Francachela por Kapingamarangi
Paco Nadal pone el listón alto al grupo de escritores viajeros murcianos que coordina Inma Mengual
En el último encuentro de escritores viajeros de la Región de Murcia, con Inma Mengual al timón de la nave sin rumbo, participaron narradores extraordinarios ... como Paco Nadal, Pepe Pérez-Muelas, Paco López Mengual, Antonio Ruiz Munuera y Manuel Moyano, entre otros. Gente fantástica. Dos de ellos, por cierto, Nadal y Moyano, han ganado el premio Eurostars Hotels de Narrativa de Viajes (25.000 euros de dotación hoy). Los demás en aquella reunión éramos ciertamente observadores deslumbrados por los inesperados parlamentos. Narrar el viaje es un arte, y hacerlo con gracia, de viva voz, improvisadamente, está al alcance de muy pocos.
Lo cierto es que uno de los momentos más divertidos de aquel almuerzo de sagaces trotamundos, mientras cada uno lanzaba la caña de pesca para comer algo entre bebidas [difícil elegir entre la pluma ibérica laminada con salsa de Pedro Ximénez y parmesano y el centro de atún del Mediterráneo con ralladura de Mutxamel], un nombre se repitió sin cesar: Kapingamarangi.
¿Dónde diablos queda ese extraño lugar llamado Kapingamarangi? Desde luego no en el paradero más inmediato. La que mejor lo pronunciaba resultó ser la cartagenera Lola Escudero, directora de Comunicación en Grupo Planeta (Geoplaneta-Lonely Planet-Lunwerg) y secretaria general de la Sociedad Geográfica Española. Pero parece que el único murciano que ha puesto un pie allí es Paco Nadal, que nos contó, con la memoria de una ballena azul, su periplo hasta llegar a este punto de Oceanía.
A una marca de refrescos se le ocurrió organizar un concurso para sortear un viaje al lugar más natural. Se les ocurrió este atolón por su vínculo con España, y Nadal fue de avanzadilla. No era un chollo de premio: no hay transporte convencional para llegar allí. «Lo más alucinante, desde luego, es su historia. En 1537 –detalló Nadal, bailándole una marinera entre los dedos– un galeón español que iba de Filipinas a México vio una serie de atolones en medio del Pacífico y Hernando de Grijalva se los adjudicó para España».
Hasta 1686, recalcó Nadal, no hubo ningún desembarco en estos arrecifes. Las islas Carolinas formaron parte de la Corona española por más de tres siglos. En 1899, España vende a Alemania el archipiélago, pero en el contrato no figuran cuatro atolones, entre ellos la isla de Pescadores, actualmente Kapingamarangi.
Llegar a Pohnpei, en la antigua Micronesia española, es el sueño-pesadilla de todo viajero; allí descubrió Nadal apellidos como La Torre, Santos, Cruz... Seis monjes capuchinos vascos arribaron en 1886, con el primer gobernador español.
Por ellos, y con Nadal de inductor, brindamos con algo parecido a un tazón de sakau. ¡Kalahngan! ¡Gracias!
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