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Arriba, Cayetano Rivera, Julián López 'El Juli', Enrique Ponce, José Mari Manzanares; abajo, el cartagenero José Ortega Cano;el lorquino Pepín Jiménez; el ceheginero Pepín Liria, y el murciano Rafael Rubio 'Rafaelillo', retratados para la exposición que se puede ver desde ayer en Murcia. Pablo Schugurensky
«Me he peleado con algunos retratados»

«Me he peleado con algunos retratados»

Cincuenta obras plasman a otros tantos toreros, desde Juan Belmonte y Manolete a la actualidad

PEDRO SOLER

Murcia

Viernes, 7 de septiembre 2018, 03:12

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Hay quien lo define como «maestro del retrato», y para él «quizá es un poco exagerado, pero sí es un tema que me atrae mucho, porque me interesa la condición humana y pienso que en el retrato está todo lo que busco de la persona». Lo afirma Pablo Schugurensky (Catamarca, Argentina, 1954), con motivo de la exposición 'Retratos de sangre y oro', que ayer inauguró en Two Art Gallery. Consta, nada menos, que de cincuenta retratos de otros tantos toreros.

Comienza el recorrido por Juan Belmonte; y desde quien fue considerado el precursor del toreo moderno, el pintor realiza un recorrido que recoge nombres de aquellos diestros que han hecho historia en la tauromaquia. Retratados quedan, entre otros, Rafael de Paula, José Tomás, El Fandi, Morante de la Puebla, los Rivera Ordóñez, Padilla, Ortega Cano, Rafaelillo, Pepín Jiménez, Pepín Liria, Enrique Ponce, Sebastián Castella, el gran Manolete, Dámaso González, Antoñete, Luis Miguel Dominguín, El Juli, Antonio Bienvenida, Espartaco, o el recientemente fallecido Iván Fandiño...

'Retratos de Sangre y Oro'

  • Dónde Two Art Gallery (C/ Acisclo Díaz, 7. Murcia)

  • Horario de lunes a sábado, de 11.30 a 14.00 y de 17.30 a 21.00

  • Cuándo Hasta el 11 de octubre.

La carrera pictórica de Pablo Schugurensky -participó, hace muchos años, en la colectica 'Delicatessen', organizada por la desaparecida galería Clave- no empezó, precisamente, por el retrato, una faceta artística en la que se ha consagrado, de modo relevante, aunque también reconoce que «siempre trabajé en la figura, el cuerpo humano. Lo del retrato arrancó hará unos diez o doce años e hice distintas series. En general, trato de hacer retratos de gente que conozco. Empecé con una serie de amigos y, luego, otra de artistas de teatro, que yo conocía. Después, me enfrenté a una nueva de músicos. Y ahora, ésta de toreros, que fue una petición de la galería en la que se exponen».

Considera que «a través del retrato, puedo penetrar en los sentimientos humanos, aunque es algo que entraña mucha dificultad; pero creo que se trata de eso: de superar las dificultades, intentado ahondar en el conocimiento del otro. Esto no puedo traducirlo a palabras, pero me da la sensación de que, cuando hago un retrato, capto algo de eso». Le gusta que el resultado sea «una obra que llegue a transmitir la verdadera psicología del personaje retratado, capaz de traspasar lo que se contempla en la tela, para poner en conversación directa al espectador con cada uno de los personajes retratados».

¿Qué ha descubierto con esta serie, que ahora expone? «Se trata de algo absolutamente novedoso, porque es un mundo para mí desconocido, en el que he encontrado personajes muy curiosos y muy interesantes. Por esto, creo que he podido descubrir muchas cosas». Y añade que para él también se trata de «algo extraño, porque retrato a personajes que desconozco. Cuando quiero retratar a alguien, trato de verlo y de que surja la conversación, para enterarme de cosas, porque pienso que todo esto sirve, para captar algo más que el simple parecido. He trabajado solo a partir de imágenes o de informaciones que he podido recabar; personalmente, no conozco a ninguno de los toreros retratados».

Salir airoso de la faena

¿Esto no es un ejercicio de valor? «Alguien me dirá que puedo tener tanto valor como ellos, a la hora de enfrentarse a un toro, pero para mí se ha tratado de un mundo a explorar, algo indagatorio. Cuando los espectadores vean la muestra, ellos serán quienes juzguen si salgo airoso de la faena. Mientras he realizado este trabajo, mi situación personal ha atravesado momentos muy diversos. Conste que hablamos de los retratos de cincuenta toreros, personajes famosos con los que no he tenido trato directo. Y la verdad es que a la hora de retratarlos, con unos he disfrutado mucho, pero con otros he tenido que pelearme. Pese a todo se trata de un trabajo que me parece correcto». El título de 'Retratos de sangre y oro' no salió de la mente del pintor, «sino de los galeristas, que se fijaron, supongo, en la combinación entre los dorados trajes de luces y la sangre con la que hay que jugar siempre, y yo he jugado, en una corrida de toros».

A la hora de hacer retratos, Pablo Schugurensky reconoce que, «por decirlo de alguna manera, me he nutrido de la historia del arte. No he tenido unos maestros específicos, aunque sí tengo influencias muy claras sobre todo de la escuela inglesa, de Lucian Freud», pero trambién «los empastes presentes en las pinturas agónicas de Francis Bacon». Esos con los que Shugurensky consigue simplificar las formas alejándose del uso de líneas innecesarias.

¿Acaso porque se siente más compenetrado con estos retratistas que con otros de corte más clásico? «Quizá, sí, aunque con esto suele pasar como con los postres, en los que a unos les gusta la fresa con natas, y a otros, el helado. A mí me gusta mucho Freud, pero el amor de mi vida ha sidop Rembrandt, sobre todo por los autorretratos últimos que se pintó. Unos y otros son pintores que yo tengo como modelos a seguir, de alguna manera. No me avergüenzo de tenerlos como singulares compañeros de ruta».

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