
Ver 35 fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver 35 fotos
Madero sobre carne, desde la ermita mayor del Calvario hasta la iglesia del Carmen, encapuchados y en un silencio sepulcral. Las puertas de la ... ermita mayor del Calvario se abrieron a las 11 de la noche para la salida del Cristo de la Misericordia, muerto en la cruz, que recaía sobre los hombros de ocho de los 33 Hermanos del Socorro que vestían sencillas túnicas granates. Los minutos previos son de profundo recogimiento en el interior de la capilla, «esperamos ilusionados el momento de poder tocar al Cristo, besar sus pies, es muy emocionante», relata el Hermano Mayor, Pedro López. Tienen por delante un tortuoso camino en penumbra, cuesta abajo por calles empedradas y con la dificultad añadida de un tramo de escaleras que algunos realizan descalzos. No hay distracciones para los nazarenos, «solo pensamos en que llevamos al Cristo, su dolor es nuestro dolor», añade López. Al grupo se sumaron decenas de penitentes también descalzos por promesas o en señal de agradecimiento por peticiones cumplidas.
El descenso del Calvario estaba iluminado por las velas y hachones portados por los miembros de la cofradía que lucían túnicas de color grana, el color primitivo de la Hermandad del Socorro, con la capucha franciscana. Durante el trayecto, solo se oyó el sonido de los tambores de la banda del Paso Morado.
La procesión privativa para la bajada penitencial del Cristo de la Misericordia cumple este año su 25 aniversario. La talla, clasicista y recia, fue esculpida en 1944 por Isabel Biscarri Cuyás y la restauró hace pocos meses Antonio García Rico en el taller municipal. La intervención se realizó de forma urgente para impedir el avance de las alteraciones que presentaba.
La imagen ha recuperado el esplendor original porque mostraba pérdidas de volúmenes por fracturas y abrasión en manos y zonas expuestas. También repintes generalizados e inapropiados con pinturas acrílicas aplicadas con aerógrafo y suciedad generalizada, fracturas y grandes grietas estructurales por movimientos de la madera y desencolados que comprometían la integridad de la obra.
Durante el trayecto, los costaleros hicieron tres relevos porque la cruz pesa más de 140 kilos y, a medianoche, cuando la Misericordia llegó a la iglesia del Carmen, donde aguardaban centenares de personas en silencio, las puertas del templo se abrieron para el Santísimo Cristo del Perdón, titular del Paso Morado, y en el breve encuentro entre ambas imágenes resonó la música interpretada por la banda del Paso Morado.
Esta noche, en la procesión del Perdón, que preside el Paso Morado, formarán parte del cortejo junto al Cristo de la Misericordia el conjunto escultórico del Calvario, la Virgen de la Piedad y la Santa Cena. Al finalizar el recorrido, la Misericordia regresará a su capilla del Calvario en el vía crucis penitencial, iluminado por la luz de la luna llena.
También la pasada medianoche, el Paso Encarnado celebró la serenata a la Virgen de la Soledad Coronada a las puertas de la iglesia parroquial de San Cristóbal. La talla de Sánchez Lozano fue vitoreada en el umbral del templo, acompañada de la agrupación musical de la archicofradía. Este mediodía, el Paso Encarnado será protagonista de la tradicional convocatoria, el acto en el que invita al resto de cofradías a participar en la procesión del Silencio, que en las primeras horas de la madrugada del Viernes Santo recorrerá las calles del barrio de San Cristóbal.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.