Los terribles dos años
Transitar este mundo y ponerlo en palabras mientras la mayoría mira para el otro lado no es fácil
En realidad un poco antes, hacia los 18 meses, cuando el bebé se muestra caprichoso, egocéntrico, tiene rabietas, a la mínima se enfada, llora, grita, ... patalea y protesta para conseguir todo lo que quiere y el 'no' aparece por primera vez en su vocabulario. Más autonomía, nuevas habilidades y una placentera y desconocida sensación de libertad le impulsan a tratar de conseguir todo lo que le viene en gana. Señoras y señores, con ustedes los 'terribles 2', también llamada pequeña adolescencia, una fase menos mal que pasajera pero desesperante y agotadora para los padres.
El amor también se las trae en esto de las crisis y si antes se hablaba de la de los diez años, el tiempo transcurre a otras velocidades y el periodo de desgaste en una relación puede aparecer a los dos años cuando del enamoramiento ya no quedan ni las migajas, las máscaras empiezan a esfumarse y las personas, a dar la cara. Si a esto sumamos el feminismo y la vuelta que conlleva a todas esas estructuras que creíamos arraigadas, también la vida urbana donde no hay tiempo para casi nada, señoras y señores, con ustedes, la etapa del desengaño. De la crisis de los dos años no se escapa quien no haya cortado el cordón umbilical con los padres y todo al que eso del compromiso le sepa a cuerno quemado, pero no se depriman que les tengo el remedio para que el encanto y la pasión no se vayan al carajo. Señoras y señores, con ustedes, el método 2-2-2: una cita romántica cada dos semanas, un fin de semana fuera cada dos meses y unas vacaciones a solas con la pareja cada dos años.
'Crisis? What Crisis?', se llamaba el álbum. Sí, ese que en 1975 publicó Supertramp en plena crisis petrolera con una portada en la que aparece un tipo en bañador sentado tan pancho bajo una sombrilla de color naranja rodeado de chimeneas que escupen humo y chabolas miserables. 'Crisis? What Crisis?'. La que les confieso me encuentro atravesando tras 49 meses rellenando cada miércoles esta columna con las 450 palabras necesarias. Mientras las páginas de prensa se llenan de artículos sobre Pedro Sánchez, Puigdemont, el novio de Ayuso, la amnistía, las elecciones, los líos en TVE, la salud del Papa y el Falcon, yo me empeño en divagar sobre vajillas, propósitos, jabones, regalos, calendarios, amores, baños de bosque, diccionarios y cápsulas flotantes. Transitar este mundo y ponerlo en palabras mientras la mayoría mira para el otro lado fácil no es, para qué engañarles, así que si están en mi bando no me abandonen, ténganme paciencia y, por favor, acompáñenme mientras supero el trance de los terribles dos años.
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