Qué tendrán la aldaba del poder que todos los políticos la agarran como si les fuera la vida en ello. En España, Sánchez abraza a ... los independentistas para seguir en el trono y en la Región, el PP cambia la ley que limita mandatos para que Miras pueda continuar otra legislatura. Miras y quienes lo rodean, claro. Deber ser eso que se llama la mística del poder, ser importante, sentirse el rey del mambo, llegar a un sitio e imantar las miradas. Les encanta. Si no lo tienen, lo buscan; si lo encuentran, echan el ancla y se relamen de gusto, como diciendo eso mismo que decía el pianista James Rhodes cuando llegó a España y probó una torrija por vez primera: «Hostia puta». Además, el poder no entiende de colores. Da igual el partido. De repente, un día los ves en tribuna y ya no se bajan del sitio, por si acaso Lamartine tuviera razón cuando decía que «el hombre solo conoce la felicidad cuando la ha perdido».
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