Erradicar la pobreza y la exclusión es una cuestión de voluntad política

Históricamente, la pobreza y la exclusión social se han invisibilizado, lo que ha llevado a una falta de comprensión y de actuación que afronte sus causas y sus consecuencias. Esta invisibilidad no sólo perpetúa el sufrimiento de millones de personas, sino que también impide el desarrollo de políticas efectivas que aborden de forma estructural estas problemáticas.

Las cifras de pobreza y exclusión social son frías representaciones de las duras realidades sociales que atraviesan millones de familias, lastradas los últimos años por los efectos de las sucesivas crisis, la inflación y el coste de la vivienda. Realidades tan crudas como los 2,3 millones de niñas, niños y adolescentes que se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión social. O la de quienes han entrado ya en situación de pobreza severa, es decir, quienes viven en hogares que ingresan menos de 611 euros al mes, casi 4 millones de personas, según ha revelado el XIV Informe 'El Estado de la Pobreza en España' de EAPN-ES. Y la situación es año tras año peor para las mujeres: hay 5,1 millones de mujeres pobres en España, 300.000 más que de hombres.

El 20 aniversario de EAPN-ES llega en un momento de gran incertidumbre a nivel internacional, con el cuestionamiento de consensos históricos en materia de paz, solidaridad y justicia social. La pandemia de la covid-19 demostró el papel imprescindible que juega el estado de bienestar en la garantía de derechos de la población, especialmente la que se encuentra en situación más vulnerable. Sin embargo, solo tres años después de los momentos más críticos de la mayor emergencia sanitaria del presente siglo, los pilares sobre los que se sostiene el estado de bienestar se han puesto en entredicho por movimientos reaccionarios y una agenda de odio, intolerancia y belicismo que pone en riesgo las democracias y el cumplimiento efectivo de los derechos humanos.

Los últimos meses estamos siendo testigos del aumento y recrudecimiento de los conflictos armados –especialmente el genocidio que está sufriendo la población palestina–, el avance de los efectos de la crisis ecosocial, y la normalización de la aporofobia y de los discursos de odio motivados por ideología, género, raza, religión, discapacidad, edad, u orientación sexual.

A nivel europeo, la nueva configuración parlamentaria deja grandes incógnitas sobre cómo serán las políticas que deben reforzar una Europa social más fuerte, que siga albergando a una de las sociedades más igualitarias del mundo, con los más altos estándares en condiciones laborales y una amplia protección social. A esta incertidumbre se suma la deriva intolerante que están tomando las políticas en materia de migración de las instituciones europeas y de algunos gobiernos nacionales, que vulneran en muchos casos los mandatos del Tribunal Superior de Justicia de la UE y los Derechos Humanos. En este escenario, EAPN-ES ha asumido en 2024 un papel de liderazgo con la presidencia de la Red Europea, con el reto de poner en la agenda política comunitaria la lucha contra la pobreza y la exclusión social, a través de políticas de vivienda digna, garantía de ingresos, fiscalidad justa, migración y defensa de los derechos de todas las personas.

A nivel estatal, 2024 se abrió con la reciente formación de la XV legislatura y del Gobierno de coalición, un Ejecutivo que se ha comprometido a priorizar políticas públicas de dignidad laboral, refuerzo del estado de bienestar, acceso a la vivienda, y defensa de la igualdad y de la paz. Sin embargo, con el paso de los meses hemos presenciado el alejamiento del debate parlamentario de las cuestiones que preocupan a la ciudadanía de nuestro país, tal y como evidenció la Encuesta sobre desigualdades y tendencias sociales publicada en junio por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Según este análisis, un 86,4% de la población española asegura que le preocupa «mucho o bastante» la existencia de desigualdades sociales. Esta situación resulta aún más preocupante si atendemos a unas cifras de pobreza y exclusión social crecientes, que alcanzan ya a 12,7 millones de personas. Son miles de hogares atravesados por la crisis de la vivienda, el encarecimiento de la vida y las dificultades de acceder a ingresos suficientes para garantizar una vida digna.

En este contexto, en EAPN debemos asumir un papel fundamental en la defensa de los derechos sociales, la solidaridad, la cohesión social y la convivencia pacífica tanto a nivel estatal como en las diferentes ciudades y comunidades autónomas, demandando de forma urgente el impulso de un Pacto Estatal de Lucha contra la Pobreza, y de políticas de acceso y mantenimiento de la vivienda, garantía de rentas y empleos dignos, y un sistema de fiscalidad justo. Y ese papel pasa también por denunciar los discursos de odio, la violencia, la aporofobia, el racismo y, en definitiva, la discriminación en todas sus formas, lacras que suponen un atentado contra los derechos inherentes y las libertades de todas las personas, especialmente las que se encuentran en situación más vulnerable.

Somos conscientes de los retos que afronta nuestra sociedad en el actual contexto de incertidumbre y cuestionamiento democrático. En EAPN-ES asumimos nuestro compromiso en esta nueva etapa que iniciamos, con el convencimiento de que erradicar la pobreza y la exclusión social es, ante todo, una cuestión de voluntad política.