La pobreza laboral juvenil
Entre usted y yo, uno de cada tres españoles no cobra 1.500 euros al mes y deambula a pie de calle
Allá por 1989, en una mítica intervención televisiva, Fernando Arrabal anunciaba el próximo apocalipsis gritando, fuera de sí, «¡el milenarismo va a llegar!» (como diría ... Petete en su libro gordo, cada 1.000 años el mundo se va al carajo, cosa que está por ver). Pero Arrabal se confundió. Primero porque, en lugar de echarse colonia en el cuello y las muñecas, se la bebió. Segundo, porque llegó el año 2025 y algunos seguimos aquí, como el famoso dinosaurio. Y tercero, porque lo que ha acabado con el equilibrio social en el nuevo siglo no es «¡el milenarismo, cojones ya!», sino 'el mileurismo'. Sí, España vuelve a ser país de mileuristas: casi dos millones de trabajadores no llegan ni al salario mínimo real. Algo que sólo una mente patafísica como la de Arrabal podría predecir. La realidad es más delirante de lo que nos imaginamos.
No me digan que no les hubiera soñado a chino si, hace unos treinta y seis años, les hubieran dicho cualquiera de estas tres cosas: 1.- Seis de cada diez trabajadores españoles tienen que empeñar hasta su alma para comprarse o alquilar un cuchitril de no más de treinta metros cuadrados; 2.- Los universitarios, niños mimados en todas las sociedades, no sólo no se escaparán sino que serán de los más afectados por la pobreza laboral (el 43% de jóvenes ha trabajado sin contrato y uno de cada tres está en riesgo de pobreza); 3.- Felipe González critica la política del Gobierno socialista. A cualquiera que hubiese soltado alguna de estas tres sentencias le habrían tachado de loco. O de patafísico.
Pero continuemos nuestro repaso histórico. Empecemos en los noventa, donde una marca de coches se inventa aquello de JASP: 'Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados'. La intención era decir: «Muchachada, sois unos campeones, la generación más preparada de la historia española, podéis con todo... pero como no tenéis curro, a ver si podéis comprar este coche, que es baratico». Del JASP pasamos al 'jaspeado': más rayado que la abeja Maya. Mirando al futuro sin ver nada. Y es que el futuro era como Canal+ (ahora Movistar Plus+): si no lo pagas, no lo ves (y si lo quieres ver sin pagar, te lo tienes que imaginar todo todo).
La ministra Yo-Yolanda Díaz tiene que convocar una reunión formal para este tema
Lo del JASP es un término extinto no sólo porque sea complicado decirlo sin escupir, sino porque la primera sigla carece de sentido. Hoy, los sobradamente preparados –y mal pagados– no son sólo los jóvenes, sino el sesenta por ciento de los currantes. Un sesenta por ciento de gente cansada de que le meen encima mientras dicen que llueve. Y mira que algunos de la patronal tienen una vejiga inmensa.
Total, que llegó 2024 y así estamos: dos millones sólo cobraron 1.000 euros brutos al mes. Entre usted y yo, uno de cada tres españoles no cobra 1.500 euros al mes y deambulan a pie de calle y a punto de hacer la misma con su bolso de mano, sus taconazos y toda la pesca. Total, el mismo oficio, pero mejor retribuido.
Según el periodista Francisco Núñez, en los últimos años, la renta disponible de los hogares ha crecido la mitad que el IPC. «Es la microeconomía, imbécil», le faltó añadir a mi amigo.
¡Basta ya! La ministra Yo-Yolanda Díaz tiene que convocar una reunión formal para este tema. Si, muy formal. Que luego pasa lo que pasa. Y si no, mira cómo quedaron los contactos de la vicepresidenta con los empresarios para echar una parrafada acerca de la reducción de la jornada laboral y la subida del Salario Mínimo Interprofesional. Pues eso, que como los contactos eran informales, los dos perdieron las formas. Garamendi le espetó a Yo-Yolanda Díaz: «Esta señora solo quiere salir en la tele» y ella se quedó como perrita que tumbó la olla. Y la vicepresidenta llamó a Garamendi machista y le acusó de no haber trabajado en su pu... vida (como si este señor fuera de la generación Z: jóvenes entre 13-28 añitos, donde cada vez son más los negacioncitas de la violencia machista y los ninis, aunque vayan a la universidad). Normal. Más allá de tanta delicadeza en las formas, lo importante es el fondo. A ver, el que no lo vea está ciego: a salario cero, empleo infinito. El ejército de reserva que dijo un señor con barba en el siglo XIX. Bueno, mejor callarse y no dar ideas, que últimamente por aquí parece que todo puede empeorar.
¡Acabo de caer! Este tío se ha cargado el título de mi artículo. Tenía que ser ahora, justo ahora, cuando LA VERDAD parecía que volvía a confiar en mi talento y yo andaba como un poseso intentando que mi talento confiara de nuevo en mí; pues me abandonó una mañana y sólo dejó una nota en el frigorífico: «Me voy. Compra leche». No dejó un número de móvil ni na, a ver si lo localizo.
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