La Feria de hace un siglo
Uno de los platos fuertes fue la exposición de automóviles de ocasión «a la manera que se viene haciendo en otras capitales españolas»
La presentación del cartel y programa de la Feria capitalina de septiembre, induce al cronista a recordar lo acontecido hace cien años, siendo alcalde el ... comerciante Fernando Delmas Giner, y concejal delegado de Cultura y Festejos el humanista Andrés Baquero Almansa, quien 'tiró la casa por la ventana' para reconciliarse con la parte de la población que no entendió la suspensión del Entierro de la Sardina en las Fiestas de Primavera de ese mismo año.
El programa de actividades se presentó a los medios de comunicación el 13 de agosto, tras una concienzuda preparación, anunciándose para el primer día de septiembre el comienzo de la Feria con una gran diana floreada por las calles de la ciudad a cargo de varias bandas de música, y la de Trompetas y Tambores del sexto Regimiento de Artillería. Por la tarde cabalgata y por la noche traca de quinientos metros a cargo del pirotécnico santomerano Ramón Mateo, y concierto por las bandas de Santomera y la Misericordia de la de la capital.
La música tuvo un protagonismo especial en espacios públicos como el Parque de Ruiz Hidalgo, la Explanada del Arenal (hoy Martínez Tornel), la Glorieta y el paseo de la Reina Victoria; actuando por las noches las mencionadas bandas, y también la de Cieza, a la que se esperaba con especial interés. También la pólvora nocturna (plato fuerte entonces), con castillos disparados por el mencionado Ramón Mateo, el murciano Juan García Sevilla y los Hermanos García, de Beniel.
También hubo elevación de globos grotescos, festival de tiro y reparto de bonos de socorro a los pobres
El día 3 llegó la Virgen desde su Santuario del Monte, precedida de más de un centenar de romeros con cañas en sus manos, como entonces era habitual. Por primera vez, el Concejo mandó construir un altar de flores frente a la Casa Consistorial, en la Glorieta, donde descansó la imagen en su recorrido desde el Carmen a la Catedral. Dicho altar se ha venido construyendo desde entonces con carácter intermitente, y sin continuidad en el tiempo.
Uno de los platos fuertes fue la exposición de automóviles de ocasión, en el Stadium de la Condomina, «a la manera que se viene haciendo en otras capitales españolas», que fue de gran interés del público, en unos años en que se comenzaba a imponer el vehículo a motor, del que sólo disfrutaban entonces algunas familias de economía desahogada.
Las corridas de toros también fueron festejos del gusto de la población, con la actuación de diestros como Sánchez Megías, Marcial Lalanda, Antonio Márquez, Algarbeño y El Niño de la Palma, así como de novilleros como los hermanos Manolito y Pepito Megías, que iniciaban a los niños en el gusto por el arte de Cúchares.
Quizás el festejo más esperado fue la Batalla de Flores, que tuvo lugar la tarde del viernes día 11 en el Parque de Ruiz Hidalgo, con desfile posterior de las carrozas participantes por los paseos de Garay y Reina Victoria. Al concluir, tuvo lugar el Baile de las Flores en la terraza y jardinillos del Tiro Pichón.
Otros actos a lo largo del período festivo, que se prolongó hasta el martes 15 con la Romería, como ahora, fueron la dedicación de sendas calles al cronista Joaquín Báguena y al recientemente fallecido poeta Ricardo Sánchez Madrigal. Un Certamen Artístico-Literario organizado por la Asociación de Redactores de Prensa, cuya entrega de premios tuvo lugar en el Romea; la iluminación de la Torre de la Catedral, el novenario y fiesta de la Patrona, y la exposición extraordinaria, en la Catedral, de los pasos de Salzillo que procesionan cada año en la mañana del Viernes Santo. El Casino organizó Bailes de Confianza (a los que en otra ocasión me referiré). La ciudad se engalanó con arcos de flores; los organillos sonaron por doquier, y el 'jad-band' también prestó sus melodías. Hubo concursos de mantones de Manila, de peinados exóticos y de cante flamenco. Elevación de globos grotescos, festival de tiro y reparto de bonos de socorro a los pobres. Cien años después, con motivo del 1.200 cumpleaños de la ciudad, también se anuncia una Feria distraída.
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