Estos días de cincuentenario de la muerte de Franco y de la proclamación de la monarquía nos han traído a la memoria aquellos momentos, en ... blanco y negro, para muchos. He leído y escuchado en la pasada semana, y aprovecho para unirme a ello, sobre el recuerdo de esos días.
Para muchos aquel 20N de 1975, en mi caso con 17 años, en primer año universitario, como me recuerda mi compañero de Magisterio Hilario Buendía, teníamos un examen de Psicología y se suspendieron las clases durante tres días por el luto nacional y al tiempo comenzó la huelga de los profesores universitarios no numerarios (los PNN). La muerte del dictador trajo un gran duelo de ebullición, la antesala de lo que sería la Transición, una etapa nada fácil, combativa, donde todo estaba por hacer, por decidir, porque había un hambre de cambio.
El futuro de nuestro país no estaba escrito, dijo Adolfo Suárez al ser nombrado presidente, nos recuerda Pedro G. Cuartango en su columna 'Elogio de la Transición'. Había un mensaje de esperanza, pero también de incertidumbre. Un año más tarde, los españoles votaron en libertad. El 22 de noviembre de 1975, con la proclamación del rey Juan Carlos se inició el primer paso de una carrera veloz para instaurar la democracia en España, en poco más de mil días.
Medio siglo después es muy preocupante que, a 50 años de la muerte de Franco, un porcentaje de jóvenes considere que la democracia es peor que la dictadura. Según una encuesta reciente del CIS, el 17% de la juventud cree que la democracia, que protege sus derechos, es peor que la dictadura que no sufrieron. No olvidemos que sufrimos una dictadura que condenó a la cárcel, al exilio, a millares de españoles y que firmó sentencia de muerte hasta el último momento, sin olvidar que prohibió los partidos políticos, persiguió la diversidad y potenció la inferioridad de los derechos de la mujer y la dominación masculina.
Me entristece comprobar que el olvido, sumado a la ignorancia, se expande y lo poco que hemos enseñado en las escuelas y en los institutos sobre la democracia. Hemos, durante años, bajado el listón educativo y urge desarrollar estos contenidos para combatir la ignorancia.
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