Esther García: «Los despachos del cine siguen siendo de hombres»
La primera productora galardonada con el Premio Donostia denuncia que «quienes toman las grandes decisiones en plataformas y televisiones siguen siendo hombres»
Esther García es la primera productora que recibe el Premio Donostia y por ello la ganadora menos conocida en los 39 años de historia de ... los premios. «He acompañado a personas muy importantes en esta sala, el último Pedro Almodóvar, y siempre estaba abarrotada. Hoy noto que no hay tanto interés», observó ante el desangelado aspecto de la sala de prensa del Kursaal.
García (Cedillo de la Torre, Segovia, 1956) no será popular, pero sin ella el cine de Almodóvar y de muchos otros no sería igual. Sin ir más lejos, 'Sirat', de Oliver Laxe, elegida para representar a España en los Oscar, cuenta en sus créditos con su nombre como productora de El Deseo, la empresa que Pedro Almodóvar montó en 1985 con su hermano Agustín.
«Creo firmemente que 'Sirat' tiene muchas posibilidades de ser nominada», confesó. «Es una película diferente y moderna, que atrapa al espectador. Además, fue comprada en Cannes por Neon antes de que ganáramos el Premio del Jurado. Ellos son los artífices de las campañas de 'Parásitos', 'Anora' y 'Anatomía de una caída'; todas han ganado el Oscar». Académica de Hollywood, García alabó a una «Academia global, con un criterio joven y fresco». «Queremos el Oscar y vamos a luchar por él».
«Las películas son necesarias para un mundo mejor»
En su discurso de agradecimiento anoche en la gala inaugural, Esther García aseguró sentirse como «dentro de un fábula». Hizo referencia a sus orígenes humildes y a una educación «austera y divertida», que se convirtió «en el gran referente de mi vida».
La productora habló de unos inicios con «un punto de partida nada fácil en un mundo de hombres y con una formación limitada». No se olvidó de mujeres con las que rompió barreras como Pilar Miró, Josefina Molina, Patricia Ferreira y Cristina Huete. También reconoció que uno de sus talentos ha sido «saber rodearme de los mejores y aprender de ellos». No faltaron las palabras de agradecimiento para los hermanos Almodóvar porque «gracias a ellos soy lo que soy».
En su discurso incluyó referencias reivindicativas como «la discriminación salarial de las mujeres», la violencia de género y «la aberración» que se está viviendo en Ucrania y Gaza. «Paren ya», exigió.Terminó con un mensaje optimista porque dijo confiar «en el poder de la cultura». «Las películas son necesarias para un mundo más bonito y mejor». Una idea similar lanzó el director y productor Juan Antonio Bayona como presidente del Jurado Oficial: «El cine es necesario en tiempos de incertidumbre».
Quien iba a pensar en 1978 durante el rodaje de un cortometraje titulado 'Folle... folle... fólleme Tim' que su futuro profesional iba a ir unido al de un director autodidacta, entusiasta y divertido. Esther García tenía 17 años y estudiaba COU cuando alguien le pidió que se ocupara de presentar los contratos de 'Pim, pam, pum... ¡Fuego!' al sindicato vertical. Su vocación de maestra saltó por los aires en cuanto pisó el rodaje de la película de Pedro Olea. Decidió que quería formar parte de la troupe nómada e itinerante de la gente del cine. Y se bregó como secretaria de producción y cajera pagadora en mil películas: westerns, coproducciones fantásticas hechas con cuatro duros, capítulos de 'Curro Jiménez' (uno por la mañana y otro por la tarde) y comedias de Mariano Ozores como 'Los liantes' y 'Yo hice a Roque III', donde sospechaba lo que podía ocurrir con las actrices en los despachos.
Premio Nacional de Cinematografía en 2018 y ganadora de seis Goyas (tres como directora de producción por 'Acción mutante', 'Todo sobre mi madre' y 'La vida secreta de las palabras', y tres como productora por 'Volver', 'Relatos salvajes' y 'Dolor y gloria'), la mano derecha de Pedro Almodóvar siente estos días «orgullo, alegría y responsabilidad». «Toda mi vida he estado cómoda en una segunda línea, y ahora tengo que exponerme, me miran y se analiza lo que digo». García se siente «feliz» de que el festival haya abierto la concesión del Premio Donostia a otro tipo de cineastas, además de a actores y directores.
«La producción es una de las labores más creativas que existen en el cine», asegura la productora que propició las carreras de Guillermo del Toro, Daniel Calparsoro e Isabel Coixet. A lo largo de cincuenta años de carrera nunca ha sentido la tentación de tirar la toalla: «Los primeros tiempos fueron duros, pero tenía un hijo». Fue siempre una mujer en un mundo de hombres. «Era muy frustrante. Podías ser secretaria de producción, script, sastra o montadora. Me hubiera gustado hacer cámara, pero esa posibilidad no existía», recuerda esta integrante de CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales).
García es clara: los despachos del cine siguen estando ocupados por hombres. «El porcentaje de mujeres ha subido muchísimo en puestos de creatividad como dirección, producción, guion y composición musical. Pero los despachos de las plataformas y televisiones siguen siendo de hombres. Y ahí se toman grandes decisiones». La productora admite que representar a Pedro Almodóvar abre cualquier puerta. «Financiar una película suya es realmente sencillo, todo el mundo quiere una película de Pedro. Pero financiar 'Sirat' ha obligado a buscar mil ayudas aun con El Deseo, porque hoy la taquilla, salvo contadas excepciones, no tiene un retorno. Fuera de El Deseo, por supuesto, hace mucho más frío».
Cumplir el deseo de los otros ha satisfecho profesionalmente a Esther García, que nunca ha sentido deseos de dirigir: «Me parece una de las profesiones más difíciles. Responder mil preguntas al día obliga a tener una cabeza privilegiada», razona una profesional que se arrepiente de haber desechado algún proyecto, como 'Vacas', de Juli oMedem, y que cuando una película ha salido mal reconoce sufrir menos que el realizador. «No queda tan tocado nuestro ego y la imagen como la del director».
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