Los restos de Ciudadanos
ASÍ ME PARECE ·
Lo de Cs ha sido un caso de voladura interna, de suicidio anunciado, de inexplicable torpeza política de sus propios dirigentesInicialmente, Ciudadanos alcanzó un importante éxito electoral. Primero, en Cataluña, como un partido que defendía la unidad de España en las mismas barbas de los ... separatistas. Y, después, en toda España, al aparecer como un partido liberal, de centro, capaz de pactar con la izquierda y con la derecha, pero absolutamente intransigente con la corrupción, hasta el punto de exigir ceses y expulsiones antes de pactar. De este modo, cuando en 2018 se dictó una sentencia sobre la 'Gürtel', y prosperó la moción de censura contra Rajoy, Ciudadanos alcanzó altas cotas en sus expectativas electorales. Algunos pensaron, incluso, que iba a sustituir al PP en la hegemonía del centro-derecha. Pero no ocurrió así, sino todo lo contrario: precisamente en ese momento álgido, empezó su decadencia electoral.
Importa destacar que nunca se llevó a cabo una operación de acoso y derribo contra Ciudadanos. Quizás en algún momento se llegó a pensar, pero nunca se ejecutó. Lo de Ciudadanos ha sido un caso de voladura interna, de suicidio anunciado, de inexplicable torpeza política de sus propios dirigentes. A principios de 2019, Albert Rivera podía haber pactado con el PSOE la investidura de Pedro Sánchez. El propio Rivera sería ahora vicepresidente del Gobierno, y a los españoles nos hubiera ahorrado el tener que soportar la radicalización de las propuestas de Podemos, y el bochorno de que el Gobierno de España haya dependido a veces de los votos de los separatistas catalanes y vascos. Pero no lo hizo. Rivera se declaró incompatible con el PSOE. Y el electorado no entendió que un partido de centro fuese incapaz de pactar con la izquierda moderada. Y así, en las segundas elecciones generales de 2019, Ciudadanos cayó en picado. Perdieron gran parte de sus votos y sus escaños. Después, con Inés Arrimadas, las cosas no mejoraron. En algunas regiones, los escaños de Ciudadanos sirvieron para perpetuar en el poder al PP, a pesar de no ser la lista más votada. Y, en el Congreso de los Diputados, la imagen de Ciudadanos ha sido la de un partido accesorio, filial del PP, sin propuestas propias que marcaran su identidad. En las últimas elecciones andaluzas, el razonamiento de los votantes ha sido muy sencillo: si el voto a Ciudadanos sirve para que gobierne el PP, pues mejor votar directamente al PP. Y este razonamiento se efectuará también en las próximas elecciones autonómicas y locales. Y eso sin hablar de la fallida moción de censura en Murcia
En este año electoral, se han desatado los nervios entre algunos dirigentes del partido. Se plantean qué van a hacer en el futuro. El caso más relevante ha sido el de Begoña Villacís. La vicealcaldesa de Madrid sabe que en una lista de Ciudadanos lo tendría muy difícil, incluso para salir elegida concejal. Entonces ha lanzado el mensaje de que Ciudadanos no debería presentarse, y ella se pasaría a las filas del PP como cabeza de una 'corriente interna'. No sé si la señora Villacís reúne los requisitos intelectuales y éticos suficientes para liderar una corriente de opinión dentro del PP. En todo caso, la presidenta del PP de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ya le ha dicho que no la quiere, ni en la lista de las autonómicas, ni en la lista de las municipales. Y, a nivel nacional, el PP le ha advertido de que, si se afilia al partido, lo será sin ninguna condición, y olvidándose de eso de las corrientes internas.
El electorado no entendió que un partido de centro fuese incapaz de pactar con la izquierda moderada
El caso de la señora Villacís es el más sonado, pero, desde luego, no será el único. Hay actualmente muchos dirigentes de Ciudadanos deshojando la margarita. ¿Qué haremos, pues, con los restos de Ciudadanos? El PP parecía que lo tenía claro: quería a sus votantes, pero no a sus dirigentes. Es decir, aspiraba ocupar el espacio político de Ciudadanos, lo cual era una postura correcta y acertada. El PP tiene en sus filas a muchas personas tanto o más preparadas que Ciudadanos. Sin embargo, ahora, quizás en una actitud electoralista, el PP dice que tiene las puertas abiertas.
El problema no es, sin embargo, algo que deba preocupar al PP. Tampoco al resto de la sociedad española. Se trata de una cuestión personal de los propios dirigentes de Ciudadanos, que ellos mismos tendrán que resolver. La pregunta que deberían hacerse es para qué quieren continuar en la política: ¿para defender unas ideas con las que están comprometidos? ¿O para hacer de la política una profesión? En la defensa de los principios fundacionales de Ciudadanos, parece que encontraremos a Patricia Guasp, la actual presidenta nacional, que piensa resistir, bajo las siglas de su partido, en la defensa de sus ideas liberales. La segunda actitud puede ser la de todos los que aspiran a ir en las listas del PP (en puestos de salida, por supuesto), o que esperan a que, después de las elecciones, el PP les dé un cargo remunerado.
En fin, cada uno que tome las decisiones que quiera. Los demás, el 28 de mayo, ya iremos a votar.
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