Víctor Valverde: «El desconocimento y la falta de información sí produce inseguridad»
El edil ha gestionado cuatro emergencias desde el año 2016, con dos inundaciones, la pandemia y el apagón
En diciembre de 2016 hizo frente a su primera gestión de crisis ante una emergencia como edil responsable del área. Fue una inundación. No fue ... de gran calado, si se toma como comparativa la que tres años más tarde, en septiembre de 2019, incomunicó la ciudad de Orihuela y anegó la Vega Baja. Seis meses después de aquel importante reto llegó la pandemia de la covid, Y el pasado lunes un fallo eléctrico dejó sin luz durante más de doce horas a toda España. Al margen de alcaldía, quien estuvo al frente de la coordinación de este nuevo frente fue el edil de Emergencias, Víctor Valverde, que hace un repaso para LA VERDAD sobre todos estos episodios.
–En tan solo seis años se ha visto obligado a afrontar tres situaciones de emergencias.
–De manera necesaria, tres veces, y de manera ordinaria, con los simulacros, todos los años. En la Dana, con los avisos de la Aemet, el día antes ya sabíamos que la cosa era grave. La noche anterior se estableció nivel rojo y la Generalitat activó el nivel 1, lo que nos lleva a los ayuntamientos a organizar el Centro de Coordinación Operativa Municipal (Cecopal). El día de antes ya lo pusimos en marcha. Estábamos movilizados. Aquí los daños empezaron a darse muy rápido.
–En estas tres situaciones –las de los años 2019, 2020 y 2025– ¿cuál fue el elemento común?
–Velar por la seguridad en todo momento de las personas, bien sea por una emergencia natural, sanitaria y tecnológica. Al final lo que interesa es también priorizar que hay ciertos servicios fundamentales y que estos sigan funcionando. Ante una inundación, podemos tener una zona no anegada, pero sí efectos colaterales, como quedarse sin suministro eléctrico o saneamiento. En la covid fue parecido. Se trataba de evitar el desplazamiento de las personas con el estado de alarma del Gobierno. Y luego surgió el tema de la desinfección y de garantizar el servicio esencial de reparto de mascarillas por los centros de salud y equipos de emergencias.
–Desde el punto de vista de la gestión, ¿cuáles han sido las diferencias?
–Cada una es diferente, aunque tengan una base común. En el caso de la emergencia natural, la inundación, que aunque sepas que viene agua no sabes lo que va a caer ni dónde. todo es muy súbito. Lo que primó fue la falta de información, el desconocimiento a lo que nos estábamos enfrentando. Los primeros días la presión fue tremenda. Con el apagón el problema fue la falta de comunicación. Nos quedamos incomunicados. Aunque hicimos el reparto de los sistema Tetra y sin ellos no nos hubiéramos comunicado. En la emergencia por riesgos naturales, lo significativo es la rapidez con la que se produce. En lo tecnológico, no hay miedo como peligro, pero sí una incomunicación.
–En una emergencia la clave es poder comunicar.
–En una emergencia tener datos precisos y certeros es de vital importancia. Así fue con los datos de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) con los volúmenes de agua que venían. Eso nos da tiempo de reaccionar o de advertir a la población. En la emergencia sanitaria, lo que faltaba es esa información. Y el apagón, como las comunicaciones no funcionaban, tratamos de solventarlo. Queremos invertir más en sistemas para mejorar las comunicaciones.
–Se está evidenciando que el puesto en la administración de Emergencias es cada vez más necesario.
–He de agradecer a esas personas que por el 2008 quisieron profesionalizar a funcionarios en Emergencias. Ya tenían una visión amplia de este área. Orihuela puede presumir de haber gestionado dentro lo posible bien. Tenemos funcionarios de Emergencias y eso nos dan continuidad emergencia tras emergencia. El trabajo de los voluntarios de Protección Civil es muy necesario, pero no cuentan con esa continuidad para que, de algún modo, la experiencia quede reflejada. Estamos intentando trasladar la idea de que los ayuntamientos deben contar con equipos profesionalizados en emergencias. Es importante recalcar que en la Dana de 2019 junto a otro municipio, éramos los únicos de la Vega Baja con planes ante el riesgo de inundación. Con el plan Vega Baja Renhace se dieron unas ayudas para que todos los ayuntamientos pudieran aprobarlo y redactarlo. Es importante actualizarlos y hacer simulacros. Se está demostrando que hay que profesionalizar las emergencias. Y que alguien tendrá que legislar para que los ayuntamientos grandes tenga su personal propio. A los pequeños, habrá que ayudarlos o mancomunarse.
–¿Qué ha aprendido en estas emergencias y qué mejoraría?
–Que actuar con rapidez es muy importante y tener el máximo de información también. El engranaje debe estar perfectamente engrasado y que nos acompañe la suerte. Cuando se produce una emergencia, hay daños que no se pueden evitar, pero otros se pueden minimizar.
–¿La emergencia más difícil?
–Las cuatro vividas han sido muy difíciles. La tranquilidad llega realmente cuando ha pasado. La del otro día, la del apagón, puede ser a priori la que dé menos presión. Pero cuando vimos que iba para largo, sin saber si aguantaría, por ejemplo el hospital, con el gasoil para los generadores... No pasó nada, pero imagínese que se hubiera alargado mucho más. La presión también existe en un fenómeno natural, donde la prontitud y la exageración mete mucho nerviosismo al principio. En la sanitaria, no tienes mucha presión al principio porque es algo que se va desarrollando, pero ese desconocimiento y falta de información sí produce una inseguridad. Y en el apagón no existe esa presión de salvar inmediatamente a las personas porque la seguridad, en principio, estaba garantizada. Cada emergencia es muy diferente. La Dana fue muy impactante sobre todo al principio. Fueron horas de descolocación porque faltaban medios. Con la pandemia de la covid fue muy impactante por la cantidad de gente que iba falleciendo y por la presión que generaba volver a casa por miedo a contagiar a nuestros seres queridos.
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