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El día 14-4-2025, a las 9:58 horas, tuvo lugar un terremoto, con epicentro a 10 km al SE de Jumilla; la magnitud ... del mismo fue de 3,1, la intensidad de II y la profundidad del hipocentro de 2 km. Con espaciado temporal de 7 y 8 segundos, se produjeron dos réplicas de magnitudes 2 y 1,9, respectivamente, cuya ubicación era muy similar a la del movimiento principal. La localización geográfica de estos sismos no es frecuente (como pueden ser, por ejemplo, los situados en Lorca, ligados a la falla sismotectónica de Alhama de Murcia o FAM); pero tampoco es inexistente, pues el 4-4-2013 sucedió un terremoto a 12 km al W de Jumilla, con magnitud 4,5 y profundidad 5 km.
Este terremoto se ubica en la traza del cabalgamiento, con vergencia norte, de la Sierra de Sopalmo y a 7 km al SW del Cabezo de La Rosa. La estructura de este cabezo es la de un diapiro adomado, constituido por arcillas rojizas y anhidritas del Tríasico superior o Keuper, de 200 millones de años (yesos, anhidritas, sales potásicos y, sobre todo, sal común o halita). La empresa Jumsal explota la sal de este diapiro desde hace más de 50 años, mediante sondeos de hasta 600 m de profundidad; sin embargo, su aprovechamiento se viene realizando desde los romanos, a través de una salina. En la actualidad, por el mismo método de sondeos, en cuyo interior se inyecta agua que transforma la sal en salmuera, lo realiza la empresa Salins Ibérica en el diapiro de Pinoso.
El diapirismo es la manifestación de un fenómeno más amplio, que se denomina halocinésis, que consiste en el movimiento autónomo de las evaporitas, bajo la acción de la gravedad. La génesis es la siguiente: cuando existen a grandes profundidades materiales salinos, de baja densidad, la presión de los suprayacentes imprime a las evaporitas una plasticidad especial y dejan de ser rígidas para cobrar una cierta fluidez, iniciándose un movimiento ascensional, que trata de conseguir el equilibrio litostático. Si existe una falla profunda, que llegue a afectar hasta la halita, esta se inyecta por la zona de la fractura (ya que presenta una mayor debilidad) y asciende rompiendo los estratos suprayacentes hasta, incluso, alcanzar la superficie, a manera de un 'volcán de sal', como es el caso del diapiro de La Rosa; aunque con movimiento más lento que el de un volcán de rocas exógenas, como es lógico. Pero aunque este diapiro aflore, todavía no ha conseguido alcanzar su equilibrio y sigue subiendo en la actualidad, consecuencia de una neotectónica, como pusieron de manifiesto Mancheño y Rodríguez Estrella (1985) y Navarro Hervás y Rodríguez Estrella (1985).
Teniendo en cuenta que estamos viviendo en la actualidad, y durante todo el Holoceno (desde hace 10.000 años) una etapa compresiva de plegamiento (como lo demuestra la existencia de erosión de los relieves, formación de ramblas, abundante sismicidad y vulcanismo y actividad hidrotermal), la producción de un terremoto de baja magnitud puede activar la halocinesis y multiplicar su grado, a manera de sinergia. Esto es lo que ha podido ocurrir con el terremoto del 14-4-2025. Pero, ¿por qué no se sitúa el epicentro del sismo en el propio cabezo de La Rosa y en cambio lo hace a 7 km al SW del diapiro, en la traza del cabalgamiento de la Sierra de Sopalmo? Este fenómeno se ha repetido en otros terremotos, como en el de Lorca del 11-5-2011, que no se localizó en la traza de la falla sismotectónica FAM, sino en la oculta de la depresión de Lorca, más al norte. En el caso que nos ocupa se habría producido una emigración de la energía, desde el diapiro hasta el cabalgamiento de Sopalmo, ya que se ponen en contacto lateral esta última falla, de dirección NE-SW, con la que une los diapiros de Jumilla y La Rosa, de dirección NW-SE.
Aunque los terremotos con frecuencia derivan en situaciones trágicas (que no ha sido el caso, por ser de magnitud relativamente pequeña), también ocasionalmente pueden dar lugar a situaciones cómicas; una de ellas se relata en el periódico 'El Liberal' de 28-1-1931, donde el corresponsal de Yecla informa: «En la casa nº 27 de la calle de San Isidro había fallecido la tarde anterior uno de sus vecinos y los familiares y varios amigos, en su mayoría mujeres, se hallaban velando el cadáver, cuando les sorprendió el seísmo. El difunto se hallaba colocado encima de una mesa y el temblor de tierra hizo que el cuerpo del finado oscilara. Su movimiento fue interpretado, por familiares y amigos, con signo de que el muerto volvía a la vida y, sin pensar ni un momento en cuál pudiera ser la causa del movimiento del cadáver, salieron corriendo todos denodadamente a la calle, despavoridos y pidiendo auxilio a gritos». Este terremoto fue de magnitud 4 y de intensidad VI-VII, que está también relacionado con la sismicidad en diapiros triásicos, o 'volcanes de sal', como yo los denomino familiarmente, concretamente con el de Yecla.
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