El Mar Menor bajo la lupa científica
Convocados por la Oficina Técnica del Mar Menor del Ministerio de Transición Ecológica, estos últimos días hemos estado debatiendo la situación del Mar Menor y ... sus soluciones, todo desde distintas perspectivas científicas, una magnífica idea. Mi impresión es que, a pesar de algunos debates algo forzados, el diagnóstico sigue claro, con un protagonismo destacado de la actividad agraria en las causas. Por otra parte, las soluciones parecen pivotar entre las que ya se han ido proponiendo durante estos años. La restauración de la legalidad, eliminando regadíos en situación irregular, una renaturalización reticular del Campo de Cartagena mediante setos (varios miles de kilómetros, en mi cálculo inicial en torno a 12.000, y de unos 4-5 metros de ancho) que se aproxime a un 10% de la superficie agraria renaturalizada, incluyendo además la restauración de los 1.000 km lineales de ramblas y ramblizos existentes en toda la cuenca. Además deben insertarse bosques isla, a modo de nodos en esa red de infraestructura verde a construir. La composición biológica de esos setos y de otras restauraciones ha de ser diversa funcionalmente y suficientemente selectiva como para optimizar la evapotranspiración y la interceptación de las aguas de escorrentía y en parte también las de las aguas subterráneas. Para lograr esto se debe facilitar al agricultor la asistencia técnica necesaria a escala de parcela. Esta restauración, como las que se apuntan después, ha de entenderse en la lógica de la nueva Ley Europea de Restauración Ecológica.
Además, para las aguas del acuífero, muy contaminadas, se debe mejorar técnicamente su red de seguimiento, y han de someterse 'in situ' a un proceso de bioestimulación de la desnitrificación natural, especialmente en la periferia de la laguna, que podría ser complementaria a los biorreactores. Los humedales deben incrementarse notablemente en dicha periferia (ha de duplicarse al menos la superficie actual) pero también deben desarrollarse en el conjunto de la cuenca, pues cuanto más se acerquen al origen del problema más eficientes resultarán. Todo esto no debe desincentivar una moderación sustancial en las aportaciones de los abonos a escala de parcela, que deben optar por una temporalización climáticamente inteligente que tenga en cuenta la probabilidad de grandes tormentas que pueda movilizarlos masivamente hasta la laguna. Las otras fuentes contaminantes no difusas, más fácilmente controlables (granjas porcinas y sistemas de colectores y alcantarillado urbanos), deben ser auditadas e inspeccionadas regular e intensamente, y sus posibles pérdidas fugitivas resueltas convenientemente por los responsables.
Se mantuvo la preocupación por el estado de la Sierra Minera y sus residuos tóxicos que afectan a la población y al Mar Menor, en vías aceleradas de solución por parte del Ministerio, y por los problemas emergentes que pueden derivarse de las seis mil hectáreas de suelos urbanizables aún sin desarrollar, que complicarían la situación de sellado del suelo e incrementarían, entre otras cosas, las tasas de escorrentía, ya muy notables. Mientras que el Plan de Ordenación del Territorio no esté operativo, desgraciadamente muy retrasado por falta del suficiente impulso político por parte de la Comunidad Autónoma, en mi opinión, la moratoria urbanística debe mantenerse indefinida.
Por otra parte, la laguna parece mostrar una cierta estabilidad engañosa, dentro de la gravedad. En los dos últimos años no ha habido crisis relevantes pero los indicadores clave no parecen mejorar, especialmente las praderas de 'Cymodocea' y la comunidad de peces comerciales, entre otros. Desconocemos aún buena parte de las mortandades ocultas derivadas del colapso. Sabemos que más de un millón de nacras ('Pinna nobilis'), el bivalvo de mayor tamaño y endémico del Mediterráneo, se perdieron en este proceso degradativo, y que las pocas que quedan tienen dificultades demográficas. Desconocemos qué ha pasado con otros moluscos filtradores como 'Pholas dactylus', también protegido por los convenios internacionales. Cuando se ha hecho una estima general de la comunidad se obtienen resultados trágicos: unos 950.000 millones de micromoluscos menos en la laguna inmediatamente después del colapso. Los caballitos de mar y especies afines deben ser sometidos a un seguimiento mucho más intensivo. Y la colonización actual de los fondos por el fitobentos, dominada por el alga 'Caulerpa', puede resultar truncada por las temperaturas del agua en verano, cada vez más altas por el cambio climático. Esta recuperación natural podrá tener alguna oportunidad si realmente disminuimos sustancialmente la entrada masiva de nutrientes, y esto a pesar de que la capacidad de desnitrificación ejercida por la propia laguna y sus sedimentos parece cada vez más evidente.
Las soluciones técnicas están disponibles, y cada vez más consensuadas, pero el cómo implementarlas en el terreno y en el tejido socioeconómico, encuentra barreras derivadas de una gobernanza mal construida, frustrante y manifiestamente mejorable. En este contexto, los sectores negacionistas, y otros elementos disruptores creados expresamente para este fin, pretenden que conduzcamos el problema en el sentido contrario a lo racional. Se aprovechan de estas deficiencias severas en el diseño de la interfaz ciencia-gestión administrativa-participación pública. La contaminación no sólo está en los suelos agrarios, el acuífero o la laguna, está especialmente en los mensajes científicamente inconsistentes que buscan deliberadamente la confusión y que proceden de determinados sectores económicos cercanos a las causas y de sus milicias puestas a sueldo. Esperemos que la nueva actitud de colaboración interadministrativa mostrada recientemente por la Comunidad no se tuerza con las presiones insistentes de sus socios de gobierno inspirados en planteamientos negacionistas. Ni un paso atrás, el futuro del Mar Menor no debe estar en venta.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión