Después de la moción de censura
Vox ganaba votos cuando llamaba al PP «derechita cobarde». Y los pierde cuando anuncia que va a gobernar con los populares en coalición
No ha habido sorpresas. El PP había anunciado su abstención. Vox tenía la esperanza de que el partido de Feijóo cambiase el sentido de su ... voto y apoyase la moción. Abascal intentó seducir a los populares de mil maneras. Incluso llegó a decirles que olvidasen el pasado, «borrón y cuenta nueva», y que se preparasen para gobernar juntos. Pero ni por esas. El PP siguió en sus trece, y Feijóo, la primera mañana del debate, se fue a la embajada de Suecia; como si no fuese con él, como si el debate no existiera. Así que no hubo sorpresas. La moción de censura fue votada por 53 diputados (52 de Vox y uno del Grupo Mixto); votaron en contra 201 diputados; y se abstuvieron otros 88.
Ahora, aunque públicamente nadie lo reconozca, procedería la autocrítica, la reflexión interior, preguntarse si fue acertada, o no, la decisión de presentar la moción. ¿Qué objetivos se perseguían? ¿Se han alcanzado algunos?
El acierto o desacierto de una iniciativa parlamentaria depende de si se han alcanzado, o no, total o parcialmente, los objetivos de esa iniciativa.
1. Por su propia naturaleza, la moción de censura, que es el instrumento parlamentario más enérgico para exigir la responsabilidad política al Gobierno, tiene como objetivo el cese del presidente del Gobierno, y su sustitución por el candidato propuesto. Ya se sabía de antemano que este objetivo no se iba a conseguir. Pero, al menos, ¿se ha conseguido deteriorar al Gobierno?, ¿debilitarlo?, ¿hacer comprender a la sociedad que es malísimo para España que Pedro Sánchez continúe un minuto más en la presidencia del Gobierno?
En mi opinión, este objetivo no se ha cumplido ni siquiera en una mínima parte. Al contrario, como dicen los del PP, esta moción de censura ha sido un verdadero balón de oxígeno para el Gobierno de coalición. Durante las semanas anteriores, Pedro Sánchez y sus ministros socialistas estaban tratando de paliar los perniciosos efectos que en la opinión pública causan las deslealtades cotidianas de Irene Montero y Ione Belarra, que se dedican a oponerse al Gobierno desde dentro del Gobierno. El debate de la moción de censura les ha permitido a Pedro Sánchez y a Yolanda Díaz exponer los aciertos del Gobierno de coalición en políticas sociales y económicas, y hacer alarde de fortaleza de la coalición. Todo ello además de cargar contra el PP, presentando un panorama muy negro en el caso de que el PP llegase a gobernar con el apoyo de Vox.
El primer objetivo, pues, no se ha cumplido.
2. El segundo objetivo era ofrecer una alternativa de gobierno. La necesidad de exponer esta alternativa está también en la esencia estructural de la moción de censura constructiva, tal y como está configurada en la Constitución.
Pues bien, en mi opinión, este segundo objetivo tampoco se ha cumplido. Le correspondía al candidato exponerlo. Y Ramón Tamames no lo ha hecho. Solo ha expuesto algún tópico y alguna frivolidad. Y los de Vox deben estar pensando que gracias a Dios que no lo ha hecho. Porque, ¿cómo iba a exponer el programa de un partido de derechas una persona que militó en el PCE? ¿A quién se le ocurrió que esto pudiera suceder?
3. El tercer objetivo parece que fue buscar una aproximación con el PP. El objetivo, en sí mismo, en mi opinión, era un tremendo error. Los dirigentes de Vox parece que no hayan aprendido la lección de Andalucía. Si Vox alardea de que sus escaños serán imprescindibles para que el PP pueda gobernar, mucha gente que pensaba votar a Vox termina votando directamente al PP. El razonamiento es muy sencillo: para que con mis votos apuntales a un gobierno del PP, prefiero yo votarlo directamente. Vox ganaba votos cuando llamaba al PP «derechita cobarde». Y los pierde cuando anuncia que va a gobernar con el PP en coalición.
Pero, aun siendo un error estratégico, Vox tampoco ha conseguido este objetivo. Feijóo ha acertado al decidir la abstención. Con esta calculada ambigüedad, está diciendo, por un lado, que el PP y Vox son completamente diferentes; y, por otro, que Vox es un partido secundario, accesorio del PP, que, en su momento, apoyará siempre al PP. Feijóo sabe que este mensaje le quita votos a Vox.
4. Y, en fin, a dos meses de las elecciones locales y autonómicas, esa moción tenía claramente un objetivo electoral: todas las formaciones políticas lo entendieron así. Y, como era de esperar, el debate en el Congreso ha tenido características muy electoralistas.
Con este debate, ¿ha ganado votos Vox? Es muy difícil hacer predicciones. Las urnas lo dirán. La verdad es que muchos votantes de Vox son de piñón fijo. Hagan lo que hagan, digan lo que digan, les van a seguir votando. Pero hay otros muchos a los que habrá que explicarles las profundas razones que justifican que el candidato a presidente del Gobierno de Vox sea un señor que fue del PCE.
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