Una ficción: ¿qué sería una España cristiana?
Sería esa España del abrazo, de la acogida de las personas migrantes y refugiadas, de alimentar al hambriento y de saciar la sed del sediento
Primero, tengo que decir que no me refiero al nacionalcatolicismo, ese sistema teocrático cruel y dictador, sino al hecho de la expresión «España es cristiana ... y no musulmana». Oyendo esta expresión en un contexto de odio, con mucha carga de violencia y racismo, quiero aportar una reflexión de una situación ficticia porque todo Estado debe ser laico o aconfesional, donde queden garantizadas la libertad de religión y la libertad de pensamiento: el respeto a las personas creyentes, agnósticas y ateas.
¿Cómo sería esa España cristiana?
Sería una España que tuviera como referente el reino de Dios que anunció Jesús, que es ese reino de amor, misericordia y compasión, donde los empobrecidos son los preferidos por el Dios Padre/Madre. No hay que olvidar que la misericordia es tener un corazón lleno de ternura, de fraternidad y de solidaridad, y la compasión significa ese amor profundo y con hondura a todo ser humano sin excepción alguna, sin discriminación ni racismo ni xenofobia ni rechazo al pobre, la aporofobia. La misericordia y la compasión desde el Dios Amor es aliviar el sufrimiento humano y luchar contra las causas, sea personales, institucionales o estructurales, que la provocan.
El Dios Amor nos lleva a generar una sociedad donde nos tratemos desde los derechos humanos, desde la dignidad humana que nos lleva al profundo respeto de cada persona y empatizar con su vida, a pesar de las diferencias y la diversidad, que son buenas. El amor, la compasión y la misericordia están entroncada en la libertad, en la paz y en la justicia de ese mundo que emana del reino de Dios.
La España cristiana sería esa España del abrazo, de la acogida de las personas migrantes y refugiadas, de alimentar al hambriento, de saciar la sed del sediento, de vestir al desnudo, de visitar a los enfermos y encarcelados. No sería la España indiferente al sufrimiento humano o la legitimación y justificación de guerras, violencias, injusticias. Sería la España que rechaza la codicia, la avaricia y la ambición de poder.
Sería la España del perdón y la reconciliación en todos los ámbitos de la sociedad, empezando por la familia, ¿cuántas familias se han roto por las herencias? Sin dejar espacio al rencor, a la soberbia, al orgullo y a la venganza o cualquier manifestación de hacer daño.
Sería la España del trabajo digno, estable y seguro que permita a las personas realizarse, contribuir al bienestar y prosperidad de la sociedad y el cuidado de la casa común, la naturaleza. Sería el trabajo que te permite poner tus conocimientos y tu profesión al servicio del bien común con generosidad, entrega y actitud servicial.
Sería la España que garantiza la igualdad entre hombres y mujeres, que entiende que tiene que haber un sistema de protección social que cubra todas las necesidades en caso de problemas personales, familiares y sociales. Para ello, es necesario un sistema de contribución al bien común, que, entre otras cuestiones, contemple los impuestos como un bien fundamental en una sociedad solidaria y no como un mal menor.
Es la sociedad que hace denuncia profética del uso del poder por estar al servicio de las élites sociales, económicas y financieras y no al servicio del pueblo y, en especial, a ese pueblo de las periferias. Es la sociedad que cuestiona a los poderosos en su afán de acumular y acaparar creando una sociedad de la desigualdad social, excluyendo el verbo compartir.
La España cristiana sería esa España que desenmascara loas, mentiras, los bulos, las noticias falsas para generar odio y agresividad y para cercenar todo lo que suponga diversidad y empatía con el sufrimiento humano de aquí y de allí.
Podría seguir, pero lo dejo aquí, sin olvidar que tenemos derechos y obligaciones como ciudadanía y una de las obligaciones es contribuir a generar una España y un mundo de humanidad. Ese lema de «España es cristiana y no musulmana» no tiene nada que ver con ese reino de Dios del amor, de la misericordia y de la compasión; ese lema se define como la España anticristiana.
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