Síndrome del ocio
La rampa ·
Cuando las vacaciones generan ansiedad... o viceversaSe conoce como 'síndrome del ocio' y, según los psicólogos, ocurre en los primeros días de las vacaciones y afecta a las personas fuertemente comprometidas ... con su trabajo porque, aunque necesitan y desean descanso, su mente aún está en las tareas que acaba de abandonar. Ver su agenda vacía de faena les crea ansiedad y hasta cierta irritación.
Abro paréntesis para expresar mi deseo de que esa irritabilidad no llegue al punto de engrosar la lista de violencias domésticas.
Sí, es verdad que las vacaciones interrumpen el ritmo de actividad constante del trabajo y suponen un cambio brusco en las rutinas diarias. Tanto que ael despertar el primer día de asueto sufres una especie de susto porque no ha sonado el despertador, pero, de inmediato, el sobresalto se convierte en alivio placentero. No es que se te hayan pegado las sábanas, es que puedes seguir ahí, no hay reloj, no hay cita ni más tarea que la que te encargue tu pareja…
¿Síndrome de qué…? ¿Ansiedad…?
Con todos mis respetos hacia la psicología y los psicólogos, la experiencia de medio siglo trabajando por cuenta ajena me dice que es bastante más duro de llevar el síndrome postvacacional que el del ocio. Mi enamoramiento del oficio periodístico no evitaba los temores por la vuelta al estrés, al «Vamos, cierra, vamos, que la rotativa no espera». ¡Uff! Quince años después, todavía tengo sueños agitados en los que ando perdido por la ciudad y no llego a tiempo del cierre.
Tal vez sea que, en el fondo, somos un poco ácratas, nos gusta ir por libre, sin la obligación de dar cuenta. Quizá por ello el día que más se disfruta de las vacaciones sea el de la víspera, la jornada en la que es un sedante pensar que mañana emprenderás otra rutina, la del recreo.
Caso distinto es el del trabajador autónomo. Ese sí que puede sentirse 'culpable' de no producir. Es probable que considere un lujo el tiempo de ocio, que esté en la playa con el móvil o la tableta, que no termine de desconectar. Así de exigente es el sistema productivo, que obliga a trabajar a un ritmo trepidante en el que importa más el volumen que la calidad. Al autónomo cabe recomendarle que se aísle, aunque se aburra y, a todos, que lo pasen bien.
Abrazos.
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