Cambio de caras
Cavilaciones junto al Mar Menor, el día que el Parlamento Europeo reprobó a Rubiales
El beso que soliviantó a Europa. Este podría ser el titular de un reportaje que informara de la sesión del Parlamento Europeo que censuró la ... actitud del ya dimitido Luis Rubiales, expresidente de la Federación Española de Fútbol. Mientras los cronistas de Bruselas informan sobre la reprobación parlamentaria, dicha en varios idiomas, me asalta la pena de que ese tipo de actitudes deteriore la imagen del deporte español.
Vista la global repercusión del famoso beso, y el chulesco «No voy a dimitir» del personaje, en su discurso ante público amigo y asalariado, me reafirmo en la impresión de que Rubiales no ha entendido nada y se escuda en «poderes fácticos» para justificar su dimisión. Está claro que tampoco ha comprendido el clamor social en contra de su actitud. Y esto es lo que alarma. Porque habrá elecciones en la Federación, pero el armazón descubierto por el beso y la soez 'testiculada' en el palco no se soluciona con un simple cambio de cara, sino con una profunda transformación en la estructura de la RFEF. El fútbol mueve miles de millones de euros, enormes cantidades de dinero cuyo trasiego debería ser más transparente y, aunque la Federación sea una entidad privada, su gran repercusión y, por tanto, influencia social, debiera ser objeto de legislación y supervisión. Es el momento.
Me llega otro cambio de caras. Lo recibo frente al Mar Menor. No aletean los grillos, pero se oye el silencio. Por detrás de la isla del Ciervo sigue hundiéndose el sol anaranjado, en un atardecer que envuelve los sentidos en pura sinfonía, como la novela del indio Siddhart Dhavant, con el reflejo del astro yacente rielando sobre las apacibles aguas del Mar Menor, tan mansas ellas que siguen soportando desmanes humanos y discursos inhumanos para con esos seres vivos asfixiados, palabras rimbombantes dichas con énfasis en espacios de boato, pero huecas para la posteridad.
Arengas para huir; soflamas para autoexculparse.
¿Quiénes depredan este lugar único? «Nosotros, no», dicen mientras recolectan melones, alcachofas, lechugas, cítricos... «Nosotros, no», replican mientras proyectan y obran nuevas edificaciones... «Nosotros, no. Son aquellos», rebaten los políticos de aquí, de allá y de acullá....
Hoy tenemos nuevo Gobierno regional. Deseemos, una vez más, querido Job, que se ajen por el uso de sus facultades para hallar soluciones y que no envejezcan pronto por la vacuidad de sus frases.
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