La humana misión
Mientras funcionen las neuronas debemos seguir construyendo este mundo encontrado y dado
Presumí en este mismo rincón de que había podido sortear los debates electorales Sánchez-Feijóo y Sánchez-Díaz-Abascal. Era, es, una especie de abandono ... del mundo y sus problemas para encapsularme –así lo defino yo– en el cultivo de la familia, la buena música, el buen libro y la buena gente. Hace unos días tuve la dicha de explicárselo a mi muy apreciado amigo Luis, uno de esos escasos amigos a los que pasas meses sin ver, pero al encontrarlos pareciera que los ves a diario. Luego de adjetivar la charla como «entrañable», con cariño y lealtad me 'acusa' de haber tirado la toalla. Es decir, me respondió con el clásico «sí, pero».
El 'sí' de Luis a mis argumentos («Hablas de haberte encapsulado. Lo entiendo perfectamente. Yo hace tiempo me digo que este mundo ya no es mi mundo») da inmediatamente paso al 'pero' («Mirar al mundo y la vida sin latidos de fe, esperanza y amor, es algo por lo que no merece morir. No hemos sumado escalones a esta inmensa escalera para en el último peldaño llegar al vacío») y lleva a la reflexión de que tenemos la «humana misión» de legar, de transmitir el reto y la noble suerte de «seguir construyendo este mundo encontrado y dado».
Mundo encontrado y dado. Enjundiosa frase.
El mundo que nos encontramos y el que dejamos, el que nos dieron y el que damos. Me convence. Me apropio de la idea. Encapsularse es un legítimo mecanismo de defensa, pero mientras funcionen las neuronas hemos de seguir legando, recorriendo nuestro tramo al máximo esfuerzo para pasar el testigo, como en las carreras de relevos. De esta forma correspondemos al esfuerzo del de antes y estimulamos al de después, que seguirá corriendo. Puede que con otro estilo y otra zancada, pero avanzando, construyendo un mundo mejor, más fraterno, más solidario.
No se construye un mundo mejor para la convivencia democrática con imágenes como la de la vicepresidenta Díaz departiendo afectuosamente con el prófugo Puigdemont, reclamado por la Justicia. No, señora. No, señor presidente. No pueden obviar a la Justicia, otro poder del Estado. Si encapsulados en su mundo de ambición lo dudan, consulten. Pero no solo a las bases de sus partidos, una consulta de esta envergadura debiera hacerse a los 7.760.970 ciudadanos que le votaron. Y díganos el resultado, por favor.
Y por obligación.
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