Gabarrón, arte y paz

Inconscientemente, ya en esos primeros años, experimentaba, a falta de papel, trazando sus primeros dibujos en la arena de las plazas de Mula. Un día, bajando una escalera en compañía de su madre, se fijó en un trozo de papel, que debía ser de un calendario roto, y al tomarlo descubrió el fragmento de una mujer tocando la guitarra.

Aquello, que guardó consigo, influyó en él hasta el punto de que hoy, cuando contemplamos lo que ha dado de sí toda una vida dedicada al arte, lo que vemos, en realidad, es una sucesión de fragmentos aparentemente inconexos, dispersos, ininteligibles, a veces; pero que, puestos en común, superponiendo todos los sentidos, nos están contando el mundo y su naturaleza, con su magín, sus fantasmagorías, sus infamias.

Siempre recordaré aquella mañana en que vi a Gabarrón crear en la tierra embarrada de la finca de Las Malezas, con flores ya en los almendros de El Niño de Mula y la música improvisada del artista sonoro Juan Jesús Yelo y del saxofonista e improvisador José Joaquín Aroca, la obra que tituló 'Flores contra bombas'. Una denuncia contra la guerra, coincidiendo con la invasión de Ucrania. El arte de Gabarrón está con la armonía, con la libertad, con los derechos humanos, con la salvaguarda del planeta... Su emoción y su motivación siempre han estado, a través del arte, al servicio -o en auxilio- de la educación, de la ciencia, de la cultura y de la comunicación. ¡Qué manera más humilde de servir a la humanidad! Otros artistas, como Antonio Tapia, Katarzyna Rogowicz y Antonio Gómez Ribelles, presentes en el acontecimiento culinario guiado por el chef conceptual Juan Miguel López Baquero, ven en Gabarrón, como tanta gente, a un mecenas de la paz.