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La noche del Martes Santo es de pañuelos rojos al cuello, de cruzar el puente de piedra del barrio para asistir al encuentro 'rabalero', ... que nació como un ensayo general de los tronos del Paso Encarnado para la procesión del Silencio y se ha consolidado como uno de los actos cofrades imprescindibles del calendario de la Semana Santa lorquina. «La ciudad entera se vuelve encarnada», dice con orgullo a LA VERDAD el hermano mayor del Cristo de la Sangre, Francisco José Romera. Miles de personas no faltaron a la cita y acompañaron al titular del Paso Encarnado, a la Virgen de la Soledad y a Nuestro Señor Jesús de la Penitencia en un emotivo encuentro penitencial en la plaza de la Estrella, el corazón de la barriada de San Cristóbal.
Las puertas de la iglesia de San Diego se abrieron a las nueve de la noche para la salida del Cristo de la Sangre en su trono en andas portado por 48 cofrades, 15 minutos después partió desde San Cristóbal el Cristo de la Penitencia a hombros de 90 portapasos y, a las 21.30 horas, lo hizo desde este mismo templo la Virgen de la Soledad, en su trono de plata llevado por 72 mujeres. Las tres imágenes realizaron un recorrido distinto para confluir en la Estrella.
Tras el encuentro de las imágenes, que permanecieron unos minutos frente a frente en la plaza mientras sonaban las marchas cofrades, que interpretó la agrupación musical del Santísimo Cristo de la Sangre, se produjo uno de los momentos más esperados antes de la despedida, cuando los portapasos del Cristo de la Sangre encararon el trono hacia el puente viejo con su característica marcialidad militar para acercarlo al público que no había podido llegar hasta la plaza por el gentío. Bajaron los varales hasta casi rozar el suelo y de forma súbita los elevaron por encima de sus cabezas en un solo gesto. En ese momento, se desataron los vivas y los aplausos ante la expresiva talla de José Gerique, que «es nuestra esencia y razón de ser», dice convencido Romera. El trono cuenta con un total de 96 costaleros, que se distribuyen en dos relevos para participar en las tres salidas del trono, pero hay una lista de espera de al menos 20 personas que desean ser portapasos. Las tres imágenes volverán a las calles del barrio en la procesión del Silencio, en la madrugada del Viernes Santo.
Tras el encuentro, el Paso Encarnado no dejó atrás su tradición de ofrecer chocolate caliente y bizcocho de las Clarisas en su tienda, ubicada en la calle Alcalde Pelegrín Rodríguez. La inició la asociación de Damas de la archicofradía en 1998 para recaudar fondos para la archicofradía.
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