hicieron una especie de boda que, a efectos legales, nunca existió».

«Dar cama y pensión completa por 20 euros al día no compensa»

Aunque las ganas de viajar y el ánimo de los mayores no ha dejado de crecer en estos años, lo que sí parece haberse desinflado es la alegría con la que el sector hotelero encaraba el asunto. De la euforia de los primeros años, en los que la iniciativa conseguía que decenas de empresas siguieran abiertas durante unos meses en los que hasta entonces no tenían más remedio que colgar el cartel de 'cerrado', han pasado a asegurar que, para muchos, se ha convertido un negocio ruinoso.

Hace solo unos días, la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turístico (CEHAT) dejó claro que ya no les salen las cuentas; que ofrecer un precio de 20 euros (descontando impuestos) en régimen de habitación y pensión completa es imposible, no les compensa. «Trabajar a pérdidas es un débil estímulo para la parte empresarial, por lo que cada vez serán menos los establecimientos que quieran participar y se degradará el servicio que se presta a los mayores», expone la patronal, intentado presionar al Gobierno para que eleve unos precios que, aseguran, llevan demasiados años congelados. Reconocen, sin embargo, que en su día fue la tabla de salvación para muchos de los establecimientos que hoy siguen formando parte de la red del Imserso.

Competencia por el sénior

La realidad es que el desfase de precios es abismal. En Los Álamos, uno de los numerosos hoteles de Benidorm que cada año atienden a miles de mayores, a los jubilados les sale por 191,82 euros pasar una semana con pensión completa en una habitación doble. Nada que ver con los 700 que tendría que pagar cualquier turista que no pueda viajar protegido bajo el enorme paraguas del Imserso.

Tampoco parece que a las 8.000 agencias de viaje minoristas que gestionan las vacaciones de nuestros mayores les cuadren los números, y están decididas a pedir algo más que los 12 euros, IVA incluido, que ahora se llevan por cada reserva.

El problema es que el Gobierno se lava las manos señalando que no es a él a quien deben dirigirse las quejas, porque la Administración contrata la gestión del programa. De hecho, durante la temporada 2018/2019 la organización del servicio está en manos de las UTE Mundosenior (Halcón y Barceló) y Mundiplan (Iberia, Alsa, Gowaii e IAG7). El Imserso se limita a dejar sobre la mesa los 69.471.345 euros que destina a este asunto, y a asegurarse de que, con ese dinero, se pague el 21,39% de cada viaje para que sólo el 78,61% restante corra a cuenta de los usuarios.

Aún así, lo que está claro es que los mayores, cada vez más sanos y longevos, se han convertido en un importantísimo nicho de negocio no solo para las farmacéuticas, también para las grandes agencias de viajes. En medio de la lucha por hacerse con el turista sénior, este año, tres días antes del inicio de las ventas del programa de viajes del Imserso, Mapa Tours lanzó su nuevo folleto Mapa Senior +60; El Corte Inglés lleva tiempo proponiendo planes especiales para quienes han cumplido ya los 55, y Club de Vacaciones se presenta ya como el primer touroperador español especializado en turismo para +60 años. Despertadas las ganas de viajar, va a ser imposible pararlas.

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