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El luto blanco envuelve en Murcia dos preciadas imágenes
La Cofradía del Yacente celebra su sobria estación de penitencia a las puertas de las vigilias pascuales en los templos; la Caridad la precede de negro riguroso
LA VERDAD
Murcia
Sábado, 19 de abril 2025, 22:36
No sonó más música ni lamento que la que anunciaba, ya a las puertas de las vigilias pascuales en todas las parroquias de la ciudad ... y sus pedanías, el muñidor, campana en mano. La Cruz de Guía, escoltada por faroles, abrió el Sábado Santo –antes bien llamado de Gloria– que propone cada año la Cofradía del Santísimo Cristo Yacente y Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad. Penitentes de túnicas blancas, que simbolizan el luto hebreo, portando cirios y que antecedían al Pendón Mayor de la institución. El primer paso del desfile es el Santísimo Cristo Yacente, una imagen atribuida a Diego de Ayala y que se remonta al siglo XVI. El trono es de Cascales y lo alzan 26 estantes.
Cortejo riguroso, de detalles cuidados hasta la perfección, discurre por Murcia con una solemnidad admirable. Son los últimos instantes de recogimiento antes de que el mundo celebre la Pascua.
La cruz alzada anuncia la llegada del segundo paso, junto al Pendón Mayor. Se trata del trono de Nuestra Señora de la Luz en su Soledad, que fuera imagina en el siglo XVII por algún maestro próximo a Pedro de Mena. Gran fervor despierta cada año su salida desde la iglesia de San Juan de Dios. Miles de fieles acompañan su paso. Detrás de ella ya no desfilará por Murcia ningún trono de Pasión.
Estas dos espléndidas tallas son de las más antiguas que se procesionan en la ciudad. Detrás de ellas ya no desfilará ninguna otra y la urbe aguardara así expectante a esta mañana, con la salida de la procesión del Resucitado. Se acaba la Semana Santa de 2025 y, a partir de hoy mismo, comienza la soñada para el año próximo.
De Santa Catalina partió antes la procesión del Rosario en sus Misterios Dolorosos, una propuesta de la Cofradía de la Caridad que saca a las calles una talla de Ramón Cuenca. La institución, que viste túnicas de color negro, desfiló de aniversario por el corazón de la ciudad hasta las ocho menos cuarto, cuando retornaron a su templo reparador mientras la esléndida primavera daba sus últimas bocanadas con el atardecer.
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