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José Ibarrola

Elogio de septiembre

Apuntes desde la Bastilla ·

Es el mes de las cuentas pendientes, de enfrentarse a la biblioteca personal y observar, uno a uno, todos los fracasos lectores del año

Domingo, 1 de septiembre 2024, 07:11

Para algunos, el final del verano es similar a la caída del Imperio Romano. Alejarse de las playas y de los paseos marítimos los arranca ... de una felicidad labrada durante todo el año, de sol a sol, a las espaldas de un horario que los convierte en hormigas, cuando la aspiración de todo ser humano es vivir en la plenitud de las cigarras. Septiembre es la vuelta a la cotidianidad pautada, al callejón sin salida de los trabajos, los atascos, la voz del jefe, la lista de correos en cola y el simulacro del fin de semana como ensoñación de un futuro verano. El mes de las promesas incumplidas, cuando el cielo anuncia fresco pero el calor se pega a nuestro cuerpo, inmisericorde, queriendo ser un julio de tardes más cortas. Es el mes de las lluvias torrenciales, como si el agua estuviese ansiosa por volver a las aceras y a los paraguas olvidados, esas trombas demasiado fatigosas, inoportunas para nuestros pasos, tan poco acostumbrados a los charcos. A septiembre se le recibe, en definitiva, con un pie puesto en la melancolía y otro en el desastre de los nuevos comienzos.

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