Descubrí a Carrère leyendo Limónov, hace años, y hoy, tras haber leído casi todo lo suyo, siempre lo tengo a mano. Pocos ficcionan tan bien ... la realidad. Cultiva el estilo como nadie: estás leyendo y, de repente, sin darte cuenta, ya no sabes si lo que lees es ficción o realidad. Tan bien eslabonadas están su historias. Lean si no 'El adversario', una joya. Dice el jurado del Princesa de Asturias que le han dado el premio justo por eso, porque «borra las fronteras» entre los dos planos, el real y el inventado. Yo lo celebro, por cuanto este tipo de galardones de cierta solera suelen recaer en autores menos actuales, incluso antañones y poco leídos ya. No sé, quizá es que sus jurados temen parecer insustanciales si se los dan a escritores más modernos, como Carrère. Esta vez no ha sido así. Carrère es uno de los mejores. La prueba: a menudo sus historias sobre gente real son más interesantes que la propia historia. Él lo explica así: «Los personajes son más grandes que la vida». Compruébenlo, léanlo.
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