La Semana Santa de Jumilla vive sus días grandes

La Semana Santa de Jumilla, declarada de Interés Turístico Internacional, alcanza su apogeo con la llegada del Jueves y el Viernes Santo, dos jornadas que condensan la esencia, la tradición y la devoción de una celebración seis veces centenaria. Estos días marcan el corazón de una semana en la que Jumilla se transforma.

El Jueves Santo es, sin duda, uno de los días más esperados por jumillanos y visitantes. Desde primera hora de la tarde, la ciudad respira un ambiente festivo y vibrante con la llegada de las Manolas, en un desfile cargado de alegría y color, en el que la elegancia tradicional se une a la pasión por las imágenes que esa misma noche recorrerán las calles. Es una jornada única, marcada por el contraste entre la vitalidad del día y la emoción contenida de la noche.

La Procesión de la Amargura, en la noche del Jueves Santo jumillano, es uno de los momentos más sentidos y simbólicos de toda la Semana Santa. Es la primera vez que sale a la calle el Cristo Amarrado a la Columna, una de las tallas más emblemáticas de Jumilla, obra del escultor barroco Francisco Salzillo, que despierta fervor y admiración a su paso. La ciudad se sumerge en un momento especial, donde la música, la emoción y el paso pausado de los nazarenos crean una atmósfera única, llena de devoción y belleza. Igualmente, la Real Cofradía de Jesús Nazareno vive en esta procesión uno de sus grandes momentos con su imagen titular y una Madre María de la Amargura.

El Viernes Santo ofrece dos caras bien diferenciadas que reflejan la riqueza espiritual y artística de la Semana Santa Internacional de Jumilla. Por la mañana, la ciudad revive la Procesión del Calvario, una de las más extensas y participativas, con decenas de pasos que representan las escenas más relevantes de la Pasión de Cristo. Es un desfile profundamente arraigado, donde se combina el patrimonio escultórico con la tradición popular.

Por la noche, la solemnidad se adueña de las calles con la Procesión del Santo Entierro, considerada una de las más impresionantes en cuanto a belleza artística y calidad de los pasos. La cuidada iluminación, el silencio respetuoso del público y la maestría de las imágenes convierten esta procesión en un auténtico museo en movimiento. Cada detalle está medido para rendir homenaje a la muerte de Cristo con respeto, sensibilidad y una puesta en escena de gran impacto visual.

La emoción continúa el Sábado de Gloria con la Procesión de la Redención, una de las más singulares no solo de Jumilla, sino de toda la Región de Murcia. En ella, el Cristo de la Redención es portado a costal, al estilo andaluz, lo que la convierte en una procesión única en su género dentro de la comarca. El esfuerzo, la coordinación y la entrega de sus costaleros, sumados al fervor del público, hacen de esta cita un espectáculo de fuerza, fe y tradición que crece año tras año en devoción y asistencia.

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