Ruipérez: «No he hecho un disco para gustar a los demás»

-¿Para este disco, le costó encontrar su voz?

-Quería que no fuera algo prefabricado. No es que me haya costado, encontré mi tono rápido, pero soy consciente de que no soy un cantante extraordinario. Lo más importante ha sido traspasar las canciones a mi tono para construir una voz que tuviera sonoridad, que no fuera una voz impostada ni nada prefabricado, y lo encontré. No me ha costado demasiado gracias a mi experiencia. Sé cuál es mi ecualización y mi timbre de voz. A partir de ahí, me he sentido cómodo y sin complejos.

-¿Tenía claro que quería hacer un disco en solitario tras la pausa de M Clan?

-Sí, fantaseaba con esta idea; con la posibilidad de hacer un disco con mis canciones. Fantaseaba hasta que un día llegó [Carlos] Tarque diciendo que iba a hacer un disco en solitario, y entonces me dije: 'Pues yo debo hacer otro'.

-¿Había llegado el momento?

-Claro. Pero tenía que convencer a la compañía, porque hasta el momento no había hecho nada; para ellos era un desconocido. Tras enseñar mi trabajo, todo resultó mejor; enseguida salieron de dudas. Estaba bien hecho y bien grabado, y se sorprendieron gratamente. Me dijeron que había hecho un buen disco y que merecía lo mejor.

-¿Hubo apoyo desde bien pronto?

-Hubo apoyo cuando vieron, mejor cuando escucharon, que las canciones estaban bien y que yo tenía cosas que decir. Alfonso, de Warner, me dijo: 'Te conozco desde hace veinticinco años, pero estas canciones han sido toda una sorpresa'. Comentarios de este tipo son los que te dan la fuerza necesaria para continuar en el proyecto.

-Es un álbum muy diferente a lo que hacía en M Clan.

-Bueno, algunos críticos ya me han dicho que lo escuchan pensando en M Clan, pero que, cuando lo oyes, ves a otro autor con su música. Este cambio te reconforta, ves al autor de otra manera en la que no está el patrón de M Clan.

-Un disco relajado, en el que predominan los tiempos medios, con textos íntimos confesionales. Tenía claro que quería que fuera así, supongo.

-Sí, tenía claro que tenía que ser yo cien por cien. Esto me llevó a hacer unas letras muy personales. Todo pasa por el tamiz de mi emoción, mi sentimiento, mi vida. También hay otras canciones que he dirigido a lugares que me interesan, como el oficio, el artificio e incluso el truco. Esa es la línea. Si uno va, va con todo y sin complejos. Tampoco tengo miedo al qué dirán, ni a las opiniones. Creo en mí y voy con humildad, porque sé lo difícil que es, pero tengo claro la música que quiero hacer.

-Imagino que no hubiera tenido sentido hacer un disco de rock o con canciones más 'hit' o pegadizas. Ha preferido hacer algo muy propio.

-El que me conoce de verdad va a decir: 'Este es un disco cien por cien Ricardo'. Mucha gente sabe qué canciones me gustan, y que me encantan, por ejemplo, las armonías de voces, los arreglos de metal. Tenía que ser así, algo personal.

-Esa sinceridad se aprecia al escuchar el disco, ¿pero no vale también imaginar e idear historias alejadas de uno?

-Claro que sí. De hecho, el que tiene oficio y sabe hacerlo compagina las dos cosas, algo que es maravilloso. Los escritores que realizan guiones se los inventan, cuentan cosas que nos les han pasado a ellos (risas). Yo también invento historias, pero en este caso quería defender algo íntimo y personal.

-Mirar al interior a la hora de componer, ¿duele o alivia?

-Duele más que alivia. Haces una revisión de tu mundo interior, sobre todo en esta etapa de la vida en la que ya llevas la mochila cargada y surgen dudas. Todas esas vivencias quedan plasmadas en las canciones. Pero vamos, no es que yo llevara un tormento que me sea aliviado al componer, a mí me reconforta hacer canciones. A veces pienso que es como si hubiera compuesto el que debiera ser mi último disco. Creo que me puedo morir tranquilo. Si no tuviera que hacer más música, ya estaría satisfecho.

-¿Hacer un disco cien por cien suyo qué es más: deseo o necesidad?

-Aquí se juntaban varias cosas. Lo que me lleva a lo estrictamente musical y creativo es el deseo. Este disco es un reto. Me preguntaba: '¿Soy capaz de hacerlo?'. Luego tenía, en cierta forma, una obligación conmigo mismo y con mi profesión. Lo que puedo aportar a la música no se limita a lo que haga con M Clan; soy un creador con otras vertientes. Esta mezcolanza me genera una grata sensación de vértigo. Ahora voy a descubrir qué tengo por delante.

-Cuando uno empieza, busca el éxito, la fama, la diversión, pero cuando eso ya se ha obtenido de una forma casi permanente, ¿qué se busca al reinventarse?

-Sentir interiormente. No es tan importante la respuesta de fuera. Sé que suena fuerte, pero es que no he hecho un disco para gustar a los demás. He hecho un disco para mí, por eso digo que ahora sé que puedo morirme tranquilo. El otro día, un amigo, Charlie Balibrea, me decía que había hecho un disco atemporal: 'Lo escucharás dentro de veinte años y sonará bien'. Me gustó. Estas canciones son así. He escrito un disco con mi verdad.

-¿Ha descubierto algo inesperado durante el proceso de creación?

-Sí, sobre todo, el sentimiento de soledad. Siempre he trabajado en grupo con Tarque y con más gente, y aquí todo salía de mi cabeza. Ha sido una intensa revolución personal. Son mis decisiones y es mi historia. A veces me abruma pensarlo, pero estoy muy satisfecho de haber logrado acabar este reto personal.

-Es testarudo y de ideas claras.

-En mis momentos de flaqueza, Nortes [el productor del disco] me decía que todo lo que me iba a traer este disco iba a ser bueno. Debuté con mi banda en Cartagena y, efectivamente, me encontré súper bien. No estaba nervioso; nervioso estoy en mi casa. Llevo veinticinco años subido a un escenario, y ahí es donde me relajo.

-¿El primer concierto oficial de la gira es en Murcia?

-Voy a hacer Murcia y Madrid, y luego lo que venga. Tengo la necesidad de rodar por ahí con mi banda. Tengo ganas de sorprender a mi público. Y tengo escritas más canciones. Esto acaba de comenzar.