Abucheos
La rampa ·
Un tiempo para cada cosa y cada cosa a su tiempo (Eclesiastés 3:1)Acabo de ver en la tele los actos conmemorativos del 12 de octubre, día de la fiesta nacional española. Como todos los años. Por razones ... familiares que no merecen la pena detallar aquí, la fiesta de la Hispanidad, el Día del Pilar, patrona de la Guardia Civil, es una fecha un tanto especial en la que, desde bien joven, me invade una mezcla de sentimientos evocadores, afectivos, placenteros y pesarosos a un tiempo.
Evocadores porque me lleva a los desfiles de las tropas de la Cruz Roja que recorrían las calles de mi pueblo. Aunque vestían uniforme del Ejército de Tierra, eran tropas sin armamento, en lugar de fusiles portaban picos y palas, pero a los niños nos gustaba ese repiquetear de tambores y el cornetín de órdenes.
Afectivos, porque la evocación te hace consciente del legado. Cada calle, cada edificio, cada rincón de una ciudad tiene su historia y, a su sombra, prácticamente todos hemos vivido momentos inolvidables.
Placenteros, porque la recordación de aquellos desfiles, sus prolegómenos y epílogos, no la asocio a ningún hecho oscuro, nada que altere aquel sencillo acontecimiento que daba rienda suelta a la imaginación adolescente de entonces. No como ahora, no como en los últimos años, en los cuales irrumpe la pesadumbre cuando gritos y silbidos alteran la voz de los locutores. No entiendo, nunca entenderé, que haya personas en pie desde las 7.30 de la mañana, a la espera de que aparezca el presidente del Gobierno para abuchearle. Y no por la pita en sí –que si es en protesta por la amnistía en ciernes comparto sin ambages– sino por la convulsión que provoca la interrupción de actos formales y severos entre los que se halla el especialmente emotivo de recordar a soldados, policías y guardias civiles, fallecidos en acto de servicio, «porque llevaron hasta sus últimas consecuencias el juramento que un día hicieron». Ahí es nada, pienso.
No sé cuántos juramentos, como el de «guardar y hacer guardar la Constitución», se rompen por parte de abucheados y abucheadores, pero sí tengo claro que no es el sitio para afearlo ni para entorpecer muestras pomposas de símbolos y enseñas que son de todos, son lo que nos une... O nos debería unir.
Un tiempo para cada cosa y cada cosa a su tiempo.
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