El recuerdo de Paco Rabal: un paseo por su vida y obra

Cuando Paco Rabal falleció en 2001, a su funeral en Águilas acudieron de todas partes más de 2.000 personas. Un año después, en el aniversario de su muerte, se colocó una escultura en su honor y esa cifra descendió a 98 personas. Entre los asistentes a ambos eventos estuvo el periodista Miguel Ángel Blaya, uno de los mejores conocedores de la figura de Francisco Rabal. También nacido en Águilas, a Blaya se le «cayó el alma al suelo» y se marchó del homenaje al intérprete con una clara convicción: no podía dejar que su persona y su historia cayesen en el olvido. Desde entonces, Blaya, que tenía una muy estrecha relación con una de las grandes figuras del cine español del siglo XX, por quien sentía «querencia», dedicó todos sus esfuerzos a conservar la imagen de Paco Rabal para la posteridad.

El primer paso fue fundar la asociación Milana Bonita en septiembre de 2002, pensada para «mantener vivo el recuerdo de su personalidad humana y artística». Desde entonces la organización ha ido creciendo y ganando voluntarios enamorados de la figura de Rabal, bajo las directrices de Blaya, que más de 20 años después sigue siendo su presidente. Al periodista ningún homenaje le parecía suficiente, por lo que siempre quiso dar un paso más, hasta que tuvo la idea de dar a luz un centro de interpretación dedicado a la figura de uno de los aguileños más destacados de la historia.

La tarea no fue sencilla, pues su aprobación tenía que pasar varios trámites administrativos, pero en 2015 se logró empezar con el proyecto que, gracias a los fondos Feder, fue inaugurado el pasado viernes 27 de enero, 8 años después. Es un espacio de 159 metros cuadrados ubicado en la primera planta de la Casa de la Cultura de Águilas. En el camino de su construcción jugaron un papel fundamental la edil de Cultura en el Ayuntamiento de Águilas, Maido Simón; Javier Esquiva, arquitecto y diseñador del espacio, del estudio Santa-Cruz; y Benito Rabal, el hijo del actor, que cedió todos los originales que su padre conservaba en casa a buen recaudo. «Contrataba empresas de comunicación para que le proporcionasen los originales de todo lo que se publicaba y tenía unos caballetes con carpetas grandes para guardar las páginas de periódicos sin doblar», recuerda Blaya.

El centro de interpretación se compone de dos grandes áreas que guian al visitante por la vida y obra del actor, guionista y director de cine: 'Paco Rabal. El hombre' y 'Paco Rabal. El actor'. Nada más entrar, Blaya cuenta que impacta la atronadora voz de Paco en un fragmento de una película: «¿Y qué pasa? Porque me da la gana». Esta es la primera de las once proyecciones que están distribuidas por todo el recorrido del centro. Se trata de la apuesta por crear un espacio tecnológico, visual e interactivo, de forma que el visitante no solo pueda contemplar fotografías, carteles y recortes de periódicos, sino que pueda observar y escuchar algunos de los momentos más destacados de la vida del actor, que vivió con la actriz Asunción Balaguer un largo amor, con quien tuvo a Benito y a Teresa, actriz y cantante.

Entre los vídeos hay cámaras dedicadas a proyectar entrevistas, como la que le hizo José María Íñigo en Estudio 1 en 1984; otra que recoge testimonios de Ginés García Millán, Pepe Sacristán o Carlos Saura, entre otros; entrevistas a vecinos y conocidos de la Cuesta de Gos, pedanía donde nació el actor. También se muestran entregas de premios: el 'Rabaliano del Año', de Milana Bonita, a Álvaro de Luna en 2015, y la entrega del premio Goya que ganó en 1999. Además, hay proyecciones cinematográficas, como escenas de 'Una gloria nacional', una serie «que no tuvo la suerte de triunfar, porque coincidió con el éxito de 'Juncal'» y otras que muestran retratos de Paco Rabal de joven, maduro y mayor; así como poesías recitadas por el propio Rabal, mostrando su faceta rapsoda que explotó con el espectáculo 'Mis queridos poetas'.

El formato audiovisual se une a la ingente exposición de sus páginas de periódico originales, fotografías de todas las épocas de su vida, fotogramas de películas como los míticos 'Santos Inocentes', 'Viridiana' o 'Goya en Burdeos'; objetos como «la cuna en la que se crió Paco y otros seis primos»; o carteles, como el de una frase que le dedicó Dámaso Alonso a Rabal cuando estaba empeñado en ser actor: «Si vas a ser un buen actor, adelante, pero no hay cosa más triste que ser un actor mediocre».

Todo se distribuye en un espacio acabado en negro con focos que destacan los elementos expositivos y convierten el recorrido en una mirada de 360 grados a lo más profundo de la vida y obra del artista. Los contenidos se dividen en siete unidades: 'Sus orígenes', 'Sus relaciones', 'Corazón murciano y alma de poeta', 'El teatro', 'El cine', 'La televisión' y 'El actor más galardonado'. Blaya destaca que los titulares de los ambientes coinciden casi íntegramente con los de su libro 'Paco Rabal, genio y figura', como el que aborda la amistad con Buñuel. Su relación era de «tío y sobrino», porque según recuerda el periodista, cuando empezaron a trabajar juntos, Rabal se empeñaba en hablarle de usted para mantener el respeto, pero a Buñuel no le gustaba porque «eso marca mucha distancia». «Para evitarlo, de aquí en adelante vamos a ser tío y sobrino», decretó Buñuel. Este fue uno de los «dos dioses» que tenía Paco, junto a su hermano Damián. «Él siempre le tuvo culto a la amistad» y todo el mundo «incluso la prensa», le adoraba.

«Hice un análisis de 1.200 recortes de periódicos para ver cómo le habían tratado durante 50 años y se puede decir que fue un niño mimado de la prensa», afirma Blaya, quien recuerda que no vendía exclusivas, sino que «los citaba a todos, incluso para celebrar su cumpleaños». Se conocía buena parte de la vida de Rabal y tal vez por eso mismo sea «el actor más biografiado», según el periodista. Según su recopilación, hay publicados hasta 21 libros sobre su figura. También se le considera uno de los más homenajeados, pues no en balde fue «el primer actor investido 'doctor honoris causa' por una universidad, la de Murcia, en 1995».

Con todos estos detalles se conforma la mezcla perfecta para recordar la figura del actor aguileño de manera divulgativa, didáctica y experiencial, que le da al espacio la naturaleza de centro de interpretación, en lugar de museo. «Aquí está su vida, personal y profesional; aquí se conoce al Paco total», asegura Blaya, quien recomienda ir con tiempo: «Recorrer el centro se lleva un par de horas, para observar, ponerte los auriculares y degustar a Paco Rabal».

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