El Brujo emprende su propio viaje 'fiero'
Cuando Rafael Álvarez se sube al escenario para emprender 'El viaje del monstruo fiero', en realidad está llevando a cabo su propio viaje a través ... de los escenarios, donde «todavía se celebran los vestigios de la gloria irrepetible del Siglo de Oro español». Para hacerlo, arranca en una loa de Lope de Vega, esa que enuncia un enigma: «¿Cuál es aquel monstruo fiero que nació de nobles padres y parió una madre sola y de muchas madres nace?». La respuesta no es otra que el actor, aquí encarnado en El Brujo y el viaje de este 'monstruo fiero'.
'El viaje del monstruo fiero'
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Cuándo Viernes a las 20 horas.
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Dónde Teatro Villa de Molina.
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Cuánto Entradas: agotadas.
Un homenaje de inicio a Fernando Fernán Gómez aparece como una de las piezas magistrales del montaje, que pasa después por la representación de fragmentos de obras clásicas, como un par de capítulos del Quijote, algunas obras de William Shakespeare con especial indicencia en 'Romeo y Julieta', referencias a San Juan de la Cruz y Santa Teresa, y otras crónicas o textos más o menos verosímiles.
Y, entre todo ello, Rafael Álvarez sitúa el texto propio de un autor-director-actor, donde encuentra referencias a su vida, a la realidad social que nos es cercana, a los personajes de actualidad y a todo aquello que trae a colación un actor a un público sediento de reírle las gracias. Personajes políticos como Aznar, Merkel, Aguirre, Botella, «Perro Sánchez», Calviño o Ayuso circulan por su texto. Pero nada escapa a su palabra: el clero, la Iglesia, las derechas y las izquierdas, el rey emérito o la reina Letizia tampoco faltan sobre el escenario.Por eso El Brujo se convierte en un monstruo escénico que articula la realidad actual con su propia visión y se adentra en los textos de los autores clásicos para reinterpretarlos bajo una nueva luz.
Es la maestría de un artista al que el público hizo «monstruo fiero por necesidad». «Soy un bululú. Sobre el yunque de los textos yo le di golpes al fuego, como Vulcano, y me los gané para mí, con el sudor de mi frente, como Adán», afirma Álvarez, quien define todos esos textos como «trasmudados en la hermenéutica de mi pellejo. A veces son vino exquisito y otras un caldo peleón».
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