Alternativa al separatismo
Así me parece ·
El Estado tendría que recuperar las competencias de Sanidad, Educación, Cultura y Justicia para garantizar la igualdad de todos los españolesMuchos españoles estamos indignados con Pedro Sánchez por el asunto de la amnistía. Las críticas suelen ser a veces duras y descarnadas. Y no por ... razones jurídicas o constitucionales, sino de índole estrictamente política. Estamos convencidos de que en este asunto de la amnistía Pedro Sánchez ha cedido exclusivamente porque necesitaba los siete votos de Junts para su investidura. En consecuencia, nos molesta que se diga que la amnistía se propone para normalizar la vida política en Cataluña. Nos molesta que traten de engañarnos. Además de que está claro que esa finalidad política no se va a conseguir con la amnistía. Todo lo contrario: los separatistas están crecidos. Y dicen que lo volverán a hacer. Por lo pronto, ya han conseguido humillar a todo el Estado, menospreciando la función de la Justicia, y despreciando a todos los que no somos separatistas y sufrimos tanto en septiembre y octubre de 2017. Podríamos admitir los indultos, porque suponen el perdón a los delincuentes. Pero no podemos admitir la amnistía, porque eso es tanto como el olvido. Y lo que ocurrió en Cataluña en 2017, no se puede olvidar. La amnistía supone darles la razón a los delincuentes, y decir que todos los demás estábamos equivocados; que los que infringieron la Constitución e incurrieron en delitos tipificados en el Código Penal, no eran delincuentes, sino patriotas catalanes, a los que tenemos que ensalzar y pedirles perdón, porque fueron víctimas de jueces represivos... Que no se nos pida, pues, que asumamos que la amnistía es buena, que es hacer de la necesidad virtud. En suma, que no intenten hacernos comulgar con ruedas de molino.
Esta última semana, un amigo mío, militante del PSOE, me ha dicho, en tono de reproche, que la derecha española se dedica a atacar la amnistía, pero que no ofrece ninguna alternativa para Cataluña. Sin embargo, este reproche no está justificado. Porque no es cierto. La derecha política tiene una alternativa a la cuestión territorial; y, más aún, el propio PSOE también la tiene, y no coincide precisamente con lo que está haciendo Pedro Sánchez. Lo que explica la indignación con Sánchez de personajes como Felipe González, Alfonso Guerra y Emiliano García Page. Pero vayamos por partes:
1. La derecha sabe que un cimiento básico de la Constitución es la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. Es verdad que la Constitución también garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que integran España. Pero este reconocimiento exige, ante todo, el respeto a la indisoluble unidad de la nación española, de tal modo que, el que ataca a la unidad española, está atacando a la total estructura constitucional que nos hemos dado.
En 1978 se pensó que el establecimiento de las autonomías iba a satisfacer plenamente a los separatistas vascos y catalanes. Pero el tiempo ha demostrado que no ha sido así. Tanto los separatistas vascos como los catalanes se tomaron la autonomía como una etapa intermedia para alcanzar la independencia de sus regiones. Fueron pidiendo cada vez más competencias y más financiación. Y cuando ya casi ha desaparecido la presencia del Estado en esas regiones, se han lanzado a intentar declarar unilateralmente la independencia. Primero, en el País Vasco, fue el llamado 'Plan Ibarretxe', y después, Puigdemont, declarando unilateralmente la república catalana.
Y, llegados a este punto ¿cuál es la alternativa? Para la derecha, la reforma del Título VIII de la Constitución. No se trata de acabar con las autonomías. Se trata de cristalizar y concluir el proceso autonómico, estableciendo con claridad las competencias exclusivas, intransferibles e indelegables del Estado, y así mismo fijando las competencias de las comunidades autónomas. Con esto sólo bastaría para impedir el progreso de los delirios separatistas. Pero, en mi opinión, el Estado tendría que recuperar las competencias en materia de Sanidad, Educación, Cultura y Justicia para garantizar la igualdad de todos los españoles. Y, en mi opinión también, habría que reformar la financiación autonómica, acabar con el régimen de cupo; y modificar la Ley Electoral, para que los partidos separatistas pierdan peso en las Cortes y lo ganen los partidos de ámbito nacional.
La derecha, pues, sí tiene alternativa para Cataluña, para el País Vasco y para todas las autonomías.
2. Pero es que, además, el propio PSOE también tiene su alternativa. Se trata del documento programático aprobado en Granada. Los socialistas proponen el federalismo. Y bienvenido sea. Todos los sistemas federales son centrípetos e integradores. Por el contrario, el Estado de las autonomías que hemos configurado, es centrífugo y fragmentador, y, tal como está actualmente, nos lleva a la ruptura de la unidad, y, en consecuencia, a la destrucción de nuestra convivencia en paz y en libertad.
Así pues, alternativas hay, en la izquierda y en la derecha. Y no son incompatibles. El PP y el PSOE pueden y deben sentarse a consensuar la reforma de la Constitución. Esa sería la alternativa. Porque el camino de ceder poco a poco a las pretensiones separatistas, no nos conduce más que al desastre.
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