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Anatomía de un escándalo

Así me parece ·

Sabemos que tuvieron acceso al correo electrónico más de treinta personas en la Fiscalía. ¿Por qué entonces imputar al fiscal general?

Domingo, 8 de diciembre 2024, 07:25

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, está siendo investigado por el Tribunal Supremo por un supuesto delito de revelación de secretos. Se le ... atribuye el hacer público un correo electrónico, en el que el abogado de una persona, llamada Alberto González Amador, se dirige al fiscal actuante en una causa penal, para proponerle los términos de una sentencia de conformidad para su defendido, previo reconocimiento de que esa persona habría incurrido en dos delitos tributarios, defraudando a la Hacienda del Estado 350.000 Euros, mediante la utilización de facturas falsas, para incrementar los gastos y reducir las bases imponibles del Impuesto de Sociedades en dos anualidades, durante las cuales habría obtenido cuantiosos beneficios en concepto de comisiones por la venta de mascarillas sanitarias. Lo que ocurre es que don Alberto es el novio de Dña. Isabel Díaz Ayuso. Y, según dice la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, al publicar esta información vergonzante sobre los delitos tributarios de su novio, lo que realmente pretende el Gobierno del PSOE es destruirla políticamente a ella. Pues bien, según sostienen Ayuso y su fiel Rodríguez, lo grave es que se haya filtrado un correo electrónico, y no que González Amador haya reconocido a través de su abogado que las conclusiones de la Inspección de Hacienda eran acertadas, que cometió dos delitos por defraudar a la Hacienda Pública en cada uno de ellos más de 120.000 Euros. Esto, según la señora Ayuso, no es un problema penal, sino una simple cuestión de una multa a pagar a Hacienda. Dos delitos tributarios, y una posible falsedad documental, no son problemas graves. Lo grave es haber filtrado un correo electrónico.

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