Hay uno que quiere morirse
Y todo porque no soporta ver al pueblo enchochado con el móvil
Nada, que se ha empeñado el hombre y, cada día que pasa, lo ves más mustio y pansío. No te lo oculta, el payo. No hay disimulo ninguno. Dice: «Pues, nada, que me quiero morir». Y cuando le preguntas el porqué, responde: «¿Por qué va a ser? Por lo de los móviles. Me resulta insufrible ver a todo el mundo embobado con el dichoso aparatico».
Dice que (al confirmarse que cada quien ha hecho de su vivir un mero mirar el móvil) a él se le van unos cerros y se le vienen otros. Quiere significar con eso que se marea. Hay detalles que lo sacan de quicio, como ir al cine o al teatro y toparse con que la gente -mientras sucede lo que sucede en la pantalla o en el escenario- ni levanta un instante la mirada del chismecillo.
O lo que le pasa con los zagales. Como tiene posibles, un día llevó a sus nietos a Houston, para que vieran en vivo y en directo el lanzamiento de un cohete. Pues ni a la ida, ni a la vuelta del viaje, notaron que había unas turbulencias terribles, ni levantaron siquiera un instante la mirada cuando salió disparado el cohete espacial delante de sus narices. Cuando regresaron a casa, los ensimismados chavales no tenían conciencia de haber salido de su habitación.
Los quieres arrimar a la mesa para comer, pero solo consigues que se acerquen poniéndoles delante el móvil, como se le pone la zanahoria al caballo para que galope. Antes, si el papá decía: «Niño: Guarda ahora mismo el móvil», el chaval, aunque refunfuñando, obedecía. Hoy ya responde con una fresca y sigue a lo suyo. Pero es que, claro, los padres y las madres, los maestros y las maestras, los militares y los paisanos, todo dios anda ocupado con el móvil. Nadie está libre.
El amigo este que digo se quiere morir ya mismo. A punto estuvo hace unas fechas, aprovechando que se celebraba el Día Mundial del Suicidio, pero no pudo, porque, cuando fue a consultar con el farmacéutico, este no le hizo ni puto caso, enfrascado como estaba con el móvil.
Hoy mismo ha venido a despedirse.