No nos vale la coexistencia, necesitamos convivencia
No hay justicia posible si se generaliza la culpa, si se criminaliza a todo un colectivo por el delito de una persona
Con enorme tristeza acabamos de presenciar cómo el municipio de Torre Pacheco se ha convertido en noticia internacional, no por su calidad humana, por el ... valor de la diversidad de sus gentes, por su agricultura o por sus potencialidades de desarrollo, sino por la respuesta dada a una agresión injustificable, condenable y perseguible cometida en Torre Pacheco contra un vecino del municipio a manos de unos delincuentes. Hemos asistido, con preocupación y tristeza, no solo a la lógica indignación que toda violencia provoca en la ciudadanía, sino a una campaña de odio, racismo y xenofobia, perfectamente orquestada por grupos ultra dirigida de forma generalizada contra toda la población migrante del municipio. Se ha instrumentalizado el dolor de una comunidad, para alimentar el miedo, vincular sin datos inmigración con delincuencia y cuestionar a las personas migrantes y a las organizaciones sociales que trabajan por su inclusión. Unos discursos y comportamientos que también son un delito que deben ser investigados, perseguidos y juzgados, tanto a las personas que los han cometido, como a las organizaciones políticas que lo han auspiciado y justificado en ruedas de prensa.
No podemos permitirlo, ni en nombre de la justicia, ni de la convivencia, ni de la verdad.
La agresión sufrida por un vecino nos duele como sociedad y exige una respuesta firme. Pero lo que ha ocurrido después, el señalamiento colectivo, los bulos, las amenazas, la cacería del diferente, nos interpela como sociedad en nuestros valores democráticos. No podemos combatir un acto violento sembrando el odio, la generalización, el miedo o las agresiones a los negocios y a las personas de origen cultural diverso que los regentan. No hay justicia posible si se generaliza la culpa, si se criminaliza a todo un colectivo por el delito de una persona.
Se está intentando imponer un relato falso: que la inmigración es una amenaza, que las personas migrantes son violentas, que son fuente de inseguridad, para presentarse como la salvación a estos males los partidos políticos que alimentan estos discursos con sus palabras, declaraciones y comportamientos. Es el mismo discurso que se ha repetido en todos los tiempos difíciles: buscar culpables fáciles, enfrentando a pobres contra pobres. La estrategia consiste en convertir el miedo en odio, el odio en rechazo y el rechazo en violencia.
Pero los datos y la realidad desmienten ese relato imperante construido desde la manipulación y la falsedad. En España cada año mueren más personas de las que nacen, uno de cada tres españoles será mayor de 65 años en menos de 15 años. ¿Quién sostendrá nuestro sistema de pensiones, nuestra sanidad pública, nuestros servicios sociales? ¿Quién trabajará en los campos, en la hostelería, en los cuidados, en las industrias?
La respuesta es clara: sin inmigración, nuestro país no es sostenible. La inmigración objetivamente supone un aporte para Europa, España y la Región de Murcia, configurándose como un factor de desarrollo a nivel demográfico, laboral, económico, social y cultural. Los datos puestos de relieve por fuentes objetivas como el INE, Eurostar, el Banco de España, el Consejo Económico y Social, los informes e investigaciones de diversas universidades, los informes de entidades bancarias como Caixa o BBVA, Unesco, Funcas... así lo acreditan.
¿Cómo es posible que desde una región y un municipio como Torre Pacheco, que necesita a la inmigración como un factor de desarrollo, que depende del mercado europeo para ubicar sus producciones agrícolas, estemos comprando las narrativas antiinmigración, antieuropeas y anti- Agenda 2030?
La inmigración aporta el 84% del crecimiento de la población española, dato del año para Funcas. Si del 1.584.901 personas que residen en la Región de Murcia 317.302, es decir, el 20,02%, son de origen cultural diverso, parece obvio que nos interesan las políticas de integración, de convivencia y gestión positiva de la diversidad como una inversión.
Según el último informe de Freemarket Corporate Intelligencee, la inmigración protagonizó entre un 7,5% y un 12% del crecimiento anual del PIB durante la última década. La economía española ha crecido un 3,2% en 2024 debido al turismo, la inmigración y el consumo interno.
Sin embargo, el relato imperante se configura como una narrativa antiinmigración, antipolíticas de integración; generando miedo hacia las personas inmigrantes, discriminación, odio, racismo, xenofobia y un discurso estereotipado que los vincula con la inseguridad y la delincuencia. Esto no es ideología, son datos, realidades económicas y sociales.
La coexistencia en municipios como Torre Pacheco, Lorca, El Ejido, Roquetas de Mar o Totana; zonas con alta presencia de población migrante, es en su mayoría pacífica, cotidiana, silenciosa. Nos cruzamos en el mercado, en el autobús, en la escuela, pero no convivimos y para avanzar en la necesaria convivencia es necesario invertir desde el Gobierno regional en políticas públicas que construyan relación, comunicación, encuentro, reconocimiento mutuo y pertenencia al territorio. No podemos seguir eternamente nombrando como migrantes a quienes son nuestros vecinos.
El verdadero peligro no es la inmigración, son los discursos que siembran el odio, que criminalizan la solidaridad, que atacan a las organizaciones sociales, que trabajan por los derechos de todas las personas. Nos preocupa la impunidad con la que se están difundiendo bulos, incitando al enfrentamiento y la fragmentación. Necesitamos responsabilidad colectiva. A los medios de comunicación les pedimos rigor y prudencia, las palabras construyen realidades, no contribuyan a difundir estereotipos sin fundamento. A los responsables políticos, les pedimos altura de miras, no usen la inmigración para la confrontación política y la miserable búsqueda de votos a través del odio. A la ciudadanía, le pedimos que no se deje arrastrar por el miedo, que escuche, dialogue, que hable con el otro. Porque cuando uno mira descubre que los lazos que nos unen son más fuertes que los muros que algunos quieren levantar.
Aprendamos de lo vivido, exigiendo inversión en planes de convivencia a nivel estatal, autonómico y local y la incorporación de mediadores interculturales en la escuela y en los barrios. No nos vale la coexistencia, necesitamos convivencia.
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