El Oriol impregna las calles de Orihuela de devoción
Vecinos y festeros renuevan la tradición en dos de los actos más importantes y multitudinarios de Moros y Cristianos
La exposición pública de la Gloriosa Enseña del Oriol y el día del Pájaro, que se refieren al mismo símbolo, genera una inmensa devoción por parte de vecinos y vecinas de Orihuela, festeros o no, en las 24 horas en las que se focaliza el fervor festero. En la media noche del miércoles al jueves la calle que encara el Ayuntamiento quedaba ocupada por un manto de festeros y festeras par ser testigos de la exposición pública del emblema de la ciudad, y de las fiestas de Moros y Cristianos, declaradas de Bien de Interés Turístico Nacional. Como cada año, la síndica portadora de la Enseña del Oriol ofreció su tradicional discurso. Este año, la encargada ha sido la catedrática de Biología Celular de la Universidad de Murcia María Ángeles Esteban.
La «oriolana murciana, y murciana oriolana», como se describe, conjugó en su discurso desde el balcón del Ayuntamiento con tres elementos muy presentes para ella. Trasladó la importancia de la tradición, la ciencia y la educación, como pilares que se dan de la mano para asentar el presente y el futuro del municipio de Orihuela.
Le precedió en el discurso el alcalde, Pepe Vegara. En sus palabras, evocó la leyenda de la Armengola y el orgullo de pertenencia a la ciudad, haciendo un repaso por su historia, significado y emociones que despierta.
Pese a que se había traspasado la media noche, la humedad y la temperatura obligaban a los presentes en este festejo a agitar con fuerza los abanicos. Unos abanicos, y un calor, que estuvieron también muy presentes desde primera hora de este jueves, cuando después de una larga noche se retomaban los actos. El protagonista era el mismo elemento, la Enseña del Oriol. En cuyo honor a su figura se da popularmente nombre al 17 de julio como el día del Pájaro.
La exposición pública de la Gloriosa Enseña del Oriol y su itinerario el día del Pájaro atrajo a numerosos festeros
A las nueve de la mañana comenzó a descender por el balcón la Enseña del Oriol. Es la forma de hacerlo, para evitar romper con la tradición y categoría que se le tiene considerada. La enseña solo puede ser inclinada ante Dios y ante el rey. Una vez en la puerta del Ayuntamiento, cada uno de los miembros de la corporación, unidos a la enseña a través de una cinta, la flanquearon en todo momento. Acompañados por los festeros y representantes de diferentes ámbitos de la sociedadm. se dirigieron hasta la catedral. Tras recoger a las patronas, las Santas Justa y Rufina, regresaron en modo de procesión a la iglesia que lleva su nombre, donde se celebró una misa. Tras ella, el registro cambió por completo y el ambiente festivo se apoderó de todas las calles por las que pasó el desfile. En la plaza Capuchinos, en el monumento a la Armengola, se le rindió el tradicional homenaje. El desfile continuó hasta que se llegó de nuevo al Ayuntamiento y El Pájaro volvió al consistorio, subido por el balcón. Y ahí estuvo, expuesto hasta anoche, cuando se guardó hasta el año que viene.
